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Ausente pareces estar. #8

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 7 sept 2018
  • 3 Min. de lectura

El tiempo seguía avanzando,  pero yo parecía una estatua.  Taehyung a mi lado se desinfló dejando caer las bolsas,  yo reaccione y no deje que cayera de golpe. Lo agarre de la cintura y ambos nos sentamos en el suelo. 

—¿Estas bien? —pregunte inquieto por verlo así, el no respondía,  solo respiraba con dificultad cada vez más,  de un momento a otro comenzo a tener un ataque de asma. 

Mi madre también tenía asma,  así que no quedé en shock,  busque en uno de los bolsillos del maletín que cargaba y encontré su inhalador.  

Después de pasárselo,  su respiración fue disminuyendo hasta volverse inaudible, me miro con detenimiento a los ojos y se lanzó hacia mi colocando sus brazos alrededor de mi cuello fundiendo nuestros cuerpos en un abrazo.  Eso si me dejó en shock.  

Mi corazón latio con fuerza,  aun tenía impreso en mi cuerpo las huellas de este calvario que durante un año entero vivió tatuado siendo un amargo sabor de Boca.  Lleno de jeroglíficos me encontraba; y aunque nadie entendiera sus diseños,  no necesitaba que lo hicieran,  leía una y otra vez los pasados momentos que en mi memoria todavía se encontraban. 

Pero,  en ese preciso momento todo parecía olvidarse, solo estaba Taehyung, mi corazón latía por el,  y aún así mis ojos tenían un brillo distinto,  escondí mi mirada en su cuello aspirando el aroma de su cabello, no quería que otros leyeran de ese brillo,  lo descifrado en todo mi rostro por aquel chico que se encontraba tan cerca,  incluso un leve rubor se expandió por mis mejillas.  

Taehyung se separó del abrazó. 

—Gracias,  por el inhalador. —Balbuceo con dificultad evitando mi mirada un poco sorprendida.  

—No hay de que,  lo habria hecho por cualquiera. —ambos nos levantamos del suelo y seguimos caminando hacia el estacionamiento,  la curiosidad mató al gato así que mire de nuevo en dirección al espejo de la tienda y en lugar de dolor, ahora mi rostro estaba ¿Alegre?  

No podía explicarlo,  un artificio de este mundo flotante,  es igual de cambiante como la Luna en su orbita,  un día es creciente y al otro se esconde.  

Sin nada más que piedras a mis pies, andando antes de que pronto también se desvanecieran del todo los deseos y la fe que mantuve hasta que no me quedaron más que cenizas, estuvieron vacilando mis pensamientos mirando al cielo omnipotente.  

Ayude a Taehyung colocando las compras dentro del maletero,  nos subimos en silencio al auto; y en todo el trayecto no hubo ninguna palabra entre los dos pronunciada que explicara lo sucedido,  la tensión podía cortarse como un hilo listo a tejer.  Pero ninguno de los dos se atrevia a decir algo.  

Subía los peñascos de la montaña a tropezones,  el aire se acababa con cada paso,  pero no quería alejarme.  

Logre vislumbrar una salida pero seguí el camino y no me salte ningún atajo.  

Quería ver de cerca los tantos misterios que guardabas en los cerrojos de esta ausencia sin habla.  

En nuestros sueños ninguno de los dos estaba siendo presente, cambiaste de planes y arrancaste nuestros indicios de una vida juntos, no te importó y a mi me duele ignorarlo. Fueron años despediciados.  

Estaciónamos,  bajamos las bolsas del maletero, subimos a nuestras habitaciones y Taehyung se encerró en su cuarto sin dirigirme una sola palabra.  

Pronto se había vuelto un tira y floja este sentimiento que había arrojado al mar de sus atenciones.  

¿Seria correspondido?  

O solo ahora que ya podía sostenerme de esta agónia,  se alejaría de nuevo descartando toda posibilidad de tenerlo junto a mi.  

El dolor se bebé nuestra sangre cuando el peso del eco sobre nuestros años pasados agoniza nuestra alma. 

La pesadumbre alarga las horas del tiempo; por que no existe motivo que valiera dejarlas pasar.  

Bajo la luz de miles de estrellas,  cuando se hallan borrado nuestros nombres de la arena,  espero aún recuerdes el sabor de este amor que sentimos los dos.  

Llevo el ropaje de la noche que esconde mi figura,  pero no temo me encuentre el cansador de estos desventurados amantes.  

Un largo suspiro sale de mi boca,  dejó las bolsas en el suelo y me dirigo a mi cuarto. 

Dormir no ayuda,  si tú alma es la que está cansada.  


 
 
 

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