Se abre el Telón #Penúltimo
- Mellower Fanatic

- 22 ene 2019
- 10 Min. de lectura

3 meses después
Caminaba a tientas, tenía los ojos vendados, no sabía a que lugar iba con exactitud; tampoco recibí mucha información por parte de quien ahora me guía. Solo tengo a mi disposición el vacío de mis palmas cuando tratan de al menos aferrarse al infinito. —No hagas trampa. —No lo hago. —Ya pero en enserio—. Se planto enfrente cubriendo con sus dedos el pedazo de tela negra con algo de fuerza y así asegurarse de que yo no tuviera oportunidad alguna. —Te dijo que no veo nada—. Palpe su cara como lo hace un ciego cuando quiere conocerte, su memoria se activa recreando un rostro único para cada persona que se le acerca, pude sentir con la frágil capa que forma mis huellas dactilares su rostro contornado formando unos hoyuelos. —Ya pues, sigamos —tomó mi mano para que continuará caminando. Tenía cuidado de los escalones o de alguna pared. —Ya casi llegamos — susurro en mi oreja causando escalofríos, me emocionaba saber a donde iba, pero solo hasta que el me diera permiso podía quitarme la venda. Había llegado corriendo a mi habitación con ella en las manos. Estaba leyendo un artículo en Internet cuando su voz sonó ahogada y ronca. —Quiero que vengas conmigo, quiero mostrarte algo. —Esta bien. Acepte dejando a un lado la computadora. —Quiero que uses esto. Me entregó el sedoso fragmento colorido de negro. El lo sostuvo en alto esperando que aceptara, lo deslizó cubriendo mi vista haciendo que mis poros se erizaran con los toques. Dudé al principio pero me deje llevar, ahora sólo tengo mis otro sentido para tener un adelanto. Un par de cuerdas comenzaron a girar, el rechinido me puso alerta. —Cálmate — presionó mis hombros.—Escaleras —aviso esperando a que logrará subir un escalón tras otro. Avanzamos unos pasos más atravesando una especie de telón, sentía que estábamos adentrándonos en algo mucho mayor, estaba siendo parte de un espacio pequeño a como mi corazón pálpito acelerado creyendo saber el tipo de suelo que mis pies rozaban. Repite con dificultad tomando un gran bocado de aire para encontrar esas mariposas en la boca del estómago. —Ya Hemos llegado, aun no te quites la venga, quédate aquí, — bajo mis palmas abiertas para colocarlas a ambos lados de mi cuerpo en símbolo de espera —; vuelvo pronto. Deje de percibir su aroma. Se esfumó como su un rociador lo ahuyentara. Me concentre en el desconcierto que me provocó estar en medio de la nada más aún así con la certeza a algo especial. Un mar de siluetas se movían. Eran unas sombras. Cerré los puños cuando unos pasos se acercaron pero no llegaron hasta donde encontraba indefenso, se detuvo a media marcha y luego silencio. —Puedes quitarte la venda — fue su voz desde algún rincón. Despacio me deshice de ella aún con los ojos cerrados, le temía a algo, sabía que debía girar; pero no lograba mover un músculo. —Puedes abrir tus ojos. —de nuevo. Lance un resoplido haciéndolo, me adapte a las luce del techo que iluminaban la tarima. Estaba en el Teatro Whitehead, donde se presentó por primera vez antes de ir a Busán. Solté una carcajada extasiada. Los asientos estaba a pos de mi donde en pocas horas sería lleno de personas dispuestas a escuchar las sinfonías de este paraíso. Era increíble estar en ese lugar. Busque a Jungkook con la mirada pero no estaba sentado en ningún lugar disponible, di media vuelta encontrando un enorme telón extendido con algo escrito sobre el. "Quiero Despierta todos los días viendo tu rostro" Luego se abrió de par en par dejando verlo con un esmoquin negro, su sonrisa y un ramo de Rosas Rojas en una de sus manos, la otra la tenía guardada en un bolsillo de su pantalón elegante. Camino sin dejar de verme a los ojos con una sonrisa ladeada tan propia de su estilo, como si tuviera un tesoro escondido me aferre a esa tela que antes estaba en mi rostro con cada paso que daba. No lograba sacar las palabras de mi garganta, parecían negadas a dejarme responder. Cuando ya no había distancia entre los dos suspiro. —Tae yo; parece que esto fuera una locura más estoy seguro de lo que me hace falta en la vida, dirás que llevamos poco de conocernos más no es así, desde antes ya habíamos hecho contacto... Cuando tropecé nadie se atrevió ayudarme, solo tu me tendiste la mano a pesar de no tener obligación que te impulsará a hacerlo; nunca podría expresar como me siento de haber tenido otra oportunidad en el mundo de conocerte, me ayudaste a superar mi camino cuando estaba perdido, soportaste cada uno de mis delirios por que tuviste lo que nadie tuvo referente conmigo....— alzó el ramo — Fe. Quiero estar contigo siempre, —Saco una pequeña caja azul del tamaño de una pelota de Ping Pong, desplegó la parte superior descubriendo un hermoso anillo plateado con el interior bordeado con un hilo de oro y Rubí, la inscripción dentro tenía nuestros nombres, me entrego el floral hincándose en una pierna, mis manos temblaban. —No soy un hombre perfecto, pero a tu lado quiero ser el mejor, Kim Taehyung, ¿Te casarías conmigo? Asentí. No podía si quiera pesar en negarme. Luego de que mi mano fue ocupada por su tacto al hacer un pactó me puse su altura. Toque su mejilla dejando caer una lágrimas de felicidad. —Con cada vacío en mi pecho te amo, puede ser una palabra hueca, mas lo que siento cuando te veo es una eternidad plena... Y aunque alguien diga lo contrario, puedes contar los día en que siempre tendré mis ojos en ti, —no podría evitar que volvieran a cristalizarse — Amarte es un piano, un teatro, un regalo... Un millar de momentos donde aunque el tiempo nos olvide, quedaran como recuerdos, pensaré cada que salga el sol en siempre recordarte quien eres en realidad, por que nunca existirá nadie como tu; todos estos años fueron como un día, pero contigo los días se vuelven años y dejarlos pasar sería un pecado. —Te amo. Encendí el vídeo desde antes que el Show comenzará, todos se enteraron de lo que iba a suceder esta noche. Los medios explotaron, pude salirme con la mía, al principio se molesto por que su gran entrada debía feudal, más junto a Hoseok me ganó la curiosidad. Ya no podía esperar, mientras seguía practicando y Yoongi hablando por teléfono, nos dirigimos a la gran empresa de noticias. The New Tomes Bill. Pedimos cita y entonces el reportero casi se cae del asiento. No mucho después de que salieron camino a casa en una televisora pasaron la buena nueva, me detuve a ver como sostenía el micrófono preocupado de que la lengua no se trabara. Me reí por la emoción que desprecia su quijada. Entonces al girar el pomo de la puerta un mal carácter me detuvo. —¿Como esta eso de que ahora todos saben que voy a presentarme? —Bueno... —Yo no quería traer a la prensa pero ahora esta fuera de la casa pidiendo explicación alguna. —Yo... —Pretendía tener una última presentación más ahora debo lidiar con ello —señalo una de las ventanas donde tres Flash eclipsaron la Sala de estar. —Pensé que... —No Tae, habíamos queda en algo, —salió enojado directo a su habitación. No creí conveniente seguirlo, espere a que Cámara para poder hablar, aunque mejor me quedé a organizar la campaña y todo lo necesario para traer su instrumento y el número de personas que lograrían entrar al lugar. Dentro de una semana estarían a la venta los tiquetes. Permaneció callado conmigo unos días pero no le rogué dejando en claro que no estaba ahí para lanzarme a sus pies cuando quisiera. Solo me arrodilló para orar. Estuvo desconcertado, no hablamos pero entendió que nada pasaría por mi parte. Lo ultimo que supe era que ahora estábamos comprometidos. Todos asistieron al teatro, reservamos la primera fila para Jin, Yoongi, Cristy, Ray, Boom, Hoseok, su familia, Jimin y su madre. Mis padres estaban trabajando, Namjoon no se hizo presente, por parte de Hoseok creo que vendría. Más algo raro estaba pasando con ello. No me quería preocupar en ese momento tan importante, deje a un lado la gigantesca Cámara de una reportera y grabe todo con lujo de detalle. —¿Trajiste la Cámara que siempre usas? — golpeo mi hombro Hoseok en palmadas cortas. —Si. —¿Me la prestas? —Esta en el maletín — se lo entregue. Igual que en mis sueños llegó el compositor. Los aplausos se elevaron, Jeon se mantenía sereno concentrado en su piano. No tenía idea de que sería su última presentación. Yo tampoco guarde los ecos de sus palabras cuando lo digo, cada uno de los comensales reunidos veía con asombros esos acordes ya pasados. Toda la noche solo se escucharon sus interpretaciones. Al terminar el gran telón cubrió al hombre cuando hacia una reverencia. —Sigue siendo igual que antes —habló una voz en mi dirección, al volverme la ví a ella. —Chica de la revista —la salude inclinándome para poder acercarme más. —Tenías razón cuando dijiste que el regresaría —; sonrió mostrando sus dientes blancos, llevaba puesto un vestido brillante con escote decente y lentejuelas blancas. —Estas muy linda. —Gracias —, se ruborizo. —Tenía fe —. Me refería a lo dicho en el autobús. —Pues tu fe mueve montañas. —Solo lo crees y sucede. —Tal vez, espero verte pronto—. Se retiro se la mano con un chico elegante que la esperaba en la entrada mientras hablaba con una señora la cual la llamó con un movimiento de su mano derecha. Me quedé con los chicos y un remolino de vestidos que al salir pidieron ser cargadas. —No sabía que era pianista —. Fue la primera en hablar Cristy que llevaba un vestido blanco con líneas azules brillantes, la sostuve en mis brazos haciendo que sus zapatos a color se balancearan constantemente. Boom tenía uno color verde claro y lazos amarillos por los alrededores, una diadema con Esmeraldas en sus cabellos sedosos que combinaban perfecto, se sostenía de mi cuello para lograr mantenerse en el aire una a cada lado de mi torso. —Yo si lo sabía —. Confeso. —¿Como? — hablaron entre ellas. —Por que tiene mano de pianista, me lo explicó mi mamá. —¿Como son las manos de un pianista? —Son... — quedo callada. —No lo sabes. —dijo indignada Cristy. Ray estaba al lado de Yoongi ambos cogidos de la manos, camine hacia ellos que hablaban absortos de nuestra presencia. —Hola hermano, Hola novia de mi hermano. —¿Ya le vas a dar un anillo? — intervino Cristy ganándose una risa por nuestra parte. —No, aun no —le respondió Suga. Ray me dio un beso en la mejilla. —Hola cuñado. —¿Que les pareció la presentación? —Solo puedo decir que tu chico es increíble —. Oprimió un botón de mi camiseta dejando marca. —Gracias por el halago —. Reitere viendo hacia arriba de ese gran conjunto de cuerdas y árboles muertos. De entre los sepelios verdes apareció como una revelación el gran chico del cuento. El cazador del lobo en Caperucita. Con sus manos en los bolsillos me sonrió desde que salto del primer piso a donde todos en círculos compartíamos conocimiento de la música clásica. La madre de Jimin y Hoseok no dejaba de felicitarlo por su talento. Abrumado de tantos abrazos y besos yo intervine dándole su hija a La señora Jung y Boom a Hoseok. —Eres un chico muy talentoso —seguían.—Llegaras muy lejos querido—Volvió a besarle una mejilla. —Me retiro, ¡Adiós! Gracias por invitarnos —Salieron de la gran casa de Zeus. Las niñas le mandaron un beso volador a Jeon quien se los devolvió. Pasado eso me abrazo sollozando queriendo no ser tan evidente, se sacudía con mutuos sosegados provocando que el ruedo se silenciar, les pedí con señas que siguieran hablando en tanto yo lo consolaba sin decir nada más que sobar su espalda con intención de demorarse en extenderse por ese mar. El anillo quedó a la vista sorprendiendo a todos, no me di cuenta de ellos hasta que Yoongi alzó mi muñeca haciéndolo más visible. —¿Que es esto? —¿Un anillo? —le contestó Hoseok. Suga lo fulminó. —Se lo que es un anillo de compromiso cuando lo veo, lo que quero saber es, ¿por que lo llevas en tu dedo? —Quiero casarme con Tae —; se interpuso Jeon secando sus lágrimas. —Aun son muy jóvenes —. Opinó Jin quien no dejaba de ver la sortija. —Si, pero no ahora, —continuo— en cuatro años llevaremos acabo la ceremonia, Quiero trabajar más reanudando mis presentaciones seguidas en Busán y otros países para así poder ahorrar, Tae es menor de edad. —Ósea ilegal — canturreo J en broma. Yoongi lo golpeo. —Cállate. —Como decía, me pareció propio el día de hoy pues es cuando todos nos reunimos a darle un nuevo comienzo a todo. Cada uno ahora está en un nuevo plan —Señalo a Ray, la cual su sonrisa creció más de la cuenta. —Pues yo si estoy emocionada por eso, ¿Ustedes no? ¡Nunca he ida a una boda Gay! Será increíble —se puso en medio abrazándolos sin dejar de asustarnos. —Pues ya que. —Aceptó Suga —¿Se lo has contado a mamá? —Ella ya conocía mi amor por Jungkook, seguro le encantara —. Encogí mis hombros. Jeon me dio un beso en los labios fugaz causando gritos femeninos que resonaron en todo el Local. —Debemos ir a algún lugar para celebrar —Se colgó del cuello de Yoongi, el le rodeó la cintura rozando sus labios por su frente. —Tienes razón. —Aplaudió Hoseok, —Vamos a... Nos quedamos esperando pero no término la oración, dentro de su cabeza los sitios seguían pasando como un mapa desplegable, y al final terminamos por simplemente ir a comer algo. El mejor festejo fue haberlo escuchando tocar de nuevo. Con ayuda de una mesa con ruedas llevamos el piano de Jeon a la casa; cabía perfecto en la planta inferido donde se ubicó al lado del que había comprado. —¿Alguna vez tocaste piano? — pregunto de pronto en tanto cargábamos su precioso escalones abajo. Me lo pensé aprovechando los tres más pendientes que nos faltaban. —La verdad no, Yoongi siempre lo hacía cuando yo me sentía enfermo y demás.—me estire doblando mi cuerpo en dos para deshacerme de los nudos y el dolor de espalda que se apoderó como ventaja de la carga que llevamos. —Yo te enseñare—; se sentó en la butaca palmeando el lado para que yo lo ocupará. Sin Chistar hice caso. —Primero debes familiarizarte con las teclas, no tengas miedo, ponlas ahí —. Comenzó a hablar, olvido que era su pareja tratándome como todo un estudiante novato. —Entonces Do, Re, Mi... — se oyeron los altavoces al pie del ritmo. El marcaba el compas con un pues y yo presionaba los blancos pilares. —Re, Re, Do, Fa... Muy bien, Sol, Sol —. Pasamos a los agudos. No era difícil. Logre tocar parte de una canción. Al día siguiente el Mundo de Corea esperaba al gran Jungkook para ser oído por todas las ciudades que conformaban la metrópolis. La arena comenzó a contabilizarse. Al otro lado del polo una mano se movía inquieta tarareando sobre la superficie de una ventaja sin intenciones de detenerse, la espera de ese alguien solo se demostró cuando sus pies se movieron de un lado a otro por la Sala llevando su cuerpo con nerviosismo extremo. Tuvo deseo de salir a verificarlo por si mismo pero las órdenes que le había dado eran de quedará en la casa hasta nuevo aviso. Un carro se detuvo en la entrada de la casa, una mujer de bajo del copiloto junto a un hombre pero tras cerrar las puertas la inquietud solo se confirmó. —Esto no me gusta —. Susurro el joven viéndolo desde el ventanal que iluminaba toda la Sala. La mujer entró suspirando, una gran nube de humo salió disparada. Los dos sujetos tenían ensombrecido los semblantes. —¿No llego? — se les acercó, ambos negaron. —Tu hermano no bajo del avión. —respondió la mujer. —Kim Namjoon no volvió. —reitero. Mike Pence saco su teléfono, marco el número de Hoseok esperando obtener respuestas.










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