Volver a la Cima #59
- Mellower Fanatic

- 20 ene 2019
- 11 Min. de lectura

Tras regresar del emotivo encuentro, los chicos dejaron a las niñas en sus casas, Jimin recibió una llamada en tanto estaban en el bar por tanto debió excusarse más pronto, se llevó a Cristy y Yoongi. Una sonriente castaña se subió al auto despidiéndose con la mano de forma eufórica repetidas veces, miro a Suga con complicidad y se subió de copiloto. Yoongi iba nervioso, se le notaba por el movimientos contante de la pierna derecha más aún así accedió. Boom fue llevada por Hoseok quien conocía mejor que nadie donde vivía, agotados de la tarde llena de sustos por los Juegos automáticos, pagaron la cuenta de las bebidas regresando a la carretera. Seok Jin espero en la casa de Tae el auto que tomó Jimin y así regresar a Busán. —Fue divertido pero debo regresar. —Un gusto conocerte. —Lo mismo digo Hermano. —Que te vaya bien — lo abrazo Kim, unos bocinas se oyeron así que se retiró de la Sala para emprender vuelo del nido. Pensaron que Yoongi iba con ellos pero no se apareció en toda la noche. —Ya es muy tarde. Se quedaron a esperarlo, pero a medida que los minutos pasaban entonces la preocupación llegó. —No te preocupes, esta acompañado. — Fue a su cuarto para cambiarse la ropa. Tae que esta indeciso sobre llamarlo o no, optó por irse a lavar la cara y hacerlo en la mañana si aún se encontraba fuera. Cuando estuvo por abrir su puerta del cuarto Jeon se le acercó. —¿Necesitas algo? —No, he encontrado lo necesario—; dio otro paso acortando la distancia. Por Instinto este retrocedió; El músico al darse cuenta buscó otra táctica. —Has sido se gran ayuda para mi, quería darte las gracias. Su espalda se relajo. —Tu eres mucho más de lo que los demás dicen, buscaba la forma de hacerte sentir cómodo, no quería que te decepcionaras de mi, por eso me negaba a hacerte caso, no creo ser capaz de luchar. —No quería que lo hicieras a la fuerza, pero estoy seguro de que podrás superarlo, vivir sin olvidar; pero también recordando sin dolor. —Eres fuerte. —Lo seremos. El pelinegro lo rodeó aprisionado sus músculos en un abrazo, tras separarse Tae creyó era todo, pero con rapidez sujeto su cara para tener la inmóvil y así poder besarlo. Fue rápido, algo fugaz, efímero; pero la capa rosada que beso se activo volviendo sus mejillas coloradas. —Que descanses —; palmo su pecho dejándole una fotografía en ella. Kim la sostuvo antes de dejarla caer viendo de que se traba casi que de inmediato. Era Jungkook, estaba sonriendo mientras veía su perfil que estaba preocupado por sus hijas. No le apartaba la mirada en ningún momento. Un cosquilleo en su estómago lo hizo regresar a la realidad. Volteo la capa blanca encontrando una inscripción. "Volveré a tocar, gracias a ti" Miro hacia la puerta de la habitación opuesta que ya estaba cerrada, suspiro tocando sus labios. Se llevó la foto, consigo en el corazón siempre. Balbuceo una palabras dormido, su cuerpo al sentir el cómodo colchón dejó de quejarse. En las dos habitaciones de la casa aguardaban dos sueños, eran como palma con palma aguardando en oración, pidiendo ruegos de ver pronto la luz del Sol. Un trágico instinto poco propicio de los nubarrones en la esfera que lagrimearon más nadie los sucumbió. Kim y Jeon sonrieron en medio de su locura entendiendo que algo más grande se aproximaba. En su diario junto a la nota coloca la foto. Lo guardo en uno de los cajones pero le puso candado, era momento de dejar esos años. Ahora todo sería diferente. —"Ya no hay vuelta atrás"—pensó. Ya cada uno de ellos había crecido, madura y superado. No necesitaba ser recordado todo el tiempo de su diagnóstico, emprendería sabiduría, deseaba recordar su vida como algo inexplicable, que logró ir a todos lados ; superar sus miedo. Deseaba vivir, si alguien más se enteraba lo obligarían a sobrevivir, no quería eso. La emoción era tan grande que se empeño en alterar su sistema, recordó las palabras del doctor, debía estar sereno. Un ataque de asma leve se desarrolló en sus pulmones. Uso en inhalador en pequeño sorbos controlándose; estaba extasiado y había sido un problema. Pero se concentró relajando los músculos, cada parte atrofiada la estiró sin poder dejar de sonreír. Tuvo que bajar a la cocina por un vaso de agua cuando en eso llegó su hermano. A tropezones metió la llave que le fue dada esta mañana para que cerrará con seguro y llegó a la Sala principal. No se dio cuenta de su presencia, se tendió en uno de los sillones comenzando a roncar. Tae alzo las cejas asombrado pero término de tomar su vaso para traerle una cobija ya que el frío era aterrador en las noches. Se sentía culpable al verlo en ese Estado de los años que perdieron por hacerse los difíciles, no complementaba el hecho de que debiera haber habido distancia entre sus brazos. No sabía que más hacer para recuperar eso minutos, solo seguir y esta vez no desperdiciarlo más. Ellos contaban con que siempre lo verían, tuvo unas inmensas ganas de llorar pero se contuvo. —Me conformo con seguir en sus corazones — murmuro. Cubrió al desastre que ahora era una maraña de cabello sin remedio y ropas desechas, Trato de quitarle la chaqueta notando un beso con labial rojo en su cuello. —Hermanito —bufo aguantando una irás, Jungkook bajo las escaleras notando a su amigo inclina en lo que parecía ser una versión mal hecha de Yoongi. —¿Sucedió algo? Se acerco con precaución pues hace unos segundos los chicos se habían besado. Dejando de lado la incomodidad Kim pasando de largo lo hizo sentir a gusto. —Parece ser que ha tenido una aventura interesante —señalo los labios. —Oh, esto se pondrá bueno,— percibió un olor así que comenzó a olfatear, arrugó la nariz cuando descubrió la fragancia —Huele a perfume de mujer mezclado con alcohol. Tae olio. —Si, tendrá una buena resaca mañana. —Y que lo digas, será divertido preguntarte mientras tiene cara de muerto y trata de mantener la cordura. Kim lo golpeo levemente. —Ya no te rías. —Pero es que hasta mi cuarto pude percibirlo, no creo sea buena idea dejarlo en el sillón, después tendrá dolor del cuello. —Tienes razón, ¿Pero donde podríamos dejarlo? — se levantó — creo tener colchonetas para que duerma en mi cama. —No es necesario — lo detuvo de la muñequera, los ronquidos se instalaron en toda la Sala, desprendía aliento de muerto — Ugh, será mejor que duerma en tu cama y tu duerme conmigo. Tae abrió los ojos, vio a su hermano, vio a Jungkook, a su hermano, a Jungkook. —Esta bien —aceptó a regañadientes; entró los dos cargaron el cuerpo pesado casi muerto subiendo las escaleras con gran esfuerzo. —Se me resbala. —Aguanta ya casi. Unos dos escalones más. Lo dejaron caer en el colchón donde el solo se acomodo, le dejaron la ropa que traía cubriéndolo con las sabanas que había traído Tae. —Duerme bien —; le dio un beso en la frente, tenía la boca abierta así que se la cerro con cuidado. Camino hasta la siguiente puerta con timidez ignorando el hecho de que ya conocía ese lugar. —¿De que lado de la cama quieres dormir? —Eh. Cualquiera. Jeon no tenía puesta su pijama por lo que pasó a cambiarse bajo la vista del joven. Decidió darse la vuelta para no poder verlo, un espejo de cuerpo entero frente a su cara dejaba ver los músculos que tenía, traba de ver a otro lado pero sus ojos se desviaban como si fuera un campo magnético, optó por acostarse, tenía puesta su pijama de arte abstracto poniendo la cara contra la almohada. Fingió dormir en tanto pasaba el ritual. Jungkook se acostó, sintió como un nuevo peso se hacia con el espacio desatendiendo las Sabanas, lo cubrió con uno y el uso otra; dejaron un gran campo entre sus cuerpos mientras aún eran consientes. Tras dejarse vencer por el cansancio se dejaron llevar por el mundo subterráneo que descansaba una vez sus párpados se cerraban. Un somnoliento y crudo Suga se levantó de la cama donde había despertado, no lograba reconocer ninguno de los extremos que formaban la habitación, lo último que recordaba era haber llegado a la casa donde vivía Cristy; habló con Ray, salieron un momento a comer algo, le dio un beso, después el se fue a tomar unas copas para despegar esa mente maestra que lo atormenta. Nada parecía encargar con el hecho de despertar en ese lugar, miro las paredes color crema, las fotos extendidas por una mesa de noche, su vista era borrosa, trato de aclararla sobándose los ojos con fuerza, por poco y se hunde las córneas en el cráneo, parpadea contables veces sintiéndose más despegado. Suspiro con alivio al saber de quien pertenecía ese rostro sonriente. Era su hermano. Miro su ropa, era la misma de ayer. Olían a cerveza, se avergonzó por permitir que lo vieran en ese Estado. Un pitido sonó de la chaqueta que le fue quitado y descansaba en el suelo de mármol otoñizo. La levanto deduciendo que se trataba de su teléfono móvil; dirigió sus manos a los bolsillos localizándolo rápidamente. En el identificador apareció el numero de Ray. —Ay no —; desprendió un murmuro lleno de burbujas malolientes. Se tapó la boca soplando como si se tratara de una prueba alcohólica. Tenía el olor a carne de res mezclada con Shots de tequila y Limón lleno de vinagre. Frunció el ceño. Necesitaba urgente un cepillo de dientes, su cabello estaba enredado, las mejillas de su rostro era la metalización de un tomate vivo. No era su mejor aspecto. Se concentró en el intenso sonido del aparato que no dejaba de intensificarse. —Ya que —, se decidió al final por deslizar su nombre para contestar. —¿Bueno? —¡Yoongi! — respondió una voz infantil del otro lado de la línea, parecía que su cuerpo se dispersaba. —Cristy que alivio. —Hola. —Hola, espera, ¿Como es que me llamaste? —Le quité el teléfono a mi hermana, sigue profunda, así que fue fácil. —Ya veo, ¿No tienes clase? —Si quiera ¿Sabes que hora es? Yoongi despegó el teléfono de su oreja para ver el reloj. La 1 de la tarde. ¿Tanto había dormido? —La una de la tarde —. Contestó por si sola más su amigo con cabello verde ya no le estaba prestando atención. —Yoongi —¿Eh? —Quería saber si ya le diste el anillo a mi hermana. —Aun no pequeña, pero pronto — lo bueno ese pronto era lejano—primero debemos ser novios, si la relación funciona entonces le daré un anillo. —Ah, esta bien, ¿Ya son novios? Yoongi cerro los ojos. —Todavía no. —¿Entonces que hicieron ayer? —¿Comer? —¿Por eso mi hermana traía una sonrisa en la cara? ¿Solo por comer? —Si, exacto. —Vaya, que raros son, mi profesora me había dicho que eso sucede cuando les dan un anillo. Genio. —Tu profe debió confundirse. —Si, ¿Puedo hablar con Tae? —¡Cristy! ¿Que haces con mi teléfono? — se oyó a lo lejos una voz. —Me tengo que despedir, adiós Yoongi. — colgó sin dejarle responder. —Adiós —. Le hable al metal muerto. Lo lanzo al colchón dispuesto a pedir una taza de café para lograr quitarse el dolor que le taladraba la frente. Al salir de la habitación noto desierta la planta principal. —¿Abran salido? — miro en toda dirección, desde el día anterior nadie parecía haber tocado ningún meñique de toda la casa. La tetera no estaba puesta y las ollas seguían impecables. Yoongi se encogió de hombros dispuesto a prepararse su café cargado. Durante unos minutos donde esperaba a que comenzará el proceso de conversión siguió inspeccionando por si no se encontraban encerrados en alguna parte. Se decidió por la habitación del músico en última y desesperada opción de saber donde se encontraba atrapado su frágil muñeco de cristal. La puerta estaba entreabierta, puso un ojo entre el espacio que había esforzándose por calmarse de no alterará sus emociones por si encontraba alguna escena indecente. Con fortuna no pasó, solo vio a su hermano profundamente dormido en tanto una de sus piernas estaba sobre las nalgas del inquilino y uno de sus brazos lo rodeaba. En completo desasosiego por saber que se encontraba en una pose caótica. Entró con cuidado. Luego de estar lo bastante movió sus pies. Se quejaron al principio, luego de insistir abrieron sus ojos encontrándose con otro par. Se tardaron unos nanosegundos en entender el espacio que compartían. Tae miro a su hermano el cual tenía las manos cruzadas en su pecho. —Buenos días hermano— sonrió. —H-H-Hol Buenos días —; trago saliva. —Estoy preparando café, les traeré un poco. Salió riéndose por dentro. Kim volvió su rostro notando ahora el de Jungkook. —Si eres tan amable podría quitar tu pierna. —S-Si. —Gracias — se dio media vuelta volviendo a quedarse dormido. Tae salió de la cama comprobando que aún tenía su ropa puesta. —No exageres Taehyung, no pensaba violarte—. Ronroneo como gato debido a su boca medio cerrada medio abierta. Hundió toda la cara en la almohada dejando que las sabanas se removieron y descubrieran su espalda desnuda. Eso lo desconcertó. —¿Tu duermes sin camisa? —¿H-hum? — levanto la cabeza, le señalo el torso—¿Tu duermes sin camiseta? Se vio a si mismo, buscó con la mirada pegajosa por las legañas el complemento de la pijama. Estaba en el suelo. —No, pero tienes suerte que esta vez fuera la camiseta. —Claro — se apresuró a salir, luego algo lo detuvo. Comenzó a gritar. —¡Jungkook! ¡Volverás a tocar! — cayó sobre el saltando en el colchón elástico. —¡Si! Me lo dijiste ayer, bueno no me lo dijiste, para eso se necesitan palabras y no usaste en previsión palabras, pero estoy muy emocionado por eso, lo escribiste en la foto que me diste el día ayer; ¡Volverás a tocar! —Uhhh — renegaba tratando de cubrirse pero era cosa imposible de realizar, vio a su compañero sentarse en forma de indio una vez dejó de usar su cama como un inflable, despegó sus pestañas revolviendo su cabello. —Debemos decirle a los medios para que anuncien tu presentación, — sus ojos brillaban. Jungkook río dejando achinado los párpados. —Creo que no es prudente hacerlo amor. La palabra se le escapo. —¿Que? — se sonrojo. Jeon hizo lo mismo quedando frente a frente, se inclinó tomándolo por los hombros, esta vez no hubo rechazo de su parte, lo ánimo a seguir. —¿Tu me apoyadas cierto? Asintió —Bueno, entonces... Si, el músico más joven de la historia musical en Corea va a regresar... Será discreto, quiero hacerlo pero si tu estas conmigo —, beso la comisura de sus labios en un toque dulce, una presión de 5 segundos. —¿Me ayudaras? —Esta bien. Lo abrazo. —No puedo creerlo— manifestó Yoongi con una bandeja en sus manos y dos tazas de café. Los chicos se separaron despacio. —Voy a hacerle creerme a mi cerebro que no vio lo que creo que vio, aquí está su café. Los dejó en una mesa de noche que estaba llena de páginas en blanco esparcidas. —Tu no te salvas, ¿No crees que no nos dimos cuenta del beso con labial rojo que tiene en la nuca? — los acusó el chico Moreno sin camisa. —¿Beso? — arqueo las cejas. —Así es — se le acercó Kim. —Aquí esta— lo dirigió al espejo dispuesto a mostrarlo. —Oh vaya — se desabotono para verla de cerca. —Y tiene una nota. —¿Que dice? — noto su café. —Dice "Maneja con cuidado" —Simpática la chica, me cae bien, se preocupa por ti. —Maneja con cuidado, maneja con cuidado, — dio vueltas en la habitación repitiendo la frase. —¡Pues claro! — corrió fuera dejando a los chicos desconcertados. —¿Le entendiste algo? — se terminó su café. Tae negó con la cabeza —Absolutamente— lo siguió con la mirada. Con una toalla en sus caderas se dedicó a recoger el desorden que era su cuarto, parecía que un huracán hubiera llegado a resolverlo roto, las gotas de agua caían de su cabello mojado dejando un rastro a donde se dirigía. Primero se encargó de secarlo. Luego de desayunar vio por una ventana que daba al patio los movimientos nerviosos que hacia Yoongi como remover la tierra con uno de sus pies, también se reía por instantes. Cuando lo vio espiándolo no le importó. Decidió dejarlo y planear el regreso de lo que sería esta nueva rebelión. Jungkook había salido dispuesto a ensayar en su piano, se llevó el auto aunque su casa no estaba lejos. Suga regreso a pie. Por eso se demoro. También le bajo la resaca. Jimin se lo llevó en el auto de Jin, en tanto yo me llevaba el suyo y lo dejaba en el garaje completamente a salvo. Decidí comentarle del plan a Hoseok, estaba dispuesto a ayudarme con todo lo necesario. Aunque tuviéramos todo listo aún debíamos esperar a que el anfitrión lo decidiera. Alrededor de tres meses más unos lustrados zapatos negros caminarían por el escenario mientras los aplausos se elevan, tomara lugar donde cada latido se expone, las teclas se moverán, bailarán de nuevo por el aire dejándonos oírlas. Y unos labios cantaran. Si me preguntan. —¿Estas emocionado? Diría: —¿Emocionado? No, Orgulloso.










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