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Hyung #16

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 19 sept 2018
  • 4 Min. de lectura

Podemos creemos capaces de amar,  pero solo nos engañamos teniendo que escoger entre una falsa cara bonita y el frío suelo del lugar donde el sueño vence, recordando cada noche lo solo que estoy,  el amor le da caridad al corazón cuando en realidad ignora las llamadas que hace ese espacio vacío en el pecho provocando que cada Crepúsculo lágrimas broten mojando nuestros párpados.  

Terminamos cayendo en un puzzle y nuestra ficha no llena ningún espacio,  el rompecabezas lo formamos nosotros solos queriendo dejarle un final feliz para quien no lo merece.  

¿Seremos nosotros esos personajes tan rotos? Una emoción que ninguno de los suyos supo retener,  solo brillo este amor el tiempo que la noche se extendió en el aire.  

¿Que tan buenas son las novelas que nos venden un abismo carismático de eterna Pasión?  Donde al final no tienes idea que si caes,  nadie estará para ayudarte a sanar lo que duró el rescate.  

Te sientas a contar las heridas y ahora todo tu cuerpo esta hecho pedazos.  

1,2,3,4 y miles más de pregunta están viendo sonrisas que un calvario ato a mi mente pero todo quiero que se desvanezca. Veo a todos fingir que yo no me estoy ahogando es frustante, por que tu misma dualidad pende de ese ser que todos fingen conocer y tratan como su mejor amigo.  

—Hora de muerte; 7:40 de la noche.—los doctores miran el cuerpo del señor Jeon,  mi padre,  como uno más de tantos pacientes en este hospital que también han muerto.  

No deseo hablar más,  salgo corriendo por que ahora soy yo el que desea estar en su lugar,  como si el calor de mil hornos se incendiara en mi pecho,  flanquean mis piernas,  estoy parado en medio de personas que me miran y murmuran, quiero decirles que dejen de hablar,  que mi padre ha muerto y por eso parezco deambular,  el ritmo de mi corazón palpitando sin parar recoge las lágrimas internas que mis ojos no se atreven a bañar mi rostro.  

¿Donde dibujo la línea del final donde mi vida término?  

Jimin me abraza con fuerza por la espalda mientras repite una y otra vez “Calmate"

Cierro mis ojos desesperado por volver a ver a mis padres cuando aún tenía oportunidad de decirles cuanto los amaba.  

Los encuentro sonriendole a mis recuerdos; y aún en medio de esta casa donde vivo puedo sentir que están conmigo.  

Pero pausar una película del cine, no es igual a pausar este teatro que se volvió siempre cargar una penumbra como si el valle de muertes me persiguiera pero no es cierto. 

Jimin siempre me ayudó y apoyo,  pero yo no deje que se acercará más,  término conmigo por que yo me fui de la ciudad,  o almenos ese era el plan,  pensaba nadar por siempre entre la conciencia de mi "Ello" grabada en piedra fría con sus nombres para siempre.  

Pero Taehyung apareció.  

El día sigue pero en un momento dado todo se hace menos rápido que la luz,  ni su formulación puede decirme como en unas horas es que pasaré de la tristeza a la alegría,  y castigare mi cuerpo creyendo que no me merezco vivir,  todo sigue al espacio,  vivo con ello,  me acostumbre.  

Regreso a la cama y veo una punta amarilla sobresalir de debajo de la almohada. 

Jungkook sabía que todo era un sueño, sin embargo al tirar de esa punta amarilla vio un sobre; y todo surgió como computador que enciende una vez conectas el router.  

¿Que tal irreal son las parábolas de este sueño? 

Sus giros nunca decifraras a donde te llevan.  

Jungkook sostenía el sobre con deseos de abrirlo pero a al vez no,  sabía que si leía la Carta podría incluso recitarla de memoria,  ¿y como no?  Si la leyó ¿pero cuando?  

Una imagen de Tae entregándole la carta hizo que pensara que tal ves el podría decirle de donde la había sacado.  

—¡Taehyung! —gritó saliendo de la habitación con la Carta,  al hacerlo choca con alguién.

—¿Estas bien? —Tae se ríe removiendo su cabello mientras le ofrece una mano a Jungkook.  

—Si,  disculpa,  no te ví. —la Carta cayó a los pies de Tae,  quien la recogió desconcertado.  

—¿Que es esto?  

Alza el sobre y se lo muestra a Jungkook. 

El pelinegro al ver que no lo reconoce,  se levanta rápidamente del suelo y le arrebata la Carta.  

—Hace parte de una de las tantas Cartas que le escribí a Mister Wolf,  *Hace semanas Jungkook no le escribe a Wolf*

Tae asiente y Mira el torso de Jungkook para careaspear un poco.  

—Se te olvido una camisa.—dice sostenido la suya entre los dedos de la mano,  Jungkook se mira y sale corriendo hacia la habitación cerrando la puerta. 

Antes de que Tae se vaya,  se abre de nuevo esta vez saliendo Jungkook con una camisa y sin la Carta. 

—¿Ya desayunamos?—pregunta sobandose la barriga.  

Tae lo mira un momento. 

—Si,  hace unos 20 minutos desayunamos.  —responde descorcertando a Jungkook quien deja de hacerse masajes su estómago. 

—Pero tengo hambre. —Reclama. 

—Bajemos,  te preparare algo. 

Ambos comienza a organizar para cocinar algo para Jungkook cuando alguien llama a la puerta.  

—Voy yo. —se ofrece Tae limpiandose las manos.  

Jungkook siguen cocinando cuando escucha a Tae murmurar. 

—¿Que haces aquí?  


 
 
 

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