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Un nuevo hogar #21

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 26 sept 2018
  • 8 Min. de lectura

Pero esos días, cuando en medio de su habitación,  nos reiamos de mis acciones en el Colegio,  y le contaba chistes para hacerlo sonreír. Se habían esfumado. 

En el transcurso de la semana,  después de que el director me diera la noticia, recogí mis cosas y le entregue la llave de mi locker junto a la clave. 

—Espero te vaya muy bien Hoseok,  eres un alumno extraordinario. —me alabó cuando me llevaba todas mis pertenecias. 

—Gracias.—le dige en un susurro saliendo de su Oficina.  

Aliste mi maleta,  empaque todos mis libros; tube que llevarme dos. Una llena de ropa, y otra con todos mis cuadernos. 

<<Suga, ¿Por que>> protestaba mi mente una y otra vez.  

—¿Tienes todo listo? —me preguntó mi madre asomadose por la puerta de la habitación,  la había dejado entre abierta por el calor que hacía. 

Me tomó por sorpresa su voz,  más sin embargo no hice ningún gesto que pudiera notar. 

—Si,  tengo todo dispuesto para California.—respondi con un nudo en la garganta.  

—Tu padre y yo te llevaremos al aeropuerto,  ambos estuvimos de acuerdo en que es importante para ti que estemos todos juntos antes de que te vayas.—digo con una sonrisa—Además,  después de que te vayas,  podremos volver al trabajo y todo saldrá bien. —añadió con la voz un poco aguda,  también retenía las lágrimas. 

<<Solo que nadra saldrá bien,  por que me iré y nadie aparte de ustedes se dara cuenta,  ¿No lo ves mamá?  Yo no quiero irme>> decía a gritos mi interior,  pero a la hora de pronunciar esas palabras,  la voz quedó atascada; y las cuerdas vocales solo emitieron un gemido.  

—No hace falta. —me apresure a decir quitandome con brusquedad una lágrima que había resbalado por mi mejilla,  use el buso que llevaba puesto,  aun así mi madre notó el movimiento. 

—¿Estas bien cariño? —la oscuridad de la habitación no le dejaba ver con claridad el perfil de Hoseok ya que éste permanecía con la cara contra la pared. 

—Si,  el profesor Lee Young me llevará, tiene que asegurarse de que el estudiante de intercambio llegue al colegio primero para poder registrarse.—dije sin mirarla,  no quería romper a llorar si lo hacía.  

Mi madre entró en la habitación.

Tenía un par de pantalones en la mano que estaba doblando pero deje sobre la cama cuando ella llegó. 

—No entiendo por que pediste un intercambio, ¡Y todavía para California! ¿No podía ser más cerca?—protestó cogiendo el pantalón para comenzar a doblarlo—. Podrías haber terminado perfectamente el grado aquí. —añadió poniendo la prenda dentro de la maleta.  

Me senté en la cama y la mire.  

No podía contarle a mi madre cuál había sido la verdadera razón, tampoco quería mencionar a Suga o a Tae. 

Así que suspire y me tire hacía atrás cayendo en un par de almohadas. 

—Tranquila má, solo serán unos años, además podré mejorar mi inglés. —la tranquilice aún tendido en la cama hablando con los ojos cerrados.  

Deseaba abrirlos y no encontrarme haciendo la maleta para irme del país, la persona que había pedido mi intercambio podía retirarlo. Mis padres estaban convencidos de que había sido yo, así que no serviría de nada llevarlos a pedirles que me retiraran la orden. 

La única razón por la que mi solicitud fue solicitada tan rápidamente,  es que Suga debió haber hecho algún hackeo en mi solicitud,  alterando mi expediente, o bien, 

Tiene contactos en California.  

Mi madre aún seguía haciendome preguntas.  

—Pero tu inglés es perfecto, ¿Como esta eso,  de que mejorar tu inglés? —cerró la cremallera. —Tesoro,  ¿Estas seguro de irte mañana? ¿No quieres esperar un poco más? 

Me levante de la cama y la abracé. 

Podía sentir el desespero en su voz por verme lejos,  aunque estuvieran de acuerdo,  no quiere decir que no lo duraron 100 veces cuando les di la noticia. 

—Mi vuelo sale mañana,  no te preocupes mamá,  se cuidarme. —susurre ocultando mi cara en su cuello.  

Mi madre me devolvió el abrazó. 

Antes si quería irme,  le contaba a Tae y a Suga que pensaba pedir una beca en otro colegio fuera del país,  pero esto había sido demasiado pronto,  ya no me sentía tan seguro de realmente querer hacerlo. 

Una de las razones era Tae,  si,  puede que no fuera a visitarlo,  pero era por que me costaba mucho verlo en ese Estado,  ver su sonrisa deteriorarse con el paso de las horas es algo que no le deseó a nadie. 

Pero ahora que volvíamos a estar juntos,  alguien me arrebata ese sentimiento mandándole lejos para que se pudra. 

Solo que no se deteriorará,  es mi mejor amigo,  ni siquiera el fin del mundo lograría arrebatame eso.  

Al final mi madre no quiso hablar más del tema y se despidió.  

—Buenas noches. —digo saliendo de la habitación.

—Descansa Madre. —le conteste viéndola cerrar la puerta.  

Baje la maleta de la cama y ocupe su lugar en ella.

Cientos de escalofríos hallanaban mi cuerpo abrumando por completo el sueño,  esa noche se suspendió el aire del lugar no dejando que mis párpados besaran mis ojos. Tenía sueño. Pero no podía dormir.  

Tuve un presentimiento de verme convertido en un punto suspendido acompañado solo por los roces del vacío y abandono.  

Por que estaría solo,  lejos de casa,  sin que nadie pensara en lo aterrado que estaría. 

Lloraba sin cesar,  pero como no hubieron represalias entonces me enviaron al calvario. Me habian lastimado,  pero como no vieron sangre entonces no preguntaron. 

A la mañana siguiente el despertador sonó, no había necesidad de optar por que volviera a hacerlo dentro de cinco minutos más,  como solía pasar cuando tenía que ir a clases; está vez me encontraba lo suficiente despierto como para levantarme al primer "Ring".

"... Que nuestro amor sea un sueño del que nunca despierte, así podré vivir esta ausencia tuya en mi presente... "—cante mirando el paisaje a través de la ventana del auto del profesor Lee.

Llegó puntual, pusimos mi equipaje en el maletero,  y encendió el auto con destino al aeropuerto. 

El Señor Lee fue el maestro que me llamó por los pasillos del colegio diciendome que el director quería verme.  

—Es una pena que te manches, Hoseok. —habló sin dejar de mirar la carretera. Me quité los auriculares. 

—No se preocupe Mr Lee,  que tampoco ha sido mi elección. —respondí volviendo a escuchar música.  

No hubieron más comentarios de camino al centro de Aviación, con cada peaje que pasamos,  cada kilómetro recorrido,  cada milla registrada en el tablero... Sentía mi corazón secarse hasta el punto en que toque mi pecho y no sentí su pulso. 

Quise preguntarle a Suga el por que,  deseaba gritarle con todas mis fuerzas la bajeza que había hecho. 

Desde el día que me había gritado que no me acercara a Tae,  desapareció con él en sus brazos y también me separó de todo lo que conocía. 

El teléfono de Suga sonó, la nieve se había derretido y un inmenso verano abrazó la ciudad.  

—¿Tan pronto? —pregunto al contestar con emoción en su voz,  yo acababa de llegar y Tae estaba sentado en un gran sillón medio de la Sala mientras yo me quitaba la chaqueta que habia llevado.

—¿Que cosa?... Si... ¡No!... Voy para allá.—Fue lo que escuche antes de sentarme cerca de Kim. 

Suga comenzó a colocarse unas medias y unos zapatos.  

—¿Para donde vas? —le preguntó Tae comenzando a levantarse del sillón. 

—Eh—h... Debo ir a la Universidad de inmediato,  las resultado del examen que hice ya estan listos y al parecer no los enviaran por correo; por lo que tengo que ir por ellos. —habló mientras cogía las llaves de la casa. Antes de salir beso la coronilla de su hermano y a mi me revolvió el cabello.  

—¡Oye! —me queje,  me había acomodado el peinado y el como si nada me había despeinado. 

—¡Adios! —se despidió riendo por mis gritos,  cerro la puerta y la Sala se sumió en el silencio. 

—¿Que quieres hacer hoy? —preguntó Tae luego de que su hermano se fuera,  el chico con el gorro de lana,  debido al calor había obtado por no usarlo más. 

—Me gusta tu cabeza reluciente. —le dije agarrando con cuidado una de sus mejillas rosadas. 

—Gracias, aunque la verdad ya me acostumbre a ella. 

—Ya lo creo, es suave. 

—Pero entonces,  ¿Que quieres hacer hoy? —volvió a preguntar.  

—Quiero ir a la playa. —dije decifrando su expresión de confusión y emoción mezcladas.

—¿La playa? Pero no puedo salir de casa,  lo sabes. —se quejó mirándome de regreso. 

—la playa no está muy lejos,  podemos ir rápido y volver antes de que tu hermano se de cuenta. —le propuse ansioso de que aceptara,  ahora el único que estaba a cargo era Suga, a su madre la llamaron de la Oficina impresionados de lo bien que había salido el negocio que tuvo por Internet, le dijeron que lograría prosperar lo y darle un mejor puesto,  aunque para ellos debía trabajar ahí. Así que no logró quedarse más en casa.  

Tae no estaba muy convencido,  y yo rogaba por que salieramos aunque fuera un momento. 

—¿En que nos Iríamos?

—Podemos irnos en mi bicicleta,  o coger un bus,  te dijo que la playa esta cerca. 

—Se donde queda la playa,  no he vivido encerrado en esta casa como la bella durmiente y acabó de despertar,  solo,  quería saberlo.—repuso blanqueando los ojos. 

—<<Por favor>>—Suplique en su dirección juntando mis manos como si orara. Tae también quería salir. 

—Esta bien, pero debemos estar aquí antes de que mi hermano llegué. —dijo finalmente. 

Yo aplaudi. 

—Entonces vámonos. —salte del sillón y abrí la puerta,  cogí el otro repuesto de llaves que había de la casa y salimos. 

Sentía que algo me faltaba,  pero estaba tan emocionado de irme,  que lo pase por alto,  seguramente si hubiera prestado más atención,  por la salud de mi amigo,  habría puesto por prioridad que el estuviera bien. 

Pero eso no se me ocurrió. 

El motor se encendió,  y mi asiento no me dejaba escapar,  mi cuerpo estaba paralizado, completamente adherido a él. 

Si lograba bajarme. 

¿A donde podría ir? 

Todos en la cabina no mostraban el miedo que sentía. 

La azafata dio las indicaciones que siempre ves en las películas y el avión despegó. 

Mi reflejo en la ventana de mi asiento mostró un chico de cabello naranja, volando hacia California,  sin deseos realmente de conocerla. 

No puedo ignorar el hecho de que ahora aterrizó en un nuevo universo. 

¿Por que nos separas? 

No creas que te olvide,  la razón de mi partida es que no podía seguir a tu lado,  te hice daño,  y pague con creces el haberte tocado con hierro que hizó sangrar tu piel. 

Aún recuerdo tu nombre pero el no me deja pronunciarlo. 

Podemos cortar esta distancia, volvernos a ver. 

¡Esperen!

¿El doctor digo un mes? 

¡Tengo poco tiempo! 

Mi mente sabía que debía volver,  pero mi cuerpo no respondía. 

Depronto la Rádio emitió otra señal,  en ese entonces supe que había aterrizado. 

—Bienvenidos a California—digo un voz en inglés por los parlantes.  

El éxtasis en mi sangre de querer regresar, reprime mi lucha. 

—¡Hey! ¡Aqui! ¡Jung—Hoseok! —gritó un chico sacudiendo un cartel que decía: Colegio Brewery,  supe que se trataba de mi. Recogi mi equipaje y baje por las escaleras automáticas,  al llegar me acerque hasta donde estaba el chico. 

Era alto,  debía tener unos 16 años, de cabello claro y ojos castaño oscuro, su piel era blanca, llevaba unas gafas de sol y una gorra de béisbol hacías atrás. 

—¡Hola chico de intercambio! —me saludó animadamente.

Intente sonreír,  pero me salió una mueca de realmente verme en ese rollo. 

Asenti cuando me miro. 

—Me llamó Mike Pence,  era hermano de Kim-Namjoon, así que seré el tuyo mientras vivas con nosotros. Te ayudare con las instalaciónes del colegio. 

—¿Cuantos años tienes? —le pregunte comenzado a caminar, en salida del aeropuerto. 

—Tengo 16, ¿y tu? 

—Acabó de cumplir 14.

—Que bien,  ¿Cuando es tu cumpleaños? 

—El 18 de febrero. 

—Vale,  entonces lo tendré presente. 

—¿Cuando es el tuyo? 

—Cumplo el 2 de octubre,  aún quedan algunos meses para eso. 

—Vale.

Mike era un chico bastante alegre,  no resulto tan mal después de todo,  mientras salíamos del aeropuerto,  ví un avión despegar,  y una profunda melancolía hizo flaquear mis piernas. 

Pedimos un taxi. 

En camino a su casa,  me contó varias cosas del Instituto,  de por que el era americano y su hermano Coreano. 

Al llegar todos me recibieron con abrazos y besos,  me instale en el cuarto de Nam-Joon, era bastante espacioso. 

—Me pregunto cómo será empezar de cero.—susurre organizando mi equipaje. 

—Eso lo averiguaras muy pronto. 

Al voletearme ví a la señora Kim, me sonrió cuando la mire. 

—Te traje un jugó,  debes estar cansado. —digo entrejandome una limonada,  le agradecí y ella se retiró. 

"Empezar de cero"


 
 
 

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