Queria protegerte. #23
- Mellower Fanatic

- 2 oct 2018
- 6 Min. de lectura
Hoseok no basó sus ideas es tenues y frágiles hipótesis que dicen ser verdad. Yo lo hice.
Ese día que me di cuente que el mejor amigo de mi hermano no era bueno para él, creí que sería un día para celebrar. Pero desde que Tae se lamentaba su ausencia, no estaba tan seguro de esa amistad.
Desde que le diagnosticaron Leucemia deje a un lado mi vida para cuidarlo, no iba a permitir que le sucediera absolutamente nada, había luchado mucho a su lado, lo veía entubado, lo veia llorar cuando el creía estaba solo en la habitación del Hospital.
Había mucho que cambiar; y Hoseok era una de esas cosas, siempre fue un chico que llenaba la cabeza de Tae con millones de ideas sobre conocer el mundo.
¿El mundo? ¿Como se atrevia?
Mi hermano estaba enfermo ¡Por Dios! No podía irse a ningún lado, incluso si no estuviera, tendria que cumplir primero 18 antes de que lo dejara salir. Mis padres no lo entienden, tal ves Tae, no es precisamente mi hermano biológico, pero, desde que mi padre murió, el ha llenado el vacío que su muerte solo aumentó con el silencio.
Me obligó a crecer solo por que ella no lograba sostenerse, fui su soporte hasta que conoció al padre de Kim. No paso mucho tiempo antes de que se casaran, no me importó, practicamente tenía que hablar con el día, la noche, los libros, y mis voz interior para no caer en la locura.
No llegue a la depresión, pero todo cambio cuando ese niño llegó al mundo.
No tenía sentido pararse más en el borde del avismo por que él estaba ahí. He sido muy feliz, y no pueden culparme por querer proteguerlo.
El clima ha cambiado drásticamente, los centígrados suben sin consideración alguna, estoy agotado, mi madre me pidió acomodar un nuevo sillón que compró.
—Bueno mis amores —dijo mientras nos daba un beso a cada uno y cogía su bolso del ropero—, son increíbles pero debo irme. ¡Los amo! —gritó cerrando la puerta, sin que hubiera hecho algún movimiento aún, la puerta se volvió a abrir—Suga, cariño, cuida mucho a mi bebé. —dice señalando a Tae quien estaba en el suelo leyendo. Arrugó la frente al escucharla.
—Madre, no soy un bebé, puedes dejar de llamarme así. —protestó con calma en su voz. Demasiada Calma.
—Madre, siempre estoy a cargo y cuido de tu bebé, no te preocupes que si salgo no será por mucho tiempo—le digo tranquilizandola.
Ella me sonrie.
—Confío en ti Tesoro, ¡Adios Amores!
Y la habitación queda en silencio.
Me dirijo hacía la estantería por un libro, escojo un género de terror.
—¿Ya te leíste Carrie? —le preguntó a Tae.
—¿Stephen King? —pregunta sin levantar la vista del libro.
Yo miro la cubierta del portal hacía la galaxia del terror psicológico.
—Si, el mismo.
—Entonces no, pensaba hacerlo depués de leerme éste.—habla señalando el que ahora sus manos cubren como un recién nacido.
—Pensé que ya te lo habías leído.
—No, me lo recomendaron hasta que al final dije “Pues si voy a morir, al menos que sea sabiendo como termina este best seller"
Tae se ríe de sus palabras, pero yo no lo hago, así que su risa se vuelve un murmullo.
—Si bueno,—carraspea levantado la mirada —El caso es que después iba a leerlo, pero puedes hacerlo tu primero.
—Gracias.
Me acuesto en el sillón donde Tae usa de respaldo y comienzó a leer.... Pierdo la noción del tiempo en el segundo capitulo asi que me duermo....
—¡No puede ser! ¡¿El muere?!—me despierto por los gritos de Tae, al sobarme los ojos, veo a mi hermano con la mano sobre el pecho.
Me acercó de inmediato.
—¿Es hora de tu medicina? ¿Te duele algo? ¿Te sientes débil? —comienzó a preguntarle desesperadamente mientras lo inspecciono rápidamente.
—¿De que hablas?
—Pues te estas tocando el pecho, justo encima del corazón, pensé que te dolía.
—Nada de eso Hyung, lo que pasa es que no puedo creer que August Waters ¡Muera!
Yo ruedo los ojos, al verlo "Llorar" Y sorber drásticamente los mocos de su nariz. Por haberme despertado se me ocurre algo.
—Huy si, él muere, después ella encuentra una carta de él, que le fue mandaba por un escritor odioso que ellos conocieron en su viaje a Ámsterdam, después ella muere. —le digo el final sin la mayor pizca de ironía.
—¿Enserio? —pregunta saltándose varias páginas del libro, para leer el final.
Yo lo detengo.
—Oye, eso sería trampa, debes leerte todo el libro si quieres saber.
Tae se muerde el labio inferiror y asiente.
Yo regreso al sillón y continuó mi novela.
—No puedo creer que te guste Bajo la misma estrella—le criticó mirandolo por encima del hombro.
—Lee Park, fue muy insistente.
—¿Era una chica de tu salón?
—Si.—responde arrastrando las palabras, se cuan duro es para él no graduarse.
—¿Y que pasó? —le preguntó para hacerlo olvidar de ese tema.
—Nada, pues que me ha convencido. —Me responde en tono español y ambos reímos.
En ese momento alguien llama a la puerta y mi celular suena también, bastante raro, aun así contestó y le pido a Tae el favor de abrir.
—¡Hoseok! —el chico saluda, yo asiento en su dirección sin embargo es más importante la llamada.
Al parecer los resultados del examen que presente para pedir una Becca ya llegaron, el único inconveniente es que no los mandan por Correo electrónico, así que tengo que ir a reclamarlos.
Me excusó con los chicos.
—Hoseok, Tae, no voy a demorarme, así que por favor les pido se comporten. Ya vuelvo—les advierto antes de irme.
Voy hasta la puerta trasera de la casa donde guardo el carro, mi padre y madre estuvieron de acuerdo en que me comprarían un Hyundai, obtuve la licencia con su permiso.
Salgo de la casa y cruzó la esquina, sigo por la autopista hasta casi llegar a la Universidad donde me postule, pero un mal presentimiento me detiene.
Quiero hacer oídos sordos pero no puede evitarlo, así que me devuelvo, al hacerlo tocó el bolsillo delantero de mi pantalón, y no encuentro la billetera.
¡Claro! Eso debió haber sido, más tranquilo mermo la velocidad y parqueo fuera de la casa, tocó la puerta pero nadie me abre. Que raro. Se supone Tae y Hoseok debían estar dentro, lo Olvido y abro la puerta, al entrar veo todo muy silencioso, incluso el libro de Kim no ha sido puesto en la estantería como siempre hace, recojo la billetera, pero mi cuerpo no me deja volver, subo las escaleras hasta su habitación.
—Tae volví, por si necesitas al.... —dejó la frase a medias, cuando entró totalmente no los veo.
¿Donde estarán?
Grito sus nombres por toda la casa, pero no responden, llamó al celular de Hoseok, pero lo encuentro brillando en la Sala, al lado del libro.
Miro la lista de mis contactos, y estoy tentado a llamar a mi madre, pero sus palabras me oprimen el tórax.
—"Confío en tí tesoro"
¡No, debo encontrarlo!
Después de percatarme de algo, me acerco al llavero, y el corazón se me detiene por un segundo.
La llave de repuesto no está, por repuesto quiero decir la que Tae se llevaba al colegio, despues de su desmayó no fue necesario que la llevará más, así que quedó como llame de repuesto, con rapidez me dirijo escaleras arriba hasta llegar a mi habitación.
—¡Maldicion! —gritó mirando la cama.
El maletín que contiene todo su médicamente, esta ahí, intacto desde la última vez que salimos.
Miro el reloj de mano que llevó en la muñeca izquierda: Son las 3:20 pm.
Si Tae no se toma la medicina para que no se llenen de agua los pulmones, se desmayara en unos 30 minutos. ¡Tengo que correr!
Me cuelgo la meta al hombro y salgo corriendo de la casa, me subo al auto y arrancó, mis manos tiemblan de la rabia.
¿Como se atrevió a sacarlo de la casa?
Hoseok sabe que él necesita sus medicamentos, y las reglas del doctor fueron estrictas. El estaba ahí.
Los semáforos estan en verde, así que no fue difícil llegar hasta donde ellos irían en primer lugar, una vez Suga escucho a Hoseok decirle a Tae que quería ir a la playa.
—Seguramente haya los voy a encontrar.—digo en su mente un enojado hermano mayor.
La historia se repite, Suga encuentra a su hermano al borde de un colapso, Hoseok se queda bajo el cielo, y la arena de la playa armonizando su estancia. Pero algo se ha quebrado; Min Yoongi tomara cartas en el asunto.
La señora Kim llega corriendo al hospital donde ha sido ingresado su hijo. Recibió una llamada en medio de una Junta que le puso los pelos de punta.
—Señorita, ¿puede decirme en que habitación está el joven Kim Taehyung? Lo acabaron de ingresar. —le preguntó a una joven detrás de un computador y un formulario con los pacientes que recién llegaban.
Suga estaba en la Sala de espera, al ver a su madre se acercó a ella antes de que la chica pudiera responderle.
—Mamá.—habló en un zumbido cerca su oído derecho, mientras sollozaba en su hombro, la señora Kim lo abrazo sin dejar el asombró por volver a revivir ese episodio de su vida que quería olvidar.
—Perdoname mamá, salí un momento y ahora....—las palabras se negaba a hablar, lo único era la culpa la que flotaba a su alrededor.
—¿Que ha pasado Tesoro?
Ambos se sentaron en la Sala de espera, la señora Kim pensó que irían a la habitación de Tae.
—¿Por que no me dices en que habitación está tu hermano? —pero Suga solo gimoteaba sin cesar.—Suga, ¿Por que no podemos ver a Tae? ¿Que fue lo que pasó?
Entonces Suga se derrumbó, le contó todo a su madre. La cara de la señora Kim no parecía tener algún tiempo de reacción en su rostro, pero sabemos muy bien que aunque no hayan sangre en nuestras lágrimas, no quiere decir que la herida no se haya re abierto.
—¿Y por que no podemos verlo? —preguntó una vez más.
—Por que están tratando de salvarle la vida.










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