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Terapia #24

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 4 oct 2018
  • 8 Min. de lectura

En terapia intensiva te encuentras naufragando,  no sabes si sobrevivirás,  o si al menos tendrás la oportunidad de ver la luz del Sol por última vez. Todo a tu alrededor son tristes lamentos de lo agonizante que es encontrarse aferrado a tubos de oxígeno,  mi cuerpo esta entubado,  al parecer hubo mucha agua en mis pulmones, mi sangre parece sal de mar en lugar de fluidos rojos que le daban vida a mi corazón. ¿Que había pasado en realidad? No podía saber a menos que alguien entrara y me contara lo sucedido, no ví a mi Hoseok; o a mi hermano por ningún lado,  no quería hacer preocupar a mi madre,  por lo que deseaba que no apareciera. 

Tenía que enfrentarme a una incandescente luz de escarcha llegando al cielo sin poder verla desde una acogedora mañana con mi familia,  creer que el cielo existe. No había pensado en esa posibilidad,  un mundo fuera de esta galaxia que siempre fue fugaz pero que no puedo arreglar; lograría hacerme olvidar ahora este dolor que siento. Sin embargo, ¿Que remota posibilidad existe? Los tibios conectores en mi cerebro no pensaban en otra cosa que en saber lo sucedido.

<<<—Pude sentir el agua del océano que rodea su país—>>> era una voz inconsiente,  aun no lograba formular ninguna palabra,  acaba de despertar, para solo deseas seguir inconciente. 

Volver otra vez al hospital es algo que deseaba no tener que vivir de nuevo,  pero aquí estoy. 

Aun todo me da vueltas,  ciento el planeta girar sobre mi eje,  las luces de las estrellas que permiten el color en mi retina desfallecen,  ya nada podía ser peor. ¿O si?  

La puerta de la habitación se abre,  un doctor corpulento con una bata blanca hasta los talones y un estetoscopio entra acompañado de una enfermera. Los dos sonrien como si no supiera que estoy en cuidados intensivos. 

Muchas veces vez en la tele que las personas pierden el conocimiento y despiertan en atenciones mayores debido a su salud,  pero despues se recuperan, regresan a la vida.  Regresa la felicidad. Y todo fue solo una pesadilla. Este no es mi caso.

Tengo leucemia, el avance de la enfermedad no requiere mucho esfuerzo, despertar en esta habitación quiere decir que estoy bastante grave; no me recuperare. Estoy muriendo. El mes se termina,  no queda mucho tiempo, ¿Como aprovecha Tae su tiempo de vida? Regresado al hospital.  

Lo último en el listado de mi memoria es haber visto la constelación de Orión, luego el color azul del paisaje en la cima del mundo se intensificó,  ahora estoy en una cama esperando a que el doctor deje de sonreir,  así dejara de asustarme y podré saber él ¿ahora que?

—¿Que pasó? —les preguntó al ver que no dicen nada. Mi voz parece un murmullo, trato de incorporarme pero un fuerte dolor me recorre el brazo derecho; la enfermera se acerca para estabilizar una aguja en mi intravenosa,  con cuidado me pide que siga acostado,  inyecta un líquido en una bolsa que cuelga en una de las superficies de la camilla dándole fuerza a mi cuerpo. 

La enfermera anota en una libreta moviendo el bolígrafo a gran velocidad.  

—Estas aquí,  debido a una cantidad severa de líquido que tenías en los pulmones Tae,  has tenido un colapsó y estuviste al borde de la muerte. —me responde el doctor comenzado a revisar los monitores que calculan los latidos de mi corazón. 

Ese lento ritmo parece ser el único que nos Safa a los médicos a mi del incómodo silencio formado después de ese dato tan reconfortante. 

—Tae, —habla el doctor inesperadamente. —tu cuerpo esta a punto de tirar la toalla,  luego de salir de aquí te sentirás más cansado que nunca,  y es debido a la cantidad de energía que absorbimos de tu cuerpo al realizar reanimación quirúrgica, como veras la intervención se realizó basados en traerte de nuevo a la vida, lo cierto es que ya no hay muchas esperanzas para ti; tu asma también se está saliendo de control. 

—El cáncer,  ¿has disminuido?—sabía la respuesta pero aún así lo digo con voz fuerte y clara. 

El cáncer ahora es parte de mi. 

El doctor niega con un gesto de la cabeza.  —No,  pero será tu desicion seguir con los tratamiento, o irte a otro lugar,  se nos han acabado las opciones con relación a volver a colocar en orden tu sistema nervioso. —añadió con desánimo en su voz,  pareciera que a diario debe repetir las mismas palabras.  

—¿Cuando podré salir de aquí? ¿Puedo ver a mi madre? 

—Claro que si,  la enfermera ira a avisarle a tu familia—propuso, sin responder la segunda pregunta que hice.  

Todo parecía sacado de un cuento de hadas, solo que ya no existen vidas con felices para siempre,  todo está basado en la repuesta que dé la ciencia, considerando que su Gobierno solo trae confunsion. 

¿No que debemos cumplir los mandamiento? ¿Y el ayuno? ¿Por que es la Biblia tan compleja? 

Nada era sincero ante los ojos de nadie, pero,  ¿Por que se estaba preguntado eso ahora mismo?  

Tae lanzo un sonoro resoplido cuando el doctor y la enfermera salieron del cuarto, a veces simplemente te das cuenta que es imposible. No sabia cuanto tiempo más se encontraria atrapado en sus deseos,  te das una segunda vuelta por la casa de los cumpleaños,  por que sabes tendrás que crecer,  yo no podré crecer,  tendré 13 años para siempre, no es que fuera inmortal. Pero moriré con trece años,  ni siquiera había tenido novio,  era muy triste terminar su biografía así. 

Aun debía terminar la novela que había comenzado a leer,  si no salía con vida podría pedirle a Suga que por favor le devolviera el Libro a su mejor amigo. 

Un chico que ahora se daba cuenta de lo patetica que sería su muerte no sabía que su mejor amigo ahora mismo estaba recibiendo la noticia de que se iría de intercambio por el resto de los años que le quedaban por vivir.  

Tae se pasó las siguientes horas escapando de su calvario,  la psicosis de sus miedos ya no eran dignos de ser mencionados,  ¿Por que había perdido la fe? Nadie lo sabe,  ni siquiera yo que ahora lo veo de entre las nubes,  suspira y suspira,  al final se acaba el día, duerme, come, pero nada le devuelve la sonrisa. 

Le pide a las enfermeras un lápiz y papel.

¿Que hará? 

Se pone a escribir un testamento, tal vez no uno de verdad,  pero si se dedica a escribir y a escribir, no para hasta que siente los dedos de su mano atrofiados. 

¿Que tanto escribira? 

Lo cierto es que son secretos que no puedo decir,  merecen estar en paz sus emociones,  merece sentirse sólo almenos para decir adiós.  

Pensaba escribir una carta,  las palabras puede ser el hilo rojo que aliente a dos almas,  para encontrarse,  a veces son vacías pero llenas de verdad,  son capaces de partir en dos un alma,  y de restaurar un corazón. Las estaciones tienen el poder de hacer crecer el verano, pero dentro de si mismo solo había un clima Quejumbroso. 

¿Tiene sentido no mandarla? 

Solo me desahogare; luego la quemare, nadie se dará cuenta.  Nunca está carta será leída. 

La puerta del cuarto hacía donde había sido trasladado se abrió por segunda vez. 

Era su madre,  el pecho de Tae se hundió en la almohada que soportaba el peso de su espalda mientras escribía. 

—¡Tae,  cariño,  estaba tan preocupada! —comenzó a decir su madre al tiempo que se acercaba y lo llenaba de besos,  Tae se sintió bien al abrazarla. 

—Perdoname mamá.—se disculpó al borde de las lágrimas. 

—Todo está bien. —ambos lloraron. 

Una cabeza verde se asomó por la puerta,  Suga no se atrevía a entrar,  sentía un gran peso sobre sus hombros al no haber cuidado de su hermano. Lo dejó un momento en casa, con Hoseok; y ahora estaba en cuidados intensivos. Pero hubo manera de dejar de hacer soñar a Tae con tontos paisajes,  sobre un desierto y vida en la Luna. 

Después de haber llevado a Tae al hospital, espere a mi madre llegará,  le conte la situación delicada en la que se encontraba. 

Los pulmones de mi hermano se congelaron,  el sereno afecto su asma,  la falta de medicamento hizo trabajar con fuerza su corazón,  provocándole un colapso; la sangre salió de su nariz a chorros, su desmayo fue la respuesta de su cuerpo al haberlo obligado a estar a la interperie. Gracias al cielo llegue a tiempo,  me sentí mal por haberle gritado a Hoseok que nunca se volviera a hacer a Tae,  pero debía alejarlo,  provocó que casi muriera,  no iba a permitir que lo matara del todo por sus ideas ridículas. 

A la mañana siguiente salí del Hospital y fui al colegio donde estudiada J-Hope, haría que se lo llevarán lejos, no fue difícil. 

La adrenalina del momento no me dejó pensar con claridad,  me costaria una hermandad inquebrantable. Hable con el director sobre lo académicamente bien portado que era su discípulo Jung. 

Un momento a solas con la computadora de la Oficina, fue suficiente para que el intercambio se hiciera de manera inmediata,  la computación siempre fue mi fuerte. Al igual que la música.  

El vuelo salía el día Viernes a las 6 de la mañana,  llegaría a California en unas 5 horas aproximadamente.

Pulse el botón enviar en cuanto el director salió por un asunto del ingreso de Nuevos estudiantes a la secundaria.  

—Que irónico, —susurre para que no me oyeran la Secretaría ni el director. —Ellos quieren entrar a la secundaria Woerth y yo quiero sacarlo de ella. 

—Adiós J-Hope.  Y perdón. —la solicitud se envió. 

—¿Como dijiste? —repitió Tae en su presente después de recuperarse de la noticia que su hermano le acaba de dar, Suga,  Jungkook y él estaban en la Sala,  todos esperaban que dijera algo y aún así era absurdo, no había nada que decir. 

Min Yoongi lo repitió más despacio. 

—La razón por la que vengo a hablar contigo no es sobre mi,  se que te falle,  y esta bien. No quiero discutirlo más,  he venido a decirte que J-Hope ha vuelto,  aterrizó hace 10 minutos. —Explicó mirando con detenimiento la hora en su reloj de mano, miro con detenimiento hacia Tae, presentía que se iría a desmayar en cualquier momento. 

Jungkook se sentó al final de las escaleras viendo a los hermanos discutir un tema al cual no fue invitado, pues no conocía a ningún "J-Hope" 

Cada vez se convencía menos de estar en el lugar corrector. ¿Quienes eran todas estas personas que aparecían y desaparecian de su vista,  diciendo conocerlo? ¿Por que todo tiene que ver con él? 

Su pasado y presente jugaba al gato y al ratón,  el era la mascota de los gatos quienes alteraban el curso de su vida como un tablero de apostar.  

Ninguna ficha acercaba,  se iba con el viento que entraba por la ventana,  no dejaba de pensar en la carta que había recibido,  ni como se había dormido y despertado sin sentido de haberlo hecho.  

Tae sacudió con fuerza su cabeza y se sobo los ojos.  

—¡¿Pues que esperas?! ¡Arranca el auto!  Debemos ir a verlo. —gritó saliendo de la Sala con su hermano llamado Suga,  o así dijo cuando se presentó. 

Jungkook se quedó sentado en las escaleras escuchando el motor de un auto que salí del garaje y se abría paso por la calle.  

Hoseok había vuelto, ¿Que pasará? 

No es que importara mucho,  o bueno si, el jóven músico pensó en el día que conocío a Tae,  y como se fue entrómetiendo en su vida hasta el punto de querer saber exactamente el por que,  ¿Cual era la razón?  No fue coincidencia claramente él se lo había dicho hace unos minutos. También la foto que vio le hizó sentirse aún más confundido. Estaba claro que había una historia detrás de eso. 

¿A Tae le importara que entre a su cuarto de nuevo a investigar? —se preguntó indeciso. 

—No lo creo. —le respondió su conciencia. Así que Jungkook se levantó de las escaleras y comenzó a subir en dirección a la habitación de Tae.  


 
 
 

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