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Busán #29

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 13 oct 2018
  • 7 Min. de lectura

La primera vez que el amante del joven músico habló,  fue un síntoma que también activo una oportunidad a su cáncer. 

Me dieron ganas de ir al baño,  así que con gran esfuerzo me levante de la cama,  camine a tientas por la oscuridad que la habitación emanaba debido a la falta de luz, logre prender el bombillo y verme en el espejo del pequeño cuarto. 

Mi cabello era un nido de aves que ni al caso de peinar,  me heche agua en la cara para despegar un poco la vista borrosa que me guiaba a una caída segura con algún objeto del lugar. 

Sentí un ardor en la parte baja del vientre,  al orinar un hilo de sangre vistió la taza. 

Me diagnosticaron leucemia a los 13 años.

Apenas tenía 10, pero los síntomas ya los tenía,  ¿Pude haber evitado pasar por todo ese tormento si les hubiera dicho a mis padres,  o ellos hubieran puesto más atención a las pequeñas señales que desde niño presente? Tal vez,  pero los cristales se forjan pasando primero por el fuego. Sin ese momento hecho realidad,  jamás conocería a Jungkook. Mi músico. 

Salí del baño,  encaminadome a la cocina por un vaso de agua,  en ese momento mi madre tenía los mismos planes.  

—¡Hay! —gritó cuando me vio. —Tae,  tesoro,  me asustaste —añadió con calma tras reconocerme.  

Había decidido comprar un pincel para transformar mi pálido rostro, así le daría un poco de color y sentido a todo lo relacionado con ser simplemente Yo. 

Fruncí el ceño rodando los ojos. 

El matiz que recubre mi piel como seda brilla ante el resplandor de la Luna. O así le llaman,  prefiero decirle zafiro que acompaña a las estrellas. 

Suena menos solitaria. 

—Perdón amor,  pero no te había visto—; se disculpó mi madre siguiendo mis pasos,  ambos bajamos las escaleras,  yo me quedó parado en medio de la Sala mientras la señora Kim pasa de largo en dirección a la cocina.  

Contengo la respirando por un minuto contado, mirando fijamente el reloj que cuelga cerca a la estantería llena de libros sobre la Universidad que Leé mi hermano; cuando mi madre llega con un vaso de agua. 

—Ten tesoro—, Dice estregandomelo,  en actos reflejo yo le respondo, hablando por primera vez. 

—Gracias —. Respondo haciéndo resonar el lugar. 

Mi madre deja caer su vaso sobre la alfombra. 

Me doy cuenta de lo que ha pasado terminandome el agua. 

—¿Que dijiste? —pregunta en un susurró sin poder creerlo. 

Yo sonrió poniendo mi mejor cara saliendo a correr escaleras arriba hasta llegar a mi habitación. 

Hace unos 20 minutos,  había llegado al  Aeropuerto Internacional de Incheon un avión desde California con un paquete especial. 

Justo en ese momento un Deportivo color rojo estacionó cerca a la gran puerta giratoria de vidrio,  lugar por donde Jung Ho-Seok salió llevando en su hombro derecho una maleta color negro que tenía escrito "Tigers California" Preparatoria Globers of Break.  

Seok-Jin se bajo las gafas sobre el puente de la nariz al ver aparecer de entre un nuevo renacer a su amigo. Hacía más de dos años que no lo veía, lo conoció un día en clase de matemáticas y al otro estaba abordando un vuelo con destinó a las fueras de su país. 

Trato de evitar que se fuera, aun así era imposible. ¿Lo bueno? Pudo permanecer en contacto con él. Los primeros días fue difícil, debían acostumbrarse al cambio de horario,  prácticamente vivían del otro lado del mundo; de punta a punta trataban aún así de no olvidarse. 

—¿Que tal el viaje? —le preguntó Jin tras haberse acercado lo suficiente al auto su viajero compañero. 

—¡¿Pero donde está el adorable Volvo Azul?! —gritó devuelta Ho-Seok al ver el auto que lo esperaba a las fueras de la aerolínea. 

Jin se ríe por su expresión. 

—Nada,  encontré un trabajo de medio tiempo,  ahorre lo suficiente; y mi padre me ayudo con el resto de dinero que hacía falta—, le respondió Jin saliendo de su nuevo lujo. 

—Hola hermano—. Lo saludo un chico de cabello naranja abrazandolo bastante fuerte,  eran años de distancia. 

—¿Como estas? —le correspondió Jin devolviéndole el abrazó. 

—Feliz de volverte a ver. 

Ho-Seok colocó su maleta en las sillas traseras del Deportivo,  Los chicos se subieron al auto y Seok-Jin encendió el motor. 

El vehículo desapareció por las rampas del estacionamiento abriendose paso hasta la ciudad de Busan. 

Cerré los ojos dejándome llevar por el cálido aire que me recibió tras bajar la ventanilla de mi asiento, no era momento de contar historias,  solo quería grabar en mi memoria el regreso después de 3 años lejos.

Jin lo entendió, y no hizó preguntas al respecto,  se lo agradecí internamente mirando el paisaje. 

Un flashback apareció de repente amargandome el viaje. 

—Es una pena que te manches, Hoseok. —habló sin dejar de mirar la carretera el profesor Lee encargado de llevarme al aeropuerto a primera hora de la mañana,  el día lunes 3 de marzo/ 2014 . Me quité los auriculares para poder responderle. 

—No se preocupe Mr Lee,  que tampoco ha sido mi elección. —comente volviendo la vista hacía la ventana del copiloto, pulse play y deje que lo demás se disolviera en el aire de las palabras que escuchaba. 

Como olvidar ese día,  aun tenía atrancados en mi garganta los gritos y  deseos de salir corriendo lo más rápido posible de entre los muebles de ese auto. 

Pero no tuve el valor,  me registre,  anunciaron el vuelo y aterrice en una nueva tierra. 

Sonrió al pensar en Mike, en los señores Kim; en Dylan y Sam. Hicieron de mi estancia un lugar mejor. Nunca me olvide de Tae. Tampoco de Suga. Por él estoy aquí. 

Un melancólico sentimiento se apoderó de mí cuando Jin estacionó en la acerca cerca a mi antigua casa. 

Toda mi familia estaba en la entrada,  tenían globos,  y un gran cartel que decía: "Bienvenido Ho-Seok" 

—¡Mamá!— dije su nombre en voz alta con las lágrimas picandome los párpados por no dejarlas salir,  abrí con rapidez la puerta del copiloto y corrí,  me olvide de todo,  de mi rencor en contra de Min Yoongi; de mi enojo por Tae ya que no fue a despedirse, y de tener que despertar cada día en una casa diferente con personas que no conocía. 

Alce a mi madre en brazos besando sus mejillas regordetas. 

—Mi niño—, dijo cuando dejamos de dar vueltas en el aire.

—Mamá—; hable con la voz ahogada,  tenía unas cuantas canas y arrugas cerca del contorno de los ojos,  pero era mi madre. Por fin podía abrazarla de verdad.  

Deje atrás las innumerables noches en que besaba su foto y lloraba hasta que el sueño vencía mi lucha contra permanecer despierto. Estaba de vuelta.  

Lunes 3 de marzo/2014

No va venir. Lo sabía desde el momento en que desperté, desayune, baje a la Sala principal y me subí al auto del maestro Lee como un robot.  Todo la maquinaria de mi cuerpo estaba dormida, los engranajes de mi cabeza se atrofiaron produciendome un intenso dolor de cabeza. 

Estaba en la Sala de espera, Nam-Joon ya había llegado, su vuelo se adelantó pero al mío se le pegaron las cobijas; pensé que con ello talvez alcanzaría a ver a Tae, pero cada que veía que las manecillas del reloj que llevó en mi mano derecha sonaban recordandome lo cerca que estaba de agotarse el tiempo, me daba cuenta de que él no llegaría. 

A mi lado Mr Lee le explica a mi intercambio las instalaciones del Colegio,  su horario de clases y diverdad actividades Ludicas que podría realizar en su área.

—.... La Feria de Ciencias de lleva acabó en el Podium, alumnos de otras instituciones se enfrentan con sus mejores proyectos, el primer lugar tiene una posibilidad de enseñar su proyecto a la gran empresa Robotica "World Ciencia* o la NASA—, le aclaraba respondiendo las preguntas que su nuevo estudiante hacía. 

En ese momento, una voz sonó por los parlantes del aeropuerto anunciando mi vuelo. 

—Esperanos aquí Nam, Ho-Seok, Vamos —. Me llamó a la vez que cogía mi maleta,  comenzó a caminar alejandome de todo lo que conocía,  quitandome años de risas,  bromas y vida que había tenido hasta el momento. Setenciandome a tener que esperar a los años moverse en el tiempo para de nuevo estar aquí otra vez. 

Mi pasaje una azafata lo marcó avisándome que ya podía abordar. 

De repente me acorde que debía hacer algo. 

—Tengo que hacer una llamada,  no tomara mucho tiempo—. Le Avise a la chica y a mi Maestro para que me esperarán,  corrí en cuanto ví una cabían telefónica, al llegar descolge el auricular.

Al finalizar regrese al punto de ingreso. 

El Profesor se arrodilló para poder quedar a mi altura antes que yo entrara al avión. 

—No puedo entender por que tomaste esta desición,  eres un gran estudiante—protestó evitando mi mirada. —Aun así, aspiró y espero de corazón que te vaya bien,  que seas el mejor.  Para que el día que regreses vengas con la frente en alto... Buen viaje — añadió dandome un abrazó. 

Yo también lo abracé. 

—Gracias por sus palabras. —dije cuando nos separamos. 

—Por aquí por favor, —me guió una chica bien peinada y uniforme bien planchado. —¡Les deseamos a todos un buen viaje a su destinó! —comentó cuando todo el personal se hubo ubicado en sus asientos respectivos. 

Busque el puesto 34G, respire aliviado cuando ví que me tocaba cerca a la ventana. Me senté, y una mujer con un bebé en brazos hizó lo mismo en el asiento vacío a mi lado. 

El niño comenzó a llorar,  yo lancé un resoplido al aire.— Será un viaje bastante largo. —se quejó mi voz interior. 

Yo solo podía pensar en que: Él no había llegado. 

Justo cuando el avión despegó y Nam junto al profesor salieron del estacionamiento, un Volvo Azul con placa PDG-803 parqueo apresuradamente en la Entrada sin tomarse el tiempo de no pasarse de las líneas divisorias para los demás autos. 

Jin y Tae se abrieron paso a empujones hasta la Sala de espera. Pero ya el avión había despegado. 

Tampoco Suga le dijo que tenía los datos de su mejor amigo,  puso haber hablado con él,  pudo explicarle lo sucedido. Pero eso no pasó. J-Hope se fue creyendo que él no había ido. O siquiera había pensado en su nombre. 


 
 
 

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