El peor día #39
- Mellower Fanatic

- 27 oct 2018
- 9 Min. de lectura
Bien, pues él descarado de Tae no llamó. Revise aproximadamente 3 veces al día durante estos 3 que no habló y ni siquiera un mensaje de hizo dejó.
Sigo sin creerlo, parece que el baloncesto es más importante para él. Es decir, a la hora de decidir entre quedarme para enfermar la Copa de invictos a los chinos o ver a mi mejor amigo que sufría una enfermedad terminal no dudé, ¿Por que él si? En fin. Tendría que perder mi dignidad yendo al hospital de nuevo.
Lo cierto es que cuando volví a hablar con el entrenador escuche un comentario que me saco de los estribos cuando me diría a la próxima clase de mi Horario.
—Mira, ese es él que le llaman J-Hope. ¿Recuerdas a su amigo Taehyung? Pues tiene cáncer.
Le saco humo a la suela de mis Tennis regresando sobre mis pasos para saber quienes estaban hablando.
Unos chicos murmuraban despacio creyendo que no los oíria, estaban compartiendo un Cómic de héroes cuando me puse frente a ellos.
—¿Quien les dijo eso? —exigí con firmeza neutrando la mirada que expresaban mis ojos de querer enterrarlos vivos.
Los dos chicos me miraron un segundo.
—Wong Bim se ha encargado de que todo el Colegio lo sepa.
Me hirvio la sangre. Sabía dónde estaba; podía Buscárle y pedirle que dejara de contarlo como si fuera una noticia de primer plano, pero no lograría nada volviendo a provocar una pelea.
Se burlan de que este Calvo, se burlan de que este enfermo, si les contara como son los tratamiento esperaría haber si intentan volver a reirse.
Mire con recelo la portada del Cómic, era de Linterna Verde. A Tae le gustaba ese héroe, después de clases le llevaría unos cuantos, en mi habitación tengo una colección entera.
—Me quedare esto —. Hable con la voz calmada mientras le arrebata la historieta y me retiraba leyendola.
El chico protestó pero yo lo ignore.
La verdad es que era bastante bueno el relato, desde que comencé a entrenar tuve que estudiar más delicadamente para así no reprobar ninguna materia y poder continuar en el equipo.
Completamente absorbido por la novela heroica entre a clases mecánicamente, tome asiento, saque los cuadernos —sin siquiera mirar que eran los correctos —.
Cerré las Palmas creando un puño, ambos brazos los extendí verticalmente para sostener mi cara mientras leía.
Por el ruido que había en el Salón pude intuir que a la maestra le cogió la tarde, despreocupadamente pase la página a la siguiente viñeta. Mis oídos se alertaron cuando escuche un nombre.
—Mira que lindo esta.
—Si, y su música es hermosa, no logro entender como es que tiene tanto talento.
—Es un genio.
—Y tiene nuestra misma edad. La verdad es que es un sueño.
Un grupo de chicas sentadas dos filas detrás de mi comenzaron a exaltar la música de un chico, por el rabiño del ojo pude ver a las cuatro alrededor de un teléfono.
No traían auriculares, ya que eran un colectivo de admiradoras y solo tenían un par así que colocaron la música baja. Escuche una suave melodía que se intensificaba, era arrulladora. Las notas eran claves, ni muy chillonas, ni muy en bajo.
La canción término con la voz masculina del representante. La verdad es que tenían muy buen gusto. La música clásica siempre me ayuda a relajarme.
—Definitivamente Jeon Jung Kook es el mejor.
Volví la vista hacia mi revista con el Nombre de músico dándome vueltas por la cabeza.
Tras pasados 5 minutos máximo llegó la istitutris.
—Biología Micro celular será el título de hoy —dictó mirando un libro de guía. — en la página 34 de su libro (Biología Micro celular grado 8°) encontraran unos dibujos que quiero hagan en su cuaderno.
Abrí el libro que tenía en la mesa dándome cuenta de que era el de inglés.
—Verbo To Be para conocer el citoplasma— comente con ironía para mí solo volvieron a abrir el maletín para estar ves si escoger el corrector.
Pases las hojas hasta llegar a la página correspondiente viendo unos cilindros arrugados que señalan su interior con más cilindros dentro. Cada uno con un peculiar nombre.
Trace unas líneas intentando formar uno igual.
Las horas avanzaron lento, cospiraron en mi contra sabiendo que tenía deseos de irme rápidamente.
La escuela no es algo que quiera contar ahora, sucedió lo mismo en cada cambio de materia.
Me dirigía al Locker para sacar los cuadernos escuchando a mis espaldas como hablaban de Tae, como hablaban de mí; y de como creían que yo nos escucharía.
Cuando al final se acabó la espera guarde con cuidado el Cómic saliendo a correr en dirección al hospital.
Preferí caminar para poder pensar en lo que le diría cuando estuvieramos cara a cara.
Solo estuve viendo el suelo recién pavimentado; observando los defectos que tenía la acera, cada uno de nosotros somos así de impredecibles.
Ojalá te gustaran mis defectos, por que es lo único que llevó adherido al caparazón de éste elenco.
Las hojas de las árboles comenzaron a teñirse de rojo, significa que el otoño pronto los hará mudar de piel.
Me aferró a mi maletín como un escudo, al llegar al hospital rápidamente paso por recepción sin consultarle a nadie, la chica me llama pero yo se donde queda la habitación.
Me encuentro al señor Kim parado frente a la habitación abierta, mirando el interior como si se tratara de una tragedia. Mi curiosidad da un vuelvo de 360 grado al llegar a su lado.
—Señor Kim buenas tardes —saludo primeramente—, ¿No tiene que trabajar hoy?
Él se da cuenta de mi presencia y parpadea dos veces regresando de una ensoñación.
—Hola J-Hope, si, debería; pero Tae esta siendo ingresado al quirófano.
Mi cuerpo queda inmóvil, mis hombros pierden resistencia haciendo que las correas del maletín se resbalen y éste caiga al suelo.
—¿Pero, por que?
Intenta explicarme por que veo el esfuerzo que hace por no parecer difícil de enfrentar. Nunca un padre superara la sensación de la primera vez que su hijo fue entubado y anestésiado.
Suga me ve desde el interior de la habitación con algo de sorpresa, decide salir abriéndose paso entre las enfermeras que preparan el cuerpo de mi amigo.
—Ven conmigo—es lo único que dice saliendo del hospital.
—Disculpe—, esbozó una sonrisa hacia el señor Kim para pedirle un segundo, él asiente y yo comienzo a caminar hacía donde Suga salió recogiendo el maletín del suelo.
Deje eclipsados al viento mis parpados, pues a lo lejos en el alto valle, ya se tiñeron de sangre los cielos, tuve miedo de lo que pronto de sus labios oiria. Como si hubiera un espejo detras de su espalda, me ví caminar hacia él; Como dos ventanas vecinas, me devolvían el gesto terribles sucesos.
Pude predecir aunque no sabemos cómo juega el futuro sus cartas que apuesta al destino. Su envidia recorre tintineante como campana de Navidad, deseosa de acabar el año, la vida, el día entero y no hay prospero ni mar infinito que sus estrechos confines arrebata.
Era una mala ecuación, no tenía forma o color, la ruta tomada no tenía ninguna dirección precisa o consiza.
Una parábola torcida.
Me sentí capaz de resolver un examen de logaritmos, pero no de plantar mi lealtad a la tierra.
Todas las hojas de los árboles cayeron en pos de mí, estuve con la cabeza Gacha hasta que estuvimos a una distancia prudente de la clínica.
Suga suspiro. Estaba seguro de que me iría a dar un paro cardíaco. Sabía cuanto apreciaba a su hermano. No debía ser fácil cargar con toda la presión de tener que contarle a la familia y parientes el motivó.
Cargaba una pluma en llamas. Peor que una bomba de tiempo.
—Escucha Hoseok —comenzó a hablar un poco apenado —, el cuerpo de Tae se empeño a reaccionar de forma violenta a los tratamientos. Lo primero es el agua en los pulmones, intervendran Quirúrgicamente, pero no será la primera vez.
Permanecí unos segundos removiendo algunas gotas sólido del suelo, eran granitos de tierra que mis Tennis seleccionaban girando sobre su eje.
Fue uno de los peores días, cada vez que mi amigo estaba al borde de un vacío me sentada en la Sala de espera orando para tenerlo más tiempo conmigo.
No necesitaba tener pegado en la pared una cuenta regresiva, aunque hubiera sido bueno lograr prepararme antes de verlo envuelto de máquinas y completamente inconsciente.
Cuando la operación terminaba solo me paseaba alrededor de su habitación esperándolo. Soñaba con que todo fuera una pesadilla de mal gusto.
Que Tae saliera riendo mientas decía "¡Caiste! No estoy enfermo, ahora vámonos que la ronda pendiente en el Xbox no se cumplirá sola"
Pero de forma erronea parpadeo apartando las lágrimas; me vuelvo hacia el cuarto y ahí está, una base blanca que cuenlga al final de las barrillas dice: " Paciente: Kim Taehyung, Edad: 12 años, Face: Leucemia primer grado."
Aun le queda mucho más por hacer. Aun conserva su ánimo, la fuerza.
Algo que todos aparentamos por él.
Suga frente a mi guarda silencio esperando que pueda formular dos palabras congruentes.
—Esta bien, yo—balbuceo —. Supongo que me iré, ¿Puedes decirle que vine?
—Claro —asegura volviendo a entrar en el hospital.
Permanezco como estatua viendo a la lluvia descender de su cueva mojando mi uniforme. Eclipsaban mi ánimo, las gotas de agua evitaban que fijará la vista con mayor precisión hacia mi alrededor. Me dedique solamente a arrastrar los pies por la acera devuelta a mi casa.
—¿Por que tanta penumbra rodea esa cara?
Cerca a una tienda, sonó la campanilla que tenía la puerta principal avisándole al vendedor que alguien llegaba o se iba, alguien con una cesta llena de frutas salía de ahí.
Al inclinarse para bajar un escalón alto una manzana se le cayó llegando hasta donde me encontraba.
La recogí sin darme cuenta de que la miraba con anhelo. Salí corriendo del Colegio y nisiquiera había pensado en mis necesidades básicas. Tenía hambre.
Con gran esfuerzo se la devolvi a la mujer.
—Oh cariño no te preocupes, tengo 10 más, puedes comertela.
Me sonrió con gran afecto, suena raro pero sentía que la conocía de mucho antes.
Sin que hubiera necesidad de recordárselo de nuevo le deje a mis papilas gustativas la tarea de saborear la súperficie verde.
Me encantan las manzanas de ese color, tiene más jugó y son acidas-dulces.
—Será mejor que saque el paraguas, no quiero terminar por coger una gripa. —señalo la mujer sacando de su bolso una sombrilla de color azul con puntos blancos.
La extendió sobre los dos asegurándose de cubrirnos lo suficiente.
—Sigamos—dijo de pronto empezando a caminar, fui detrás de ella terminando de comerme la fruta.
Cerca a un basurero deposite el cadáver.
—Ahora si, dime por que un chico como tú, tan joven esta tan triste—Quiso saber mirándome fijamente.
Oculte mis manos en los bolsillos del pantalón preparándome para almenos hacerle un pequeño resume de lo maravilloso que había sido mi día.
Sarcásticamente hablando.
—Vera, se que tiene la costumbre de pensar que un niño de nuestra edad solo debe estar jugando, riendo y en la escuela, pero lo cierto es que también tenemos problemas—; le aclare de antemano señalando las nubes grises. —Y especialmente en estos casos el clima lo sabe.
—Pues claro que todos tenemos problemas, es algo inevitable —respondió reprimiendo una risa.
—No se ría, la verdad es que justo ahora iba de camino al hospital para visitar a un amigo.
—¿Y que pasó?
—Pues todo menos lo que yo esperaba, su hermano me ha dicho que esta siendo operado y su cuerpo comenzo a rechazar el tratamiento, no sabe cómo me sentí. Quería ir tras él pero ¿como? No podía hacerlo, el maletín se me resbaló del hombro, mi mundo se desinfló. No hubo un buen comienzo para él, ¿como puedo guardar esperanzas para lo que viene?
Solo puedo pensar en lo difícil que será verlo sabiendo lo que sé.
>>Debere fingir que todo va bien, mi amigo cree que las operaciones son para reducir su cáncer, la verdad es que no, tratan de que no muera por que los resultados no son los esperados,—me desahogue con una lágrima cayendo uniéndose a la lluvia para estrellarse en el pavimento— y Probablemente yo algún día no pueda más.
—confese sin saber que ese decreto se haría real.
La mujer habló restandole importancia.
—Aun eres muy joven, puede que no lo entiendas bien, pero ser fuerte no significa ignorar los hechos y aguantar. Ser valiente es conocer a tu oponente ; y aun así seguir adelante. Debes estar con tu amigo, pero no haciendo oídos sordos a la probabilidad de que el no resista su enfermedad, significa que debes estar con él ayudándolo a aceptar esa probabilidad.
No dejes que ese edema le de tantas vueltas a tu cabeza, es facil, solo debes creer.
Siguió dándome aliento de vida hasta que la lluvia dejó de acompañarnos.
—Entonces, ¿Esta bien que le diga a mi amigo que en realidad no todo es color de Rosa? —pregunté al llegar a un cruce donde debíamos separarnos. Ella embozo una sonrisa maternal.
—Puedes decirle que ambos están juntos, y no es cierto que la muerte es una excusa.
—fue su respuesta guardando la sombrilla.
—Gracias por escucharme —confese señalando el camino que debía tomar.
—Incluso si no lo hubiera hecho tu hubieras seguido hablando.
Me reí por que es verdad.
La ví desaparecer en la próxima esquina a la calle de donde vivía, camine hasta llegar al vencinandorio en donde crecí.
Me límite a ir a mi habitación ya que mis padres trabajan todo el día y decidí hacer tareas.
Tendría que esperar hasta volverlo a ver.
Encendí el televisor comenzando a conectar los cables del video juego, hasta que mi madre volvió primero me límite a jugar tratando de romper el récord que Tae había dejado la última vez que vino.










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