Primer Concierto #40
- Mellower Fanatic

- 5 nov 2018
- 11 Min. de lectura
Es exagerado decir que los días han sido una tempestad de noches que paradójicamente hablando me hacen ser una bolita de grasa sentada en el sillón deprimiendome en la soledad de lo amplia que es la cuadrada caja, eso suena demasiado triste incluso para mí. Solo fingo que todo está bien mientras mi corazón se arruja cada día que pasa y no se nada de mi amigo; nadie me ha llamado para avisarme del equilibrio que se balancea con cada cirugía. Tienen los filósofos de la antigua Grecia razón al llamar de manera dramática a la persecusiva espera "Es una tarde llena de emociones mientras aún llueve sin razón, el cielo es claro y se forma un arcoiris, la espera es un revueltigio de tiempo sin sentido, por eso es frustante" Es la dulce muerte antes de llegar a una tumba.
Me dejó caer en las sedas del edredón mientras le dejó a mi mente la tarea de desaparecer durante unos nanosegundos. Claro que ese hecho no se completa por que en lugar de pensar en como sobrevivir otro día sin Kim recuerdo de ante mano que justo esta mañana debo entregar un informe importante para la clase de español.
Me ví en la necesidad de levantarme como una bala de cañon y buscar por doquier, estaba seguro de que lo había guardado; pero ahora que lo necesito no aparece.
—Será un milagro del cielo si llegas a encontrarlo— la voz de mi padre irrumpe en la habitación mientras estoy debajo de la cama recogiendo un par de envolturas que seguro deje mientras tras deducir el hecho de que mi amigo tenía una enfermedad terminal me dedique a comer y ver series que antes compartía con él. Mi padre se queda a verme mientras bebé una taza de café, yo trato de ignorar su sonrisa de triunfo. Sabe que no lo encontraré, ¡Es más! Estoy yo mismo seguro de ese hecho.
—Ya, pero lo encontraré, tampoco hablamos de buscar una aguja en un pajar. Mi habitación tiene personalidad—; expete irónicamente durante el arduo trabajo.
En lugar de ayudarme o decir algo como: "No te preocupes Hijo, yo lo haré por tí"
Prefiere burlarse de mi descuido, la cabeza no ha estado pegada a mi cuerpo últimamente.
—Será mejor que organices y no que Amontones —réplico mirando la pila de ropa que llevaba en las manos y trataba de meter en el armario a la fuerza, sería más fácil deshacerme de un par de pantalones para localizar las páginas.
—Debe estar cerca, lo presiento —me queje cerrando la puerta con una patada. Algo crujio entre la ropa sucia mezclada con la limpia haciendome parar para escuchar mejor. Volví a empujar esta ves más despacio volviendo a prescindir ese sonido.
Me apresure a buscar entre las prendas hasta dar con un pedazo de papel arrugado.
—¡Eureka! —exclame efurofico mientras sonreía sostenido entre mis dedos el trabajo.
—Bien hecho,— felicito el señor Jung terminandose la taza agregando un levantamiento de cejas señalando los papeles —la cosa es que tendrás que volver a hacerlo o de lo contrario reprobaras—; recalcó señalado la cubierta arrugada, mi nombre ni siquiera lograba leerse bien.
La maestra Geok tendría un desmayó al verlo. Parecía una envoltura de dulce mal impresa, en una de las esquinas del papel había una manchas naranja. Decidí olerla describiendo que era dulce de pasta.
Los clasicos que mi madre horneaba en pequeñas circunferencias exactas y que adoraba comer.
Tendría que ponerme a transcribir todas las letras que componía el redactor.
—¡A desayunar! —habló desde el primer piso la hora de la verdad. No tendría mucho tiempo de sobra volver a empezar incluso si justo ahora decidía comenzar.
—Será mejor ir. — habló depronto él hombre con corbata que se apoyaba en el marco de la puerta volviéndose para bajar las escaleras.
Comienzo a mirar decisivamente la computadora que tengo al lado del armario con perfecta luz profectada por la ventana; y las 5 páginas de la labor académica entregada a primera hora.
—Ay estoy perdido —murmure con desánimo dándome cuenta de la realidad arrolladora que me giraba por los Aires como un tornado.
Necesitaría de un milagro, por segunda vez me llamaron para desayunar, baje los 10 peldaños igual o peor que un soldado dispuesto a morir en la guerra.
—Cariño, ¿Esta todo bien? —preguntó una mujer con un delantal alrededor de su cintura cuando al dejar el plato de mi desayuno vio mi cara de angustia. —; ¿Por que tienes esa cara?
—Pues... —trate de explicarle pero me detuve analizando la situación, si le decía que solo tenía aproximadamente 1 hora y media para volver a hacer él trabajo de hace una semana, sería inevitable negar que dejaría de existir Jung Ho-Seok. Así que mejor dije:
—No, nada.
Cuanta mentira había en esa respuesta, siempre habrá sentimiento en cada "No me importa" Verdad en cada "No se" Y celos en los "no te preocupes confío en ti".
Justo ahora mi garganta se quemaba.
Cuando llegue al colegio solo podía intentar atrasar mi estancia al Salón esperando que la profesora no estuviera, al sonar por todos los corredores él gritó de guerra apresure mis pasos.
—¡Buenos días Directora! —escuche que todos saludaban al Unísono. Espera ¿Que? ¿Directora? Casi doy una nuestra de jubiló al enterarme de ese dato.
Sonreí de oreja a oreja cuando estaban dando la explicación de ausencia de la profesora.
—Correte Hoseok, no me dejas ver —se quejó un chico justo cuando pasaba frente a él.
Me disculpe moviendome ágilmente entre los puesto hasta que hube ocupado el mío.
—La Maestra como saben esta embarazada, y su labor de parto se ha adelantado. Ahora es cuando su bebé esta por nacer, dando como resultado su falta durante la estancia de maternidad que le fue otorgada. En su lugar queda acargo el profesor Choi Tae-Joon—finaliza señalando a su lado derecho, un hombre alto, bien vestido y apariencia amable que agitaba la Palma acomodandose un par de gafas sobre el puente de la nariz.
Festeje dentro de mí, me he salvado. El profesor no ha de estar enterado del trabajo. Es nuevo aquí. Así que tendré tiempo de hacerlo más presentable.
Todos aplaudimos cuando el maestro comenzó a presentarse.
—Encantado jóvenes, espero conocerlo igual que la maestra y que mi materia sea de su agradó.
Respire hondo guardando las arrugadas páginas dentro del maletín. De camino al colegio nisiquiera pude pedirle a mi padre la posibilidad de volver a imprimirlo. Por que era obligatorio hacerlo a mano.
Trate de alizarlo pero solo termine arrasando una de las esquinas.
La directora salió del aula refiriéndose a nosotros para que nos comportaramos bien mostrándole los temas que habíamos compartido con la maestra-mamá a su reemplazo.
Min-Young tuvo como idea decirle de la tarea pendiente.
—Podrían por favor alguno decirme, ¿Cual es el tema que conocen en última estancia?
Estaba por levantar mi mano cuando alguien se me adelanto.
—Si profesor, la clase pasada quedamos de traer un proyecto con relación al Internet.
Todo el Salón en ese instante hizo el amague de lanzarle los maletines encima para que silenciara un poco su melodiosa pero fastidiosa voz.
—¡Ah! muy bien, por favor dejenmelos en el escritorio— puntualizó colocando una mano sobre una superficie Lisa color gris, justo en un espacio perfecto al lado de un taja-lapiz.
Pronto sentí el peso de un elefante sobre mis hombros encorvados, cabría sin dudar de no ser por que una de sus esquinas esta un poco fuera de Honda, basta decir que mi trabajo no las tiene completas.
Uno a uno se fueron levantando de su puesto para dejar un modelo de papel ligeramente bien presentado delante de él.
Cuando fue el turno de mi fila no tuve otra opción.
Él profesor miro con rareza mi dos noches en vela pero decidió pasarlo por alto. Mire a Min-Young tan pequeña que si pasará el orificio de una aguja por Ella. Cabría perfectamente.
Sonoramente deja caer mi cara contra el pupitre de madera provocando que todos me voltearan a mirar. Que f r u s t a c i ó n.
F-R-U-S-T-A-C-I-ON. Incluso lograba deletrarlo. ¿ven? Después de todo si sería recordado. Como el amigo de un chico con leucemia y el de peores notas en el Colegio.
El nuevo profesor se levantó de su lugar empezando a dar un repaso concedido después de haber revisado los temas que seguian pendientes escritos en una carpeta con su nombre.
—La clase anterior, me he enterado que tuvieron la oportunidad de verificar las tablas que contiene el interney para su uso. Como las redes sociales....
Deje de escucharlo por que todo eso ya lo sabía.
La clase término, así que le obligue a mis piernas conservar la calma y no desplomarse justo en medio del marmol.
Ví a Min-Young con la intención de acercarseme pero le bloquee el paso.
—Ahora no quiero hablar, por favor sigue tu camino.
—Pero yo...
—Sigue tu camino mujer.
Fui a la cafetería sin ánimos, lo cierto era que no me importaban los rumores que seguían estando presentes como una epidemia, la verdad era que sin Tae todo parecía perder color. Al entrar todos tenían un grupo con que compartir un sitio, si iba a las "Bancas" Reviviria momentos que no me apetecía justo ahora volver a ver como un proyector de películas dentro de mi cabeza.
Min estaba dando un paso atrás cuando decidí que no quería estar solo.
—Espera —dije a lo último, ella dejó la marcha a medio paso.
—Dime.
—¿Quieres comer conmigo?
Parecía que una sonrisa de formaba en sus labios, un sentimiento parecido al arrepentimiento nació envuelto en un pañal, y cuando ella aceptó aprendió a caminar.
No la lleve a mi lugar especial, era algo que solo compartiría con mi amigo, en cambio nos conformamos sentandonos cerca del Salón a donde iríamos finalizando el receso.
Guarde el sándwich y el jugó de manzaba comprados. Había perdido el apetito.
Su compañia fue reconfortante.
—No conozco a Taehyung tanto como seguramente tú, pero quisiera saber ¿Por que todos estos días has estado lejos de este mundo? ¿Se pelearon?
Suspire ladenado una mueca.
—Algo parecido, la verdad es que salirme del equipo de basquetbol no fue una noticia que le gustara mucho.
—Ya veo, tiene sentido, todos en el Colegio tiene la mirada en tí. Y es que eres él mejor jugador del equipo, ¿Era necesario ejecutar ese movimiento?
Fruncí el ceño.
—¿A que te refieres?
—Solo quiero decir que en cierto grado de locura, la humanidad puede cometer actos deplorables por angustia o desesperación, podría ser esa desicion uno de ellos.
Me levante doblando su tamaño.
—No te atrevas, haber dejado el equipo no fue deprorable o un ataque de desesperación.
Ella se enojó empujandome levemente.
—¿Entonces por que lo hiciste?
—¿Por que te importa tanto? ¡Fue mi desicion! No eres responsable de nada, no tienes derecho a preguntarmelo.
Cruce ambos brazos sobre mi pecho colocando una barrera invisible entre los dos, ¿Pero que le pasa? A este colegio solo le importa el prestigio que obtiene por mis medallas y premios. Todos se han enamorado de mis triunfos. No saben nada.
Es como si les quedará debiendo algo al dejar la cancha; se equivocan, tendré el éxito de nuevo pero con la motivación a mi lado.
La retina de sus ojos de suavizó al tono de mi voz, Min volvió a sentarse.
—Perdoname, no fue mi intención, solo quería saber— confesó sacando del bolsillo delantero de su pantalon la combinación de su Locker— Es que, eres increíble cuando juegas, ahora que no lo harás más supongo que me puse triste por confirmarlo.
Me senté a su lado colocandole una mano en el hombro más cercano a mis acciones.
—Entiendo, puede que haya sido repentino, no considere ninguna probabilidad de quedarme, si se trata de tu hermano del alma. Entonces la mano no tiembla si la hora de disparar ha llegado.
Debe haber sido algo que dije, en ese momento Min voltea a verme con sus córneas dilatadas inclinándose para besarme.
El fin del descanso se anuncia por los parlantes.
—Queridos estudiantes, por favor ingresar a sus respectivad aulas, el timbre ya ha dado eco por los pasillos así que sean amables de cooperar.
Todos los presentes comenzaron a dirigirse a sus respectivos horarios cuando depronto al tratar de moverme no logró nisiquiera que mi dedo meñique se estire. Min me acaba de sujetar la cara para acercarse más, una oleada de pánico desborda desde mi interior.
La empujó no tan fuerte para al tiempo salir corriendo.
Llegó a tiempo para no salvarme la intro de las neuronas.
Respiro entrecortadamente, igual que en una maratón.
¿Acaso esta loca?
Acaba de intentar besarme una chica.
Esto no puede ser.
—Hoseok, ¿Tienes algo que contarle a la clase?
Alzó la vista de mi pupitre para sentir el ligero toque de una regla en mi hombro derecho. El reflejo de mi miedo destaca de sus ojos.
—N-n-no n-n-a-nada, disculpe —. tartamudeo torpemente sacando el cuaderno para escribir lo que acababa de anotar en el tablero.
Decido relajarme para concentrarme, debo parecer un paranoico.
Al finalizar la jornada decido evitar todo contacto humano, camino apresuradamente hasta estar a salvo en la acera cerca de la cuadra donde vivo.
Introduzco las llaves en la puerta cuando escuchó una voz.
—¡J-Hope!
Una sonrisa se arroja a mis brazos al reconocerla. Es Suga, o bueno, Min Yoongi. No le gusta mucho que lo llame así a menos que sea de recocha o este Tae presente, es muy reservado. Aunque igual me cae bien.
—Hola, pasa ¿Quieres tomar algo? —saludo de muy buen ánimo por que se que me trae buenas noticias.
—No te preocupes, vine rápido.
—¿Paso algo?
—No, nada de eso, mi hermano esta bien, quiere verte más tarde.
Pronto todo a mi alrededor desaparece.
—¡¿Enserio?!
—Si, después de que almuerces y hayas terminado todos tus deberes puedes pasarte por el Hospital si quieres.
—Pues claro que quiero —le confirmó dándole un abrazo. Él me devuelve el gesto.
—Tranquilo Chico, ahora me iré, nos vemos más tarde —se despide metiendo sus manos en los bolsillos delanteros del pantalon.
—¡Cuenta con ello! —gritó antes de que desaparezca en el próximo cruce, justo a su lado pasa Min-Young, entro rápido eludiendo su llamado.
Me recuestro hasta llegar el suelo percatandome de lo pesado que se encuentra la base de todo mi sistema inmune.
Casi término arrastrándome al cuarto.
No pasa mucho tiempo para cuando mi madre llega para hacer el almuerzo, le ayudó como todos los días limpiando el mesón para fritar la carne.
—¿Algo interesante que contar? —pregunta depronto mirándome de reojo. Una gota de sudor se desliza por mi frente, es cierto que el cuerpo no ayuda.
Improviso contándole sobre un incidente en la clase de física, una bola de humo nos cubrio debido a la imprudencia de un chico que casi se come el experimento.
Ella se asombra revisandome para verificar que no tuviera algún rasguño.
—Todo está bien, fui el único que ayudó al joven alejando la probeta contaminada—alardee un poco. —Por cierto, Suga me ha pedido que acompañe a Tae esta tarde.
—Oh bueno, supongo que ya conoces el camino, por favor ten cuidado y termina antes todos los debes que tienes atrasados—Pide poniendo a freir las papas.
Asiento prendiendo la licuadora.
—¿Has oído hablar de Jungkook?— fue la respuesta de Tae cuando llegue preguntandole si quería salir a algún lado.
Recordé a las chicas de mi clase hablando de él e incluso escuche su música.
—De hecho, ahora que lo mencionas; si, he oído hablar de él.
Igual que una mariposa que descubre el mundo sus pupilas se agrandaron en un intenso brillo.
—¿Donde?
— En clase de biología si no mal recuerdo.
—¿Quienes?
Me acomode el cabello revolviendolo un poco.
—No estoy seguro, no me habló con todas las chicas del Salón — Y ahora menos— solo escuche a unas chicas hablar de su música e incluso pusieron una de sus canciones, fue hace una semana—. Terminé encogiendome de hombros, restándole importancia.
—Ya veo, fue cuando tuve mi primera intervención. —afirmó, yo no lo negué confirmandolo.
—Si, supongo que debido a eso no nos vimos.
—No te culpes, se que mi hermano te pidió que te fueras, me lo contó cuando recupere la conciencia.
Una penumbra rodeó su rostro, ambos sabiamos de antemano que se aproximaba.
A pesar de eso nada nos logró separar, compartí su gusto repentino por el músico. Me sabía de memoria las teclas que tocaba, cada vez que Tae ponía una canción de él logrará reconocer cual era.
Pasábamos la tarde escuchandolo.
Hasta que se le concedió una oportunidad inigualable.
Su primer concierto en Busán. Aunque prefería llamarlo presentación.
Y por supuesto que iríamos.
Suga me acompaño a la taquilla en la preventa obteniendo los mejores puestos.
Pasados tres meses desde la última cirugía— claro que hubieron más—. El cuerpo de Kim lograba cobrar fuerza, obtuvimos un permiso especial para su asistencia.
La noche llegó.
—Que emoción —no dejaba de decir entre dientes mi amigo cuya ausencia de cabello se hizo presente.
Creía que necesitaba más tiempo para que eso ocurriera, sin embargo los tratamiento era demasiado fuertes.
Todo esto sucede en 365 días.
En un año la vida de todos cambio debido a unas gotas de sangre que decayeron por su nariz.
Fueron necesarios 12 meses para que alguien en los cielos empezará a contarle al mundo mi vida y la de quienes me rodeaban.
En 365 días mi amigo enfermo.
En 365 días deje el deporte para estar con él.
En 365 días conocimos a un músico del que se enamoró.
En 365 días asistimos a todos sus conciertos.
En 365 días fue cierto que nos dijeron que el estaba mejorando.
Todo estaba dictado para suceder en un año.
Pero al no cumplirse ese reglamento las páginas sin usar movieron la tinta sobre si y el rumbo cambió.
Igual que en destino final, los veo morir, sus sobrinas se apagarán, sus ojos dormirán y su cuerpo no volvera a ser el mismo.
Nadie lo será.
Nadie lo sabe tampoco, solo yo me encuentro parado como una estua en medio del Gran salón donde todos felicitan a Tae por no abandonar sus sueños y a mi por siempre estar a su lado.
¿Que hice mal para que los dioses me dejaran ciego?
Para que me dejaran ir sin conocer a un desierto anónimo, a una miserable existencia.










Comentarios