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Hermano mayor #41

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 14 nov 2018
  • 12 Min. de lectura

—Por favor apresurate —insistió un chico golpeando de manera persistente el tapete del auto donde iba volando por la autopista,  no hace mucho le habían asignado tener en su poder una noticia que casi lo hace desmayarse sin razón aparente. 

Dentro crecía un tornado de emociones desconocidas, ¿Que eran? 

Solo hace unos segundos estaba parado en medio de su casa con un chico que deseaba dar por desaparecido queriendo hablar con él de nuevo mientras lo rechaza millares de veces,  también el músico del que estaba enamorado había despertado un secreto importante para que les permitiera hacerle recordar de nuevo su vida anterior cuando el sujeto allegado a el pero deseoso de que se fuera descubre para si la presencia del faraón. 

No tuvo otra opción que seguirlo. 

Su hermano pisaba el aceleraron a fondo cuando de repente disminuyó la velocidad,  el chico se volvió para verlo ya que este no le respondía, noto una leve inclinación de su cuello en dirección zurda presionado un apartó con el hombro, acerto que estaba hablando por teléfono. 

—Si... Perfecto... Llegaremos en uno 30 minutos si es que el tráfico se aliviada un poco, —escuchó que pronunciaban sus labios,  agudizó más a fondo sus oídos captando las palabras que la voz a través de la línea hablaba. 

—Min yoongi date prisa,  estamos doblando la esquina y J-Hope ya noto los globos, tendrán que ser más veloces si quieren llegar sin que él lo noté. 

—Esta bien Jin,  pero no tengo poderes para evitar parar cuando el semáforo este en rojo. 

—¿No se te ocurre algún carril que puedas usar como escape y acortar la distancia? 

—Ahora que lo dices—Advirtió el conductor pensativamente— Se me ha ocurrido una idea, te veo luego. —colgó de pronto sin esperar la respuesta de su colega. 

El hermano de Tae dejó su teléfono a un lado girando al tope el volante del vehículo intersectando una calle a mano derecha lo más rápido posible. 

No muy lejos levitaba una sección amarilla que obligaba al conductor a frenar, al ver que era demasiado próximo pasaron de largo provocando un salto sobre sus asientos, Tae se golpe un poco con el techo. 

—¡Ay! ¡Ten cuidado! —Se quejó empezando a sobarse con receló la coronilla.  

—Perdona —; se disculpó Yoongi mirando desesperadamente por los letreros de las tiendas que dejaban atrás. 

—¿Que tanto buscas?  

—Eh...,  pues.  Veras es complicado,  pero tenemos que llegar a la cada de Hoseok antes de lo esperado —Explicó sin verlo específicamente. 

—¿Acaso tuviste un ataque de amnesia o algo? —reprocho irónicamente Tae desde su asiento,  Suga alzó una ceja decisivamente —; Si esta muy claro,  debemos tomar la calle 66 con 5A y en el próximo cruce estaremos en su casa —respondio acertando mientras rodaba los ojos. 

—Debe ser que hace años no vamos a visitarlo. 

—Y como si lo mandaste al otro lado del mundo —. Recalco Tae suspirando. 

—¿Otra vez con lo mismo? —dijo con fastidio el hermano mayor haciendo caso de las indicaciones, bajo una rampa que finalizaba el callejón dirigiéndose a la calle 66.

Su tono de voz enfureció al joven. 

—Claro que vuelvo hablar del tema,  ¿Y sabes por que? Sencillo, me quitaste 3 años de su alegría,  convertiste mis días miserables por una desicion que me marco de por vida,  ¿Te parece poco? 

—Se que estuvo mal,  lo siento,  pero no quiero revivir lo pasado,  se fue 3 años, ¡¿Que vas a hacer?! Nada,  por que no puedes devolver el tiempo,  Aceptalo; solo quería protegerte,  perdón si me interesó en tu bienestar —estalló Suga llenado el lugar de gritos. 

Su pecho se inflaba con cada respiración, capaz y hechaba humo. Su pequeño pedazo de carne inyectado en sangre no entendía sus razones,  había llegado al borde de perderlo para siempre. Estaba en una situación critica,  no permitiría que un niño irresponsable lo expusiera de ese modo arrebantandole a su hermano.

Probablemente en una transfusión se hubiera sabido que no eran parientes,  pero eso no importa,  por que Min Yoongi decidió,  desde el momento en que lo cargo en sus manos; que sería su hermano cueste lo que cueste. 

¿Ese era el precio que tenía que pagar? 

¿Caeria su imperio por un acto exasperado de tenerlo a su lado para siempre? 

Nadie se preocupaba por él, incluso sus padres lo tacharon de villano. Solo no quería ver a Tae morir. 

Unas gotas de agua cayeron en el parabrisas derramando un poco de H2O en su rostro, bailaron unas cuantas más peligrosamente por su párpado izquierdo. 

—Taehyung, por favor cierra las ventanas, ha comenzado a llover —le pidió al copiloto,  obedientemente el nombrado hizo caso encerrandolos en una esfera, la atmósfera tensa era calurosa, no hacia falta prender la calefacción. 

Min se esforzaba al máximo apretando la mandíbula hasta el clímax, se le entumesio la Barbilla cuando vio justo lo dicho por Jin a través del móvil. 

—Llegamos —susurró Tae cuando las cuatro ruedas se deslizador por el pavimento y se adentraron en el barrio donde Residia la familia Jung. 

Ya no había vuelta atrás. 

El día también había sido oscuro cuando un chico de apenas 16 años recién cumplidos bajo a tropezones las escaleras del Hospital donde estaba el cuerpo de su hermano menor corriendo sin dirección presentida, solo queriendo alejarse de quien fuera lo perseguía. 

El pavor desprendía de sus ojos como el vapor del suelo cuando la estrella de la mañana se aproxima al cielo y devuelve lo derramado a las nubes de nuevo. 

Día del diagnóstico. 

Quería ser fuerte,  ante los demás me mostraba de ese forma tan abstracta aunque estaba lejos de serlo, Cabía decir que en el momento en que la palabra Leucemia se escribió con tinta indeleble a Raíz de un papel ; y que todos conocimos por primera vez,  estaba seguro, ciertamente sería un hueso difícil de roheer, aún así Tae se recuperaría. Tenía fe. 

Durante un año cuidaba de ese niño como si fuera mi hijo.  

A mi mente llegaron imágenes de sus primeras ecografías,  de sus primeros pasos, de sus primeros llantos. 

Era el guardián y padre de ese niño cuando mi padre se ausentaba por razones de trabajo; no juzgaba al hombre que me trataba con igualdad apesar de ser diferente,  estuvo en nuestras manos el hecho de formar una familia para ese bebé. 

Ahora el juego comenzaba de nuevo. No iba a desfallecer,  trate de ser una roca así que les pedí a todos valor. Le agradecía inmensamente a él joven Jung Ho-Seok por devovlerle la esperanza en aquel Instituto tan gris, fue imposible impedirlo. 

Siempre supe que aquel chico tenía algo, ¿Era normal no hablar pero si escuchar?

—Mamá, ¿No crees que Tae podría resultar tener síntomas escondidos de alguna enfermedad? —le pregunté sin aviso un día que llegamos a la casa después de dejarlo a las fueras del Gran lugar donde se la pasaba gran parte de la mañana. 

La señora Kim y Min palidecio. 

Solo que al mirarme descubrí enojo. 

—No digas esa clase de cosas Yoongi,  tu hermano es fuerte, y si no habla es debido a que es muy tímido —Replicó defendiendo su comportamiento mientras sus pasos se dirigían a la cocina. Tuve la intención de seguirla pero continuar la discusión sería absurdo. 

—Almenos estoy tratando de ayudarlo,  en vez de dejarlo en un lugar donde nisiquiera encaja por que no es mudo—; babuceé subiendo las escaleras en dirección a mi habitación.

—¡¿Que dijiste?! —gritó una mujer desde la primera planta con un delantal en las manos. 

—Uy.... Nada mamá,  que justo ahora investigó sobre los animales mudos. 

—Muy bien jovencito,  será mejor que lo hagas,  ya revise tu calendario y tienes examenes la próxima semana,  espero obtener buenas notas el día que finalice el período, para empezar a averiguar una beca para tu Universidad.—ordenó colocando ambas manos como ollas sobre si viendo hacia arriba que era donde me encontraba a medio camino. 

Asentí volviendo sobre mis patoles sin chistar hasta que llegue a una simple habitación, la cama estaba perfectamente doblada,  no tenía ningún tipo de póster o fotos enmarcadas pegadas a la pared. No es mi estilo,  prefiero pasar desapercibido, mi única compañia es la de una repisa de libros de Contaduría que Leo cada noche, a veces Tae llega cuando estoy por dormirme. 

La primera noche después de saber que mi hermano no era especial ni nada en su cuerpo le impedía ser como los demás, tenía 10 años. ¿Eso te retiene? Nunca se es muy grande o pequeño para hacer lo que te gusta. 

Es todo cuestión de cómo el mundo ha catalogado su forma,  si no existieran esas reglas, incluso sería más fácil coexistir con personas (Superiores)  que tienen talento para algo. 

La luz prendida hasta tarde iluninaba todo el lugar escabullendose por la zona inferior del portón zigzagueando entre las demás habitaciones y el corredor. 

El pequeño seguía despierto notando un resplandor muy débil en diagonal a su puerta. 

Estaba concentrado, así que no escuche su hora de llegada. 

Percibí un chirrido, luego un par de pies, para al fin ver su cara asomarse con precaución. 

—Oye Suga,  —habló despacio, la voz le temblaba, deje los cálculos para mañana viéndolo firmemente invitándolo a terminar su pregunta —; ¿Puedo dormir contigo? —dijo finalmente. 

Mi rostro se suavizó. 

—No te quedes ahí parado,  entra. 

Me hice a un lado dejándole espacio, Tae corrió hasta llegar, abrió rápidamente el edredón escurriendose hasta quedar completamente tapado por el grosor de la Sabana. 

Era época de invierno y las noches eran congeladas. 

Acaricie su cabello quedando dormido poco a poco al instante sin ser consiente. 

Una sola palabra comparada a la hierba mala ahogo una hermosa plata que ambos construimos derramando sudor para algunos día verla llegar hasta tocar las estrellas. 

Mi cumple años #16 fue acompañado del murmullo que una ventisca provocó torciendo la rama de un árbol que golpeaba constantemente mi ventana. Tae estaba a mitad de una tercera cirugía, mi madre estaba con él; y mi padre debió salir de la ciudad por un viaje de negocios al extranjero. 

Después de clases, sabía que la casa estaba completamente vacía; ¿Tenia caso ir aún así? No hice muchos amigos en la preparatoria. 

Siempre estaba estudiando o iba camino al Hospital, o, justo era el día que tomaba exámenes de admisión cerca junto a clases particulares en la Universidad de Ghio Leé. 

La más prestigiosa recién levantada del polvo en Busán. 

Como lo esperaba luego de abrir la puerta hubo silencio, resonaban mis pasos sin piedad en todas las direcciones posibles. Un fuerte abandono sobrepasó los límites de mi frexibilidad. Agotó mi paciencia haciendola añicos, igual que un jarrón estrellándose con el suelo. 

Era cruel. 

Note un pastel en medio del comedor, y un "Feliz cumpleaños Min Yoongi"  Justo sobre una fresa gigante. 

Parecía una montaña conquistada. 

Esa escena me rompió el corazón. 

Me libere del uniforme, Arroje el maletín lo más lejos posible, sujete con fuerza las llaves en mi mano derecha provocando que se me enterrara un pedazo de metal justo en la palma. 

Al retirar el llavero me ardió, la zona se vería Roja igual a un tomate.

Ignorando la sensación emprendí marcha al hospital.

Corrí tanto que mis piernas colapsaron cuando llegue al ascensor. 

Una enfermera salió del recibidor llamándome sin cesar cuando pase de largo sin responderle (¿A donde va?)  (¿A quien busca?) (No es hora de visitas) 

Dentro de mi cabeza revoloteban mariposas negras.

Justo en el momento donde la suela de mis zapatos se detuvo, note el cuerpo desligado de mi madre cubierto por un vestido color azul claro con manchas blancas las cuales deshacía su compostura, su semblante aunque estaba de espaldas era la de alguien derrotado. 

Aquella mujer valiente que me enseño a enfrentar la vida con la frente en alto; ahora hundía sus hombros en el cuello de su garganta con cada palabra que un señor con bata blanca parado frente a ella decía sin parar afirmando sus teorías golpeando la goma de un lápiz recién comprado a una pila de papeles que llevaba sujeta. 

Un trueno rugio en lo alto. 

Sin perder el tiempo cayó en la tierra un relpango iluminando vertiginosamente la ventana a mi costado derecho. 

Ví mi reflejo electrocutado por la descargada y millares de iones combatiendo el Rayo. 

Me acerque lentamente hacía un angustiante rostro reflactado en los binoculares del médico. 

Una idea absurda llegó como una mala noticia llegar al campo de batalla anunciando la muerte del héroe principal. 

¿Todos los fantasmas de los hospitales del mundo usan gafas?  

¿Acaso tiene retina débil? Siempre que visitaba a Tae un viejo, o joven encargados de él tenían gafas. 

<<Deja de jugar y acercate más>>

Sacudí con fuerza desorganizando los perfectos trazos con la peineta logrando desacomodar el flequillo, cayó sobre mi frente como cascada tapandome la vista. 

Las pestañas de los dos párpados que revestían mi rostro lograron recobrar el sentido apartando los mechones de cabello. 

Pude acercarme lo suficiente para escuchar,  la cama de Tae estaba vacía, un efecto colateral del cáncer son los ataques al corazón de quienes te rodean. 

No sabes cuanto tiempo más tienes a su lado, ver una cama vacía, justamente SU cama,  es un infierno que te carcome por dentro. 

1. Puede que haya tenido una intervención. 

2. Acaba de morir. 

Por ese motivó.  Y aunque sabía de antemano que era una intervención, no pude evitar sentir pánico al ver perfectamente dobladas las sabanas del lugar. 

—¿Que va a pasar ahora?

—¿Hum? —noté la desesperación en una de las voces encontradas a unos cuantos pasos. 

Permanecí igual a una estatua. 

El hombre blanco de cuerpo y cara se inclinó. 

—No puedo asegurarselo señora Kim,  pero el cuerpo del pequeño es fuerte,  aun así que haya tenido tres cirugías en menos de tres meses dificulta las cosas. 

—Pero,  sigo sin entender, ¿No me dijeron precisamente que estas cirugías eran para reducir los golpes que el cáncer atestada contra su sangre? 

—Ummm.... —De la frente del chico resbaló una gota de sudor —,  Escuche,  justo ahora estamos haciendo todo lo posible para lograr eso que usted me esta diciendo, pero el cáncer de su hijo evolucionó demasiado rápido... En estos casos temo que la enfermedad se paralice por un tiempo y luego explote.

—¡¿Que?! — exclamamos al unísono la señora Kim y mi persona, el médico noto mi presencia al igual que cuando se dio la vuelta mi madre. 

Antes de que una catástrofe sobrenatural pasará al desobedecer sus órdenes de quedarme en la casa, salí corriendo por el pasillo hasta llegar al aire libre emanado del oxígeno. 

Respire torpemente ya que aún seguía corriendo. 

—Escuche,  justo ahora estamos haciendo todo lo posible para lograr eso que usted me esta diciendo, pero el cáncer de su hijo evolucionó demasiado rápido... En estos casos temo que la enfermedad se paralice por un tiempo y luego explote.

¿Explotar? ¿A que se refería ese hombre con el sinónimo de fin inmediato? 

Sus términos ahuyentaron cobardemente todas mis fuerzas. 

¿Tae morirá? 

—¡No! —grite con fuerza cuando me ví cerca de un risco. 

La residencia donde vivíamos eran parecida a una ciudad más de Busán, comprendía uno de los barrios más lujosos de sus edificios contruidos. 

Cerca del Hospital había un pequeño bosque artificial. 

Me deje vencer por la gravedad manchando de verde los trajes que llevaba puestos. 

Me arrodille llorando sin cesar, no supe con exactitud pero llovía a cantaros. 

Parecía que las nubes también sufrían por mi dolor. 

Mi corazón se escurria del pecho cayendo por mis ojos con cada gota salada, golpeé el suelo soltando puños sin cesar en el pastor humedo. 

Reprimí los sollozos por uno segundos hasta que la angustia fue intolerable. 

—¡El no puede morir! ¿Por que si tan solo es un niño? —desahogue mi garganta hasta que fue imposible seguir gritando. No podía hacer nada, solo tenía 16 años, luego de cumplir 17. Tome cartas en el asunto. No llore de nuevo cuando para todos estaba perdido. Solo actúe en silencio. 

La desdicha tiene muchas formas de verse. 

Existen miles de armaduras donde se esconde,  quien fuera su plenitud, en ese momento se sintió aplastante.  

El médico Gi-Jaonim, él cual hablaba con la señora Kim-Min en tanto su hijo mayor lloraba desconsolado llenando de barro su pantalón y su hijo menor era tratado por manos desconocidas que inyectaban, conectaban, incertaban e incrustaban tubos en su pequeño cuerpo; el cual empezaba a convulsionar llenando sus pulmones de agua y venas cancerígenas; ¿Tenia razón? 

A plena luz del partido esa posibilidad ¿Se haría realidad algún día? 

¿Tae dejaría de preocuparse por la enfermedad sin tener idea de que llegaría al tope y su sangre dejaría de bombear oxígeno para inyectar tóxico parando su corazón? 

En el Colegio dicen que estoy hecho de piedra. 

No muestro mis emociones en lo más mínimo. La razón es simple. 

Entre a la preparatoria muy chico todavía, seguramente tenia unos 10 años; justo cuando a mi hermano empezaron a llevárselo lejos de mí lado por que creían era mudó. 

Una bacteria crecía en su garganta día tras día y a mi familia le importaba su hablaba inglés no. En lugar de llevarlo al hospital, por ser una anomalía. 

Combatieron la extrañesa igual que todos. 

Creyéndolo subnormal. 

Puede estar muriéndose pero todos en el mundo solo ven que es diferente. 

Comenzaba a llegar de mis últimas clases a la casa para verla vacía. 

Salí corriendo el día de hoy, huyendo de mi pasado solitaria por que sentía que el patrón se volvía a repetir. No estaba equivocado.

Madure muy rápido solo para tener 16 años y verme al espejo sin ningún tipo de ánimo por estar vivo. 

Tampoco es que se me permita mostrar signos de depresión o esas tonterías como las llama mi padre.  

—¡Ya estas muy grande Yoongi! ¿Que es ese cuento del Colegio de que tienes depresión? ¿Acaso te falta algo? —me regaño al colgar el teléfono cuando la directora la llamó por que una de mis profesoras noto mi palpable desánimo. 

—¿Que esta sucediendo? —llegó del trabajo el señor Kim. 

—Pues que me han llamado del Colegio de Yoongi para decirme que tiene depresión—. Lo puso al tanto la mujer. 

Quería desaparecer, su expresión fue de pues decepción. 

No es mi verdadero progenitor, siempre lo supe, pero me dio techo y comida, tiene toda mi admiración. Ver esa reacción fue humillante. 

Siguieron riñendome hasta que un pequeño Tae de 5 años entró a la Sala y me abrazo la pierna izquierda. 

Fue una clase de señal. 

Dejaron su charla a medio paso de golpe. 

Cargue al niño con ambos brazos comenzaron a alejarme de sus gritos que hacían fiesta en mi cabeza.  

En ese momento supe ocultar como me sentía.  

Un constante alboroto para llevar solo. 

La única sonrisa del día era arrancada de mi boca por ese enano que tanto amaba. 

Pero eso también me quitaron. ¿Ahora se quejan? 

No. 

¿Pienso cambiar? 

¿Como? 

¿Es posible remendar un saco viejo, arrujado y feo después de haberlo abandonado por años?

Su textura cambia, no volverá a tener el mismo color. No vuelve a ser original. 

Ya ha pasado de moda.  

Seguí siendo inquebrantable para mi hermano, aunque eso significará llorar todas las noches.  

Tome el mando debido a su diagnóstico, creí que sería fácil. Pero seguir siendo él líder durante un años, es devastador. 

Mi sonrisa se perdió mientras buscaba rescatar la de Tae después de tantas heridas.  


 
 
 

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