Somos familia #43
- Mellower Fanatic

- 17 nov 2018
- 11 Min. de lectura
Si te digo que ahora todo será diferente... ¿Me creerías? J-Hope volvió. Comenzaba a exasperarme la insistencia de Suga gritándome desde el primer piso, Jungkook encontró una foto de los dos tomada un día cuando despierte en Seúl. Mi hermano y mi madre me pusieron al tanto. No lo podía creer. Estaba curado. Fuí a hablar con el doctor Stevenson dándome cuenta del procedimiento empleado para mi recuperación; luego de eso vislumbre un parque hermoso parecido al del Hospital en Busán, ahí fue donde conocí a Cristy y Boom. Por cierto deben haber crecido, quisiera volverlas a ver, seguro ellas sabrían que hacer en momentos como este. Investige al respecto enterándondome de que la red empleada a los hospitales contiene un mismo parque en su interior. Todos se llaman igual "Parque Western" Los niños, adolescentes y adultos que se enferman no sólo son en Seúl, todo el mundo debería tener un instante para llorar cuando quiera, reír, leer, pensa, etc. Cuando quiera. Me encontré con alguien en particular. Era él. Jungkook Yacia sentando solo en una banca a unos cuantos pasos de donde me encontraba. Lo escuche susurrar un apodo y después mi nombre. —El chico con gorro de lana —comenzó a hablar mirando el césped del lugar. Instintivamente me toque la cabeza, efectivamente llevaba puesto un gorro de lana que mi madre me habia tejido exclusivamente cuando el cabello empezó a abandonar mi cabeza debido a las Quimioterapias. Una vez mientras esperaba a Suga leí en una revista que el proceso "actúa fundamentalmente sobre los tejidos de proliferación rápida, como son los tumores. Dentro de este tipo de tejidos se encuentran los folículos capilares" (Cuando se administra el tratamiento se dañan estas células. La mayoría acaban siendo eliminadas, ya que es más fácil quitar la célula y cambiarla por otra que reparar el daño.) o eso decía. Recuerdo quedarme por horas mirándome al espejo recorriendo con la llema de los dedos cada trozo de piel descubierta por la falta de ropa color castallo que herede de mi madre. Grite su nombre atrayendo su atención. Primero pude percibir un cierto asombro en la forma como sus hombros decaídos estuvieron alerta. Luego se volteo y supe que no era un sueño. No podía, no cavia en mi corazón el momento tan dichoso cara a cara con su melodiosa voz. Había conquistado cada célula de mi piel sus notas finas y de sensibles trazos; igual que un arrolló son cristales de reflejos ansiosos, las teclas del piano que se deslizaban por sus dedos eran el inicio de una historia compartida hasta el infinito. De ese día nunca olvido nuestras palabras entrelazadas en un mismo baile. Era la fortuna del destino que aciago su desdicha como un par de dedos a una ruleta del rumbo viajero y presuroso de mi vida. No pudimos quedarnos hasta que el cielo anocheciera; Sin embargo aprobé que cada segundo escuchando. Suga llegó de imprevisto pidiéndome ir con él de regreso, le explicó a Jungkook los motivos. —No lo sabía yo... —trate de intervenir, pero sonrió dándome un abrazo. —Me alegra verte curado, nos veremos después—se despidió caminando en dirección contraria a la mía. Force la garganta tratando de desvanecer un nudo en ella; Fue entonces cuando al hablar con mi madre la voz escapo de mis cuerdas vocales. —Nos iremos mañana temprano —dijo cuando llegue a la habitación donde hace unos instantes desperté del coma. —¿Que? Pero... —logre decir finalmente incapaz de continuar mi reproche a su desicion inesperada. —Ya no tenemos nada que esperar, además el doctor Stevenson acaba de darte el alta. —No mamá, por favor. —Esta decidido Tae—. Sus ojos me miraron firmemente, quería ver si me atrevería a revocar su mandato; tenía razón, nunca podría hacer algo así. Asentí sin efectuar nada más. La mañana siguiente llegó tocando la ventana del lugar como una alarma envidiosa. Mi cuerpo pesado no quería hacerle caso, me arrope más haciendo un capullo de mariposa a mi alrededor, me disponía a cerrar los ojos cuando: —Tae Levántate —escuche a Suga hablarme casí que a la cara si no fuera por las sabanas; —Se que estas despierto, acabo de verte, tenemos que irnos—siguió insistiendo. Pegue mis labios con fuerza uno encima del otro cerrando los ojos, no volvió a hablar hasta que un frío aterrador me congeló los huesos. Siempre las mañana son heladas. —Será mejor que te levantes o yo mismo te echaré agua en la cara. —Amenazó saliendo del lugar. Resople levantándome aún con los ojos cerrados, desde el día de ayer no quería hablar con mi hermano, sabía lo que había hecho. En mi cabeza se oyó como un parlante a todo volumen mi voz gritando el nombre de J-Hope en tanto su avión despegaba sin marcha atrás. —¿Puede decirnos cual es el vuelo que sale a California? —preguntó con las voz ahogada entre jadeos Jin debido a que salimos corriendo del auto. El Guardia señalo un vehículo aéreo justo en medio de la pista listo para despegar. —Es ese de ahí, pero ya todos los pasajeros abordaron, no creo que alcancen a llegar, tendrán que esperar el siguiente—. Añadió apuntando hacia la gran pantalla donde estaba registrados los destinos y efectivamente dentro de una hora salía otro a California. Llegamos tarde, todos los que nos veían en la Sala de espera lo dedujeron por mi cara contraída de dolor. El pecho me pálpito como si un alfiler se me clavara en toda la clavícula, el oxígeno se me escapaba de la nariz, pronto la gravedad me estampó en el suelo con brusquedad. —Lo siento chico... —hablaba Jin sin parar más yo ya no lo escuchaba. —¡J-Hope! ¡Perdoname! —gritaba en dirección a la ventana, una fuerza llegó a mis piernas permitiéndome parar de golpe, comence a correr ignorando los llamado de una segunda voz que irrumpió en la Sala donde estábamos. —¡Espera! —me detuvo Seok, pero yo forcejeé librandome de su agarre. —Dejame yo tengo que verlo, ¡J-Hope!—soporte unos minutos más hasta que tropece con mis propios pies perdiendo la conciencia. —J-Hope, J-Hope, J-Hope—balbuceaba entre sueños perdido, agonizante y moribundo. Unos brazos secundarios me alzaron del suelo regresando al estacionamiento. Era Suga. Su acto heroico fue porque yo ya no soporte más mi propia contextura que jugaba con la muerte. Llore sin parar en silencio los días siguiente a su partida, la señora Kim trataba por todos los medios hacerme sonreír, pero yo no quería verlos más, fuí a visitar a la señora Jung, ella era muy parecida a HoSeok, si la veía era como volver a verlo a él. —Voy a salir un rato—Comente en el almuerzo sin levantar la vista de la comida fría servida hace una hora delante de mí, aunque me obligarán el apetetito ya no lo tenía. —¿A donde irás? — preguntaron todos al Unísono. —Visitaré a Jin— contesté levantándome de la mesa junto con el plato y vaso lleno de jugó. —Pero hace apenas dos días saliste del Hospital—intervino Mi madre recogiendo la mesa. —Ya sé, pero no me vendría mal un poco de aire. —Esta bien, pero regresa temprano —. Aceptó recogiendose un poco las mangas de su camisa para lavar la loza. —Si señora —le dí un beso en la mejilla yendo al baño para cepillarme los dientes. Todos conocen a Jin cuando un día vino a visitarme y se quedó conmigo toda la tarde jugando Scrabble, fue antes de que mi mejor amigo volviera tras perderse luego de saber mi diagnóstico final. Su casa no quedaba muy lejos de la mía, lo cierta era que vivíamos en el mismo barrio. Podía irme caminando unas cuadras abajo hasta ver su mansión a mano izquierda. Así que hice ese recorrido tras la mirada vigilante desde la ventana de la Sala que desprendía del rostro de Min Yoongi. Nunca más volví a llamarlo Suga. Hasta que llegó sin avisar queriendo hablar como si nada. Si pasas encima de alguien no creas que tienes el derecho de volver a dirigirle la palabra. No puedes pedirle más sol al sol una vez besaste a la Luna y dejaste que brillara más hasta llegado el firmamento. La casa de HoSeok quedaba a mano derecha. Una vez llegado al cruce sentí el peso de la mentira pero tome el rumbo a mano derecha. —Perdón por esto Jin, pero después te explicó— le hable a la calle solitaria en su dirección volviendo sobre mis talones empezando a correr para acortar la distancia entre la señora Jung y Yo. Debía estar presente, una vez Naranja (Como lo llamaban Cristy y Boom) me contó de sus horarios de trabajo. Mire el reloj de la muñeca que traía puesto confirmando la hora. Si. 3:10 Pm perfecto, llegare esta vez si a tiempo. Pasando por una pasteleria compre unos pastelillos como regalo. —¿Quieres los sencillos o lo de cordon de Azúcar? — Quiso saber el dueño del lugar dirigiéndose a un estante con miles de diseños. —El de cordones por favor —; conteste mirando como eran empacados en una caja decorada. —Gracias por tu compra—Agradeció entregandomela. Toque el timbre de la casa dos veces, antes del tercero la puerta se abrió, pero no era la señora Jung, un chico de más edad estaba parado en la entrada. ¿Quien era él? Vestía una Sudadera totalmente negra, una camiseta con el eslógan de una banda que nunca había oído, y estaba descalzo. Era un poco Moreno, tenía ojeras, su cabello estaba mojado y me miraba de arriba a abajo como yo lo hacía con él. —¿Quien eres? ¿Que quieres? —preguntó bostezando sin parar. Aunque tenía rasgos Coreanos se veía que no era de por aquí, su acento era totalmente diferente. ¿Sera el intercambio de J-Hope? —Niño hablar no te quedes ahí parado—. Habló de nuevo alzando una ceja. Por algún motivo me quedé parado como estatua. —Nam, ¿Quien es? —se oyó al Fondo una voz femenina, sonreí al reconocerla. Era la señora Jung. —¡Señors Jung! —la salude aún sin emitir algún movimiento. —¿Tae? —reconoció dudosamente mi voz comenzando a cerrarse a la puerta—. ¡Ay si! ¡Tae!, ¿Como estas Tesoro? Hace mucho que no te veía. —Si que pena no venir a verla, pero justo el día de hoy pensé en hacerlo. —Pero no te quedes ahí parado, pasa, pasa. El llamado Nam se hizo a un lado para que pudiera entrar, no dejaba de sentir sobre mi espalda sus ojos cuestionantes. Ese chico tenía a su alrededor una penumbra malvada. Mejor lo ignore entregándole a la Madre de mi amigo los pasteles. —Los compre para usted. —Pero que bien, preparare un poco de Café. Se llevó la Caja mientras yo me sentaba en uno de los sillón que habían a mi costado. —¿Quien eres tú? —preguntó el Chico quien ya había ocupado uno de ellos y ahora estaba enfrente de mí. —El es Taehyung, el mejor amigo de mí hijo HoSeok —intervino la señora Jung llegando con unos platos y tazas de porcelana que colocó en el centro de la mesa al igual que los panecillos. Se sentó a mí lado ofreciendome uno. —Gracias pero como sabrá, no me hes permitido comer dulce ahora —le rechace el gesto amablemente. —Es cierto, perdóna Tae. —No hay cuidado. —¿Por que no puedes comer dulce? —se interpuso de nuevo el joven, empezaba a ser molesto. La señora Jung se dio cuenta de esto. —Te lo presentó, —se adelantó— él es Nam-Joon, el intercambio de Hoseok. Quise decir algo como "Ahhh" Pero al ver que rodeó los ojos preferí no hacerlo. ¿Por que Nam-Joon esta actuando así? ¿Acaso la razón de que haya aceptado el intercambio tiene algo en especial? Todos tenemos un pasado, ¿Cúal será el de Nam? Trataba de prestarle atención a las preguntas de Jungkook cuando depronto Suga pronunció mi nombre y algo en la forma como lo hizo atrajo mi cuerpo como un imán. —¡Kim Taehyung! —¿Que quieres? —Es HoSeok Solo eso fue suficiente, no me despedí del músico ni mucho menos pretendia explicarle lo que estaba pasando, solo recorrí las escaleras faltantes para llegar a su lado y salir de la casa dirección a su auto. —¿Como sabes que es él? Suga apretó los labios un segundo. —Por que me ha avisado. Eso me tomó por sorpresa. —No entiendo. —Te dije que el había roto cualquier tipo de contacto conmigo y su familia pero no es cierto, —trato de explicarme pero ya sabía lo que se venía. Más mentiras — yo siempre supe de él —confeso sin una pizca de vergüenza. —¿Como esta eso? —me incline hasta su asiento mirándolo con la clara angustia destellando de mis pupilas. —Como yo fui quien trasmite su intercambio, entonces no fue difícil obtener todo tipo de información sobre su instancia en California, tengo la dirección de la familia donde se quedó e incluso el número telefónico de Mike Pence, el hermano de Nam-Joon, así se llama... —Se quien és, lo conocí cuando fuí a su casa, no puedo creer que hayas hecho todo eso. — expete regresando a mi lugar con las manos en la cara. El auto se pudo en marcha y yo me dedique a mirar las nubes cada vez más destrozado. Todo este tiempo pude haber hablado con él pero cuando lo intente Yoongi me había dicho que toda red hasta California relacionada a HoSeok estaba cortada. ¿Ahora resulta ser mentira? El odio inminente que sentí desapareció como polvo llevado por la brisa del desierto al ver una sombra solar que salía de un auto parqueado a una orilla de la acera donde más adelante estaba la casa señalada. —Llegamos — anuncie lo obvio, pero era demasiada felicidad la que tenía en esos instantes como para ignorar. El vehículo avanzaba tardandose una eternidad. —¿No puedes apurarte?—me dirigí hacia el conductor, Yoongi estaba ausente, sus ojos irritados estaba rojos, una capa de brillo reflactaba el sol sin darse cuenta. Insistí pero no parecía estar al tanto de mi presencia a su lado. —¡Hey! —lo llame empezando a sacudirlo varias veces encima de la solapa de su chaqueta. Parpadeo despertando. —¿Que? —Hemos llegado —Respondí abriendo la puerta del Co-Piloto. ¿Por que se había portado de ese modo? ¿Acaso no tenía suficiente ya con todo lo que había hecho? Me veía gritar entre sueños su nombre y nunca hizo nada. ¿O es que la locura ya se ha apodera de mi? Estuvo mi nombre escrito en una lápida, mientras postrado permanecía mi cuerpo en una tumba ardiente de funestas rosas marchitas gracias a sus acciones apresuradas. Decía una y otra vez que había sido para salvarme, pero, ¿podía ser feliz ahora que no estaba completo? Así viví en este pequeño mundo de preguntas y respuestas. Honesto carbón en leña que apacigua mi dolor, traes de nuevo los recuerdos como la primavera hacer germinar los rebaños de frutas. Aunque; ¿Sere capaz de verlo? ¿Me perdonará no haberme despedido? Si conociera el sonido del cascabel luego de ver sus labios entreabrirse entonces ya hubiera corrido en su búsqueda, sin embargo estoy parado enmedio de la nada viendolo entrar en la casa acompañado de abrazos y besos. Sin duda el gran Jung Ho-Seok ha vuelto. La siguiente puerta del auto se abrió, una cara pálida salio dejando un rato de brillo por las mejillas. —Vamos—fueron lasúnicas palabras que Suga pronunció sorbiendose la nariz apretujada a una de las mangas. En medio de la festividad Seok-Jin noto un par de cuerpos calle abajo; reconoció los personajes. —"Llegaron "—concuerda mentalmente. HoSeok miro a su compañero en tanto es arrastrado dentro de la casa por su madre, padre y familiares que fueron a verlo. —Seok Jin—lo llama para decirle que entre rápido. Éste asintio siguiéndolo. —Escucha, se que mi desicion no fue la mejor, pero quiero dejarte en claro que quise salvarte a toda costa. —¿Hablas de...? —Si—. —Siempre he querido saber por que lo hiciste. —Como Hermano mayor Tae, yo tuve miedo de perderte, no tenemos el mismo papá eso lo he sabido siempre, es más; nisiquiera se donde esté él mío ahora. Pero quiero decirte que el señor Kim nunca me ha hecho menos y se lo agradezco mucho... Para mí tu eres lo más importante, ni siquiera puedo decir con certeza como me sentí ese día cuando supe que tenías Leucemia o los momentos de tus cirugías e incluso al saber que teníamos un mes a tu lado... ... Eras demasiadas emociones que soportar, listo. Puedo sobrellevarlo,me aseguraba siempre de estar preparado en caso de alguna emegencia, tu te volviste mí prioridad, cuando te deje con Hoseok en la casa y al volver no estaban casi pierdo la cabeza, para agregarle no se habían llevado el maletín con todas tus medicinas. Creo que actúe cobardemente alejándote de ese chico por que te quería tener siempre Hermano. Perdoname por eso, me he castigado cada día al saberlo y no decirte, tampoco me querías escuchar, estabas en tu derecho. Luego las llamadas telefónicas con destino internacional, por razón que ahora desconozco lo quería lejos, ahora se lo absurdo que suena. Sentandos en el capo del auto pensamos en volver a empezar. No es fácil perdonar, pero somos familia al final. Le tendí mi mano izquierda ( la más cerca de él) y la aprete levemente cuando el la recibió, era una forma de reconfortarlo, por que todos estos años había tenido esos pensamientos ocultos bajo una piel de hierro que creía capaz de sobrellevar siempre. No debemos hacernos los fuertes, siempre tendremos derecho a llorar. Los únicos momentos donde seremos otro, será cuando dejemos caer la máscara donde detrás nos ocultamos. —Te perdonó—. Respondí juntando ambas muñecas. —Hola, es bueno verte de nuevo —dije en voz baja orando por que nadie me hubiera oído, error, en un nanosegundo la casa se torno silenciosa. Al dejar de ver la madera del suelo, una cucharada de pastel que se dirigía a su boca quedó suspendida en el aire. —Kim Taehyung—pronunció mi nombre como recordaba desde niño que lo hacía, al final de Kim sonreí de medio lado, terminaba el Hyung como si le estuviera hablando a su hermano mayor. Sentí que no lo había perdido del todo.










Comentarios