18 años #47
- Mellower Fanatic

- 23 nov 2018
- 14 Min. de lectura
—¿Has pensado en lo que diría tu padre al contarle? — fue su única respuesta luego de decirle la clase de tornado que estaba pasando. —Cada día — le hice saber soltando un resoplido cansado. —¿Pero piensas hacerlo? — por su forma de casi deletrarlo supe que no tenía una buena cara tras confesarlo. —No. —Tienes un jarrón en tus manos, varias personas han depósito cosas importantes pero a la vez invisibles dentro, esto— hizo énfasis en la existencia de una verdad compartida—; aquello que te atormenta acaba de desbordarse, si no detienes la caída pronto colapsara— digo como todo un sabio. —No puedes nadar contra la corriente, terminarás dejandote llevar, ahora es buen momento. Deja de pensarlo tanto —añadió señalando las personas con sus bolsas de compras pasando frente a nosotros. —Nadie tiene muchos problemas como para sentirse perdido. Si logran cargar con bolsas llenas de Ropa cara y zapatos de marca, ¿Se dejaran llevar por un sencillo obstáculo? Puede que si, debido a la superficialidad, más sin embargo, usa el cerebro y vuelvete un Segador de esperanzas. Debia escucharlo. Sabía que tenía razón. —Hay un chico que me gusta, pero... No quiero decirle. Puede contárselo impidiendome volver. Yoongi titubeo, percibí como su labio inferior temblaba desivamente. —No quisiera decirte algo y lo tomes literal, pueden haber dos posiciones justo ahora. —¿Cúales? —1: decirle la verdad agregando mantener el secreto; confiando y 2: No decirle esperando enfrentarlo solo. ¿Que eliges? Aunque no respondí luego de atravesar la puerta giratoria del centro comercial, tenía en claro que sería la opción 2. En lo alto la Luna se sento en el trono, emprendiendo su postrado. El sol se oculto complaciente de descansar, debía tomar un baño luego de estar brillando sin para todo el día. Junto a ese extraño sujeto volví a recorrer los kilómetros distantes hacía la casa de Ray. Él sabía dónde vivía, por lo visto solo reposaria la espalda en el asiento cerrando los ojos debo a las cegadoras luces de la metrópolis. Cada mes se repitió como un ritual. En ese mismo lugar íbamos luego de visitar a mi madre y hermanas para hablar. Trataba de sacar el tema por los lados más aún así yo lo desviaba lejos de hacer gol. —No podrás evitarlo siempre —me acusó un día dándose cuenta de mis planes. —lo sé— fueron mis únicas palabras volviendo a esquivarlo. Siempre que una celebración se acercaba y dentro de ellas estuviera involucrada Ray, corría al teléfono para llamarme. —Jimin necesito tu ayuda— escuche al contestar después de tres pitidos. —¿Acaso soy tu sucesor personal? — dije sarcásticamente. A lo que él dijo "si". —Además no dijas que no, ya ha sido anunciada una presentación de Jungkook para dentro de 1 semana— se quejó. Rodeé los ojos apretando con fuerza el pulgar e índice sobre la nariz. —Es el día del amor y la amistad compañero, ¿No piensas darle nada a tu gran Amor? Pronto las fechas se dispararon dándome en la conciencia. Cierto. Ese día era justo dentro dos semanas. ¿Que podía regalarle a Jungkook? ¿Una caja de chocolates? No, eso todo el mundo regala. —¿Bueno? ¿Aló? ¿Jimin? — la voz de Yoongi siguió hablando solo mientraz yo le daba vueltas al asunto. ¿Un buso que diga "Eres especial? ¿Una pulsera que ambos usemos? ... —¿Sigues ahí? Como término medio compre un peluche y una Rosa Roja. Original. Yoongi... Debió sacar algo de su imaginación ya que mi regalo estaba primero. Hubo asombro por parte de la señora Jung cuando fui a su casa precisamente para contarles de mi ausencia. —¿Porque? —parecía indignada. Mire en todos lados verificando que no estuviera ahí el pelinegro. —Tienes clases con la Academia —se adelantó— llegará tarde. Suspire preparándome. —Su hijo me gusta mucho, por lo que quiero regalarle para el día de San Valentín algo especial, quiero faltar esos días buscando sin la interrogancia del mismo al no poder estar con él. Su tosca visión suavizó el golpe añadiendo una sonrisa a medias. —No te perdono faltar más aún así es un lindo gesto, prometo no decirle nada. — dijo después de un tiempo. Todo estaba listo la noche anterior cuando el sueño venció mi voluntad. Sonó la alarma, me levante, bañe, desayune y ahora estaba por irme; cogí la maleta rápidamente olvidandome del Peluche. Llegue animadamente al colegio sin siquiera acordarme de él, los estantes, paredes, y salones estaban decorados con corazones igual que siempre. Vimos clases la primera hora ya que en las últimas habria un evento para todo el alumnado. No ví a mi musico lo que retardo mi error. En medió de un pasillo estaba leyendo, fue cuando deseé estar muerto. El peluche, y también la Rosa no estaba en mi maleta. Me escabullí hasta llegar a la puerta principal con la esperanza de ir por ellos. Si tenía suerte podía traerlo a tiempo. —Nadie puede salir — advirtió el Guardia mirándome. —Por favor, es urgente —suplique perdiendo mi orgullo.— olvide un regalo para mi novio. El hombre alzó una ceja cuando dije esa palabra. —¿Novia? —No, lo siento, fueron órdenes de la directora, últimamente los jóvenes aprovechan estas celebraciones para irse temprano. —Yo le prometo que vuelvo, déjeme salir. —dije ¡No! —¡Bien! — respondí furioso volviendo a entrar. Depronto una profesora paso a mi lado avisándole a todos que era el momento de comenzar la celebración, baje la vista avergonzado, quería darle algo especial pero ¿como? No podía salir y ya estaba todo por dar inicio. Seguí a todos resignandome. Por mucho que agite con fuerce un reloj de arena; sus granos caerán junto a los segundos del mandamiento sagrado "Esperar" Las nubes premiaban en lo alto untando varios pinceles con algodón haciendo figuras, traza líneas curvatorias igual que los infames enamorados deslizan sus deseos en la arena escribiendo las iniciales dentro de un corazón. Yace recostada como una envidiosa lámpara a lo lejos el atardecer cual diamante brilla ostentoso dentro de una deidad. Mis pasos eran un porvenir descarado. Disfrazaba los rechazos escorbando un pulso de vergüenza en la espalda. Necesario era que igual a un naufragó pecador, los 7 mares arrastraran sus huellas difuntas a siglos infinitos. Repito versos aprendidos hablando entre labios partidos. ¿Yoongi no se habrá olvidado? Ojalá no corra con la misma suerte. Sería una maldición de San Valentín. El corazón solo ama he oído. Si esta ocasión es propio, ¿Costaba mucho hacerlo? Que odiosa mala jugada. Pronto la ilusión, desvaneciendose igual que su embestidura al sufrir, fue reemplazada por una análoga frustración. Colocaron las cartas sobre la mesa. Me senté viendo encendido el escenario, a su lado colgaba un listado de presentaciones. En primer lugar estaba Jungkook. —Feliz día de San Valentín a todos o bien como dice, día del amor y amistad —sonó eclipsado el micrófono más no fue de mucha importancia. — como primer acto el estudiante musico profesional Jeon Jung-Kook, presentará una de sus composiciones aclamadas — anunció provocando una marea de aplausos (incluyéndome). Dos jóvenes impulsaban un piso con ruedas en sus plataformas centrandolo en cincronia, Kookie salió vestido de forma elegante totalmente en silencio. Lo que ví debieron ser sus partituras. El instrumento contaba a su alrededor con pequeños audios logrando que todos escucharan sus notas. —Esta canción se llama "Soy feliz" Y esta dedicada a una persona que en este mismo instante no está con nosotros. ¿Sere yo? No, ¿O sí? Pero yo si estoy presente, y el digo que sí. Cuando empezó a tocar, note algo diferente. No tenía el mismo ritmo que conocía de sus canciones. ¿Era la del cuaderno arrebató por Hang Sung? Esos dos discutieron por una flecha de símbolos particular. El último sonido reconocido captado por mis oídos antes de defenderlo fue — Aquí dice: Para el chico con gorro de lana ¡Wow! Debe ser una romántica canción ¿no es así? — era Han Sung de nuevo, se la pasaba pendiente de algún débil manejo que el estudiante favorito del lugar efectuaba. Yo estaba bebiendo un juego de caja sabor Mora que había comprado en el camino, la clase de Deportes estaba por comenzar y aún así no lograba despegar mis ojos de los dos chicos competitivos por el primer lugar lugar, ya el sabor dulce de la uva se tiño amarga en el momento que este empezó a burlarse. — Será mejor que lo dejes en paz— me interpuse alcanzandolos. Sin fijarme le devolví su cuaderno. Sabía que era un músico más que había salvado un objeto preciado. Han sung dijo chico con gorro de lana. Pero, ¿Quien? Fue cuando todos los cables del circuito accionaron un programa de reubicación. Un único personaje del cuento que traía puesto un gorro de ese estilo el día que la firma de autógrafos se llevó acabo era... Y luego, en el hospital, cuando buscaba a Cristy me saludo desde la camilla también con el mismo gorro. Su parte delantera estaba descubierta por la cual se asomaba un flequillo castaño claro, luego al llegar a la casa mi pequeña hermana me contó que antes estaba más Calvo, parecía que las terapias de pintar (Y quimioterapias) estaban funcionando. En la firma había dejado al descubierto su cuero cabelludo para decirle algo a Jungkook respecto a eso. Entonces era él. Unas chicas de primera fila encendieron la Cámara de sus teléfonos moviendolas como bandera sincronizadas con el ritmo. Muchos más estudiantes hicieron lo mismo. Yo no dejaba de ver al músico. No era el único que tenía algo que decir. En el más profundo sopor, en el delirio, en el desmayo... ¡hasta la muerte. Cita Edgar Allan Poe. Ahora yo invoco que vuelva. Sonreí de medio lado. Era una locura. No había necesidad de decirle nada si el tampoco lo hacía, parecen ser secretos que necesitas tener tatuados en un lugar solo para tí. Y sin embargo un poco más, tan frágil como una muñeca de porcelana, hubiera cometido una tontería. Puedo amarlo así como me ama. Quisiera que esta hoja de árbol donde escribo fuera más larga, que los granos en el reloj avanzaran más lento; cuando vuelvo a la vida descubriendo aún el aliento, no me arrepiento de nada. Puedo equivocarme, puedo solucionar las cosas. —Gracias — se levantó haciendo una venía. Baje con cuidado los tres escalones hasta el suelo saliendo del lugar para verlo en dirección contraria. Tocaba levemente los hombros más cerca para lograr obtener vía. Vislumbre un traje negro caminando al Salón de danzas donde había dejado doblada su ropa. Corrí para tocar su sombra. —Fue increíble — admire dándole un abrazo sorpresivo, sentí su respiración cerca de la oreja cuando sus brazos correspondieron. Hubiera dado cada instante por perdurar esos momentos, pero igual que los cambios de un automático, cambian si preverlo tan solo el camino empieza a volverse difícil. Un período sombrío dio grandes zancadas hasta dejarme fuera de base, comprendía entonces que mis sentidos me abandonaban, la sangre se dreno por mis venas esfornzando a mi corazón palpitar más toscamente dentro del pecho. Luego de dejar a un pálido Kookie frente al hospital, sacrifique la felicidad corriendo devuelta a la casa. Con gran horror escuchaba los ronroneos de una vida avanzar mientras yo solo giraba en una misma dirección Igual a las aspas de un molino. Mi visión recayó como un grito de Alcón sobre las paredes angostas de la habitación, llenas de póster que tenía del jóven, si quisiera olvidarlo hubiera tirado todo eso a la Basura; más sin igual se adherían como un alma dentro de un lago con lava tratando de salvarse. Y luego. —El padre del talento joven Jeon Jung-Koon ha confirmado su hora de muerte pocas semanas después que su querida esposa falleció. No ha habido ninguna actividad dentro de las instalaciones que quiera darnos información, podemos ver al músico devastado hablando con los médicos para luego romper en llanto. Noticias Glovt Tv del medio día. Silencio. Oscuridad. Llanto. —Hijo por favor calmate —insistía mi padre inclinado cuando explote. —¡Es mi culpa! —Claro que no, ese hombre tuvo un accidente. —No debi dejarlo solo, ¿Quien hace algo así? —Eso es algo que debe enfrentar por si mismo, aunque te sientas de esa forma no ayudará en nada. Entiendelo. —¡Pude haberlo ayudado! Otro más alfiler que apuntar a las cicatrices de mi lastimado cuerpo. Estaba lejos de merecerlo, no debía volver a aparecerme en su casa pidiendo tiempo de explicarme. En una silla recordé y mi todo pasar delante de mis ojos como si hubiera sido ayer. Cambie de escuela a súplicas, esta vez no opaque a nadie, pase inadvertido como debió serlo en un principio. Era un grano de arroz o café perdido. Incipido e incoloro. Durante largos segundos repercutían chillonamente chicas hablando de él, imposible perderlo de vista, débilmente cruzaba un rayo de luz raptando esos sencillo volviendo a ser real la ensoñacion. No compuso más. Nadie supo nada por mucho tiempo. Un año después lo tenía denuevo cara a cara. Se había desequilibrado mis nervios a los extremos, bastaba un ruido de raton para ponerme alerta. El curso estaba finalizando, mi cumpleaños #18 acaba de celebrase, yoongi llamó para felicitarme, e igual Ray, Cristy y mi mamá. Fue cuando decidí sentarme a hablar con mi padre. Justo después de soplar las velas. —¿Que deseo pediste? — pregunto con un ojo pegado a la lente de una Cámara recién comprada, asu lado yacían cartas de Universidad deportivas. Había entrado con dedicación hasta convertirme en el corredor más destacado. Obtuve una becca completa, todo el mundo festejaba menos Yo. El anclaje en forma de viento fugaz escapo del alma que había arrebató a dos velas de cumpleaños, me aferre con fuerza al mantel de la mesa diciendo. —El de tu atención. Formó una línea recta con los labios. —¿De que hablas? Salí detrás de la mesa decorada sujetandolo por los hombros hasta llegar a la sala. —Por favor siéntate —pedí amablemente sintiendo las rodillas desvanecerse como azúcar al contacto con el agua.— Quiero hablar contigo papá. Él obedeció en silencio. —Encontre a mi madre —solté de golpe. Espere para escuchar sus gritos más nunca llegaron, se intensificó el silbido de la nada permitiendome respirar un poco. —Hace unos tres años; acompañe a la familia Jung como siempre que su hijo tiene presentación topandome con una mujer idéntica a mi madre de sueños, luego de regresas te pregunte más decidiste regalarme por sacar el tema de nuevo, solo hizo real el hecho. Desde entonces las veo cada mes, antes aprovechaba ir con ellos, pero...— contuve las lágrimas —, ahora voy en bus. — términe de contarle la verdad pendiente de su reacción. El Hombre simplemente asintió levantandose en dirección a un viejo mueble que estaba ubicado en una esquina de la cada, me pregubte varias veces durante mis estabas crecientes la razón de no tirarlo. Del último cajón saco dos fotos, primero acarició una de ellas acercándose de nuevo. Me incline para verlas aunque no fue necesario, él me las mostro. —Antes de conocer a tu madre, me casé con una hermosa mujer... —habló entre cortadamente señalando la primera fotografía —. Ella era bailarina, le encantaba su carrera y yo estaba enamorado, nos casamos formando un hogar. A los pocos meses quedó embarazada, el doctor decía que escuchaba su corazón más no podía verla, creímos que era algo normal hasta el día del parto, hubieron complicaciones y la niña nació muy enferma, murió luego de tenerla tres días con nosotros. —¿Que le pasó? —Su corazón era muy grande para las caja torácica que tenía, cada respiración era muy pesada obligando a sus costillas romperse... Mi mujer quedó estéril debido a que sus ovarios fueron desgarrados juntaba la placenta, ella no quiso verme más. Entierre a la bebé sólo.... Al nacer Ray enferma de nuevo no quería pasar por lo mismo, tu madre sabía todo más aún así no recriminó nada de mí, fue injusto dejarla, pero ella tomó la elección; sus palabras fueron: "No quiero obligarte a avanzar si aún no estar convencido de que puedes, me iré con mi hija, quisiera llevarme a Jimin pero tu no lo quieres aceptar, por favor Prometeme que almenos le harás saber de mi existencia... Eres un gran hombre, pero si esto es demasiado entonces no debiste haberme hecho tener tantas ilusiones fugaces como un estrella del universo, al casarnos nuestras semillas plantamos, quería crecer contigo pero pareces marchitatarte". —Sin más empaco sus cosas desapareciendo por esa puerta que tantas veces has usado. Mire hacía el suelo. —¿Tanto trabajo te costo? Y, ¿Por que nunca me hablaste de eso si ella te lo pidió? —Tenía razón, no estaba listo, miro mis pupilas dilatadas cuando habló, sabía que era imposible para mí. —Por eso no estaba enojada la primera vez, conocía de antemano sus limitaciones. —Para hacer más grande la barrera entre ambos, con mis influencias políticas logre alegarte, más ahora con 18 años esa ley queda abolida. Estaba derrotado. Se veía acabado. Sin importarme me arrodille para mirarlo desde abajo. —Papá—lo llame — Quiero agradecerte todo lo bueno y malo de mi vida, ya sea por ti o no, siempre serás ese hombre que estaba dispuesto a darlo todo, algún día seré yo quien lo haga. Ahora debo irme. —Toma— intervino lanzándome las llaves de su auto —dale un saludo de mi parte — sonrió recogiendo los platos de la mesa junto a él pastel. —Así lo haré— dije saliendo. Por primera vez mi celular no tenía llamadadas pérdidas o rastros de búsqueda. Decidí hacerlo. —¿Bueno? — hable cuando contestaron, la línea estaba vacía. —Hola hermano. —¡Ray! —dije su nombre asombrado, revise el panel de notificaciones, había llamado a Yoongi, ¿Por qué contestaba ella? Por la línea se oyó un gemido acompañado de sollozos. —¿Sucede algo? —Quise saber encendiendo el moto del vehículo, podría ir más rápido ahora, sin esperar una respuesta rápida conecte en teléfono a un aurícula que coloque en mi oreja derecha, lo sincronice con la cabina evitando tener un accidente después y moví el mando de los controles saliendo del garaje. Pase al lado de la parada donde esperaba el autobús confirmando su espera, dos personas se es contraban pendientes, una escuchaba música en tanto la otra leía un libro, ni alcance a ver la portada por lo que preferí seguir conduciendo. Durante la estancia por las carreteras del Valle anduve como pedía el kilometraje permitido, luego de pagar peaje si acelere a fondo. —Ha estado así desde hace unas semanas— habló Ray pero su voz se escuchaba lejana.— será mejor decirte en persona. —Entiendo, ya salí de Seúl, llegare en pocas horas —objete quitando la transmisión. ¿Mi amigo era el que estaba llorando? Empece a preocuparme ya que se debía estar tratando de algo muy serio. ¿Sera mi madre o Cristy? Pensar en eso provocó un arranque de ahogo. Hice todo lo posible para acortar la distancia haciendo enloquecer el kilometraje dentro de la flecha que reposaba dentro del cristal. Giraba y giraba como un rueda de carretera, sin saber cuando parar. Por suerte mi madre hace unos días recargo el tanque de gasolina, no tendría necesidad hacer paradas. Tenía un mapa perfectamente teñido debajo de los ojos, era solo cuestión de pasar los carteles que decían "Bienvenido a Seúl" Para localizarlos. Llame a Ray avisándole. Tras abrir la puerta me saludo como siempre. —Hola — decía con ternura besando mi frente. Debido al cambio de nacimineto cumplía antes obteniendo un año mayor, aunque tan solo verla sabía de antemano que nunca cambiaría. Pero como un gato ladrón usaba esa ventaja a conveniencia. No estaban en la casa del chico con cabello verde, al principio me dirigí a ese lugar más a medio camino tome la desicion de no hacerlo. Conocía a sus padres, aunque de momento parecían distanciados, una corazonada me guió hasta aquí. —Esta en mi cuarto, estuvo encerrado en el suyo por semanas enteras, al saber que venias he decidido traerlo— comentaba detrás mío. Salude a mi madre recordando la conversación que hace unas horas había concluido; Cristy como siempre estaba en el hospital, Ray estaba sana, aunque dependiera del oxígeno su cuerpo no necesitaba más Quimioterapias. Recobró si compostura alejándose de su aspecto esquelético, la tez pálida pronto empaco maletas. Con cierta dificultad note una noche artificial creada en el ambiente, una figura encorvada estaba inclinada sollozando, los hombros colgantes como ramas vagabundas de un árbol marchita se sacudía con violencia en cada exasperada mueca. —Jimin ha llegado— habló en susurros como si estuviera tratando con una bomba Atómica, cualquier movimiento en falsa lo haría explotar. Al escucharlo Yoongi trato de componerse respirando varias veces, evitó mirarme por unos breves segundos, una Rosa luciria seca comparada a sus labios muertos. Clavo si vista como un dardo sobre mí notando el vapor de su brillo deslubrante agotado, flotaban sin razón dentro del Iris color plateado que obtuvó. Un rastro de barba asomaba de la barbilla gotenate, el cabello también lucia opaco, creció descuidadamente hechando raices por el cuello, si dejas de sonríer todo de ti pide a gritos ayuda, casualmente el volumen del exterior los ahoga, un extraño se hacía llamar amigo justo ahora. Era una certeza. Era Yoongi. ¿Que sucedió para tenerlo de esa manera tan abandonada? —Trate de ayudarle un poco más fue imposible— acompaño a mis plegarias Allen viéndolo lamentarse sin importarle, su corazón estaba roto. Nadie se da cuenta por que luego de algo romperse hay silencio absoluto. Hundimos la cabeza en una almohada dejando huellas de una traición o desicion marcadas incontablemente. ¿Era su hermano? Taehyung.










Comentarios