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Flash #52

  • Foto del escritor: Mellower Fanatic
    Mellower Fanatic
  • 13 dic 2018
  • 17 Min. de lectura

Copie los sonidos de un grupo silvestre con alas que pasaron volando cerca silbando repetidamente y de forma copiosa cada vez más detonante  encima de mi cabeza, era un fuerte ajetreo pero a la vez siendo un murmullo terso, igual o incluso todo un ítem de una estrella fugaz esparciendose por el cielo oscuro vestido de la noche formando un perfecto espectáculo preceptico, en estas épocas del año he visto muchos de su especie migrar. Quisiera simplemente irme lejos sin preocuparme por mi estadia o el dinero, como los copos de nieve que se dejan llevar por el viento una vez florecen dentro de las plantas silvestres, nevando pero sin escarcha. Les dicen dientes de León, solamente tomar vuelo sin marcha atrás; dejaría las preocupaciones guardadas en un baúl donde nunca tendrían retorno en mi mente acomplejandome o incluso enloqueciendome hasta llegar a ser un cómic en preventa; donde todos conocen tus movimientos por haber leído de antemano ese libro, en cambio tus luchas por no ser igual de antipático que el día anterio copiando al llanero solitario; seria compañero del Sol y la Luna, guiandome por la vida sin brújula o mapa; como los cartógrafos que simplemente leen papeles con símbolos y flechas sabiendo a donde hay que ir, su razón de luz blanca me tendrían cubierto siendo mis ojos como la heterocromia del cordel bajo los párpados dobles. Se le conoce como efecto Tyndall; Un fenómeno físico que causa cierta influencia en las partículas coloidales respecto a una disolución o un gas de forma que puedan ser visibles al dispersarse la luz, por algún motivo preste atención a Flannery cuando nos hablaba de su clase con astrofísica. El color azul media básicamente lo necesario para influenciar en lo cegadora de la atmósfera polvorienta llegando a darnos venenosas oportunidades. Cubría totalmente las sogas en nuestros cuellos dejándonos verle. Se pone claramente de manifiesto cuando, por ejemplo, encendemos los faros de un coche en la niebla o cuando entra luz solar en una habitación en la que hay polvo suspendido. ¿Por que las nubes son blancas? También hay otro fenómeno que lo explica. Si nos damos cuenta todo esta lleno de enigmas. Más ahora. ¿Que soy? Un simple chico de 17 años capaz de hacer un acto bondadoso hacia alguien que ni siquiera recuerda su nombre o haberlo visto pasar por la calle angosta rozando los hombros. Quién en estos precisos instantes cortos y febriles del día debe estar pensando en una forma de nunca más volverme a ver, eso lo dijo la enfermera. ¿Tiempo? Esa palabra se aseguraba de tocar fondo dentro de la frente que cargo abrazando sus nervios hasta rebosarlos de incordura como un clavo siendo ajustado a una pared, me cubro las manos en los bolsillos tratando de protegerlas para no gritar sobre ellas como Caperucita se escondía del lobo usando un distintivo color sobre si misma llamando total la atención, pudieron haber ganado los colmillos del animal si en lugar de siempre seguir la Tradición no hubiera un final feliz; junto ambos labios formando una "O" A la vez que soplando dejo oir varias melodías, depronto el frío se hace insoportable, la cueva producida por los bolsillos del abrigo no son suficientes, las extremidades de cada dedo se congelan llegando a convertirse en estalactitas humeantes, cuelgan de mis manos como un diente flojo dentro de la boca de un niño adolescente. Tras verme unos segundo en los espejos de una tienda veo una febril capa color rojo sobre mis mejillas y nariz, totalmente expuestas al clima llegando a actuar en defensa expulsando el calor.  Como si sobre un folder blanco hubiera salpicado dos tonos complementarios mezclandolos entre sí para al final hacer un arco bajo las pestañas. Trato de hacer contacto pero la descarga que reciben mis pómulos debido al hielo que tienen acumuladas las manos corrigen ese atrevimiento impulsandome a caminar más rápido por las aceras de la carretera con el anhelo de lograr calentar mis atrofiados musculos en una casa hogareña. Debo sacar unos guantes para no dejar más mi lado sensible del cuerpo a la vista de todo éste gélido viento, con calma froto las palmas entre sí logrando obtener fricción para tener mayor acceso al calor. Aunque el reloj instalado en el teléfono móvil de los bolsillos delanteros de la chaqueta con gorro que traigo sobre los hombros indica que es tarde debido a la rotación del Sol sobre el resto del eje, encuentro varias tiendas abiertas inclusive cuando en lo alto del astro ya no se refleja ninguna lampara natural ; sus luces conectadas llegan hasta los remotos lugares incendiandolos para que todo ojo humano pueda identificar sus letreros, las estaciones de comida se ven tentadoras pero seguro una mejor hecha en casa esta esperándome junto a la chimenea encendida bebiendo chocolate Caliente. Toda la metrópolis parecía estar sincronizada, como una religión budista lista para saludar a su Dios siguiendo un orden igual que soldados frente al primero canto de la trompeta y el suave textil colgado en lo alto siendo su patria el servicio fiel. Note ciertas figuras iguales al algodón haciendo una atmósfera lechosa, trajeron tranquilidad a mi corazon ayudandome a dibujar líneas sobre el hielo grueso igual que una coraza conferido en el cemento sin mucho esfuerzo, me entretuve contandolas pacientemente. Se veían bastante dispuestas a crear arcos por toda la bobeda celeste bailando sin  que nadie pueda decirles algo al respecto, de ese tipo de sucesos donde sin razón alguna tienen todo el espacio del mundo para ocultarse o brillar. Una de ellas formo un corazón; justo paso rápidamente una aerolínea en medio bastante decidido enviando lejos los fragmentos celajosos de agua hecha vapor a cada esquina de todo el despreocupado Iris azulado. Sobre mis hombros ajuste las correas del maletín asegurándome de seguir los fragmentos con la suela bajo mis pies, evite los lugares conocidos solo yendo en línea recta, apresure mis pasos cuando presentí que la cuadra estaba cerca. Un grupo de amigos se acercaron entre carcajadas, uno de ellos lanzo una nube de humo desde el interior de su boca.  Note entre los dedos de su mano derecha un cigarrillo; las partículas contaminadas viajaron tropezandose con las fosas nasales de mi nariz provocando una comezón incómoda, empece a toser debido a lo poco agradable que fue para los pulmones de mi pecho lidiar con la densidad del trozo evaporado. Uns vez más escuchaba la voz de mi compañero físico hablando sobre la dispersión Rayleigh: —Eso suena aburrido —. Puntualizó Zach recostadose en el sillón donde estábamos todo sentados escuchando atentamente a Flannery hablar de forma animada por haber entendido durante la clase. Suele pasarle muy seguido. Siempre que algo le fascina y entiende llega corriendo para explicarnoslo. —Por favor no insultes el arte de mi ciencia —, exigió suspirando nuestro profesor privado. — la cuestión es que todo tiene un sistema. —Eso lo sabemos Flanny —intervino Sally Bostezando. Quería haber lo mismo pero contuve  la verdad,  era que llevabamos más de 4 horas viéndolo hablar. —Pero esto es importante—. Volvió a empezar un tema nuevo. —Ya no más —, de un salto Zach se levantó yendo hacia su habitación— mañana tenemos que madrugar y no puede ser que sigamos escuchandote... — hizo énfasis en la su reloj de mano —. ¡Son la 1 de la mañana! — añadió haciendo resonar sus pisadas por todo el lugar. —Tiene razón— confirmó Sally tanbien dejándonos solos. Flannery dejó caer sus hombros totalmente triste de no haber obtenido un poco de atención, con suavidad coloque mi mano derecho sobre su espalda. Me miro para después lanzar un resoplido. —Esta bien,  puedes irte a dormir Tae, si es muy tarde —confesó mirando el suelo pensativo. —Nada de eso —; lo anime —. Quiero escuchar más sobre la dispersión Rayleigh. Sus ojos brillaron. —¿En serio? —Claro que sí. Fue cuando entonces terminé poniendo la cabeza sobre la almohada para 3 segundos después escuchar el sonido del despertador. Pero tuvo sus complementos. Por ejemplo saber los motivos bastos para que la luz llegó a tener versatilidad, Ocurre cuando  viaja por sólidos y fluidos transparentes, pero se ve con mayor frecuencia en los gases, es quien da las órdenes en comando para saber debido a su radio siendo 5 veces más accesible para ser captada. —Gracias por quedarte —. Me dio un abrazo llendose feliz para su alcoba. Sonreí pesadamente volviéndose sobre mis talones. La mañana siguiente un grito en el cielo de oyó tras arrastrar mi cuerpo fuero del espacio. —¿Pero que te paso? —Descubrí los secretos de la dispersión Rayleigh— respondí a punto de desmayarse por el cansancio. —Ven. Cogió mi mano derecha arrastrandome hasta la cocina. —Esto te ayudará— habló Sally encendiendo la estufa poniendo sobre ella una olla con agua dentro. — Suelo usar este método cuando la situación lo medita...., y vaya que tu lo necesitas, por favor recuestate. —No es necesario pedirlo. Sin esfuerzo alguno caí de bruces sobre sus piernas, estaba sentada en el comedor y con la ayuda de otra silla repose mi cuerpo. Con cuidado sentí toques delicados sobre las cortinas de mis ojos para luego sostener el peso de unas bolsas blandas reemplazando la llema de sus dedos. —Contaremos unos 5 minutos para luego retirarlo —advirtió comenzado a tararear una canción, seguí el ritmo quedandome dormido. No soñe nada en especial solo imaginé una gran paz que reposo mi corazón trajendome una inexplicable estabilidad emocional. No había Jungkook. No estaba Yoongi. No había mamá o papá. Solo estaba viendo la nada, apague las luces para encender las estrellas. —¡Tae! ¡Tae! — llamaba sin parar Sally dándome golpes hasta que optó por obstruir el suministro de aire. Abrí los ojos alarmado hasta notar lo sucedió. —Ya está — dijo al verme levantar de sus piernas. —¿Esta que? — repetí como loro notando extraña mi voz, carraspeé dos veces aclarando las cuerdas de mi garganta desgastada. —Las ojeras han desaparecido, pero aún así debo aplicarte un poco de maquillaje — explico mientras me veía al espejo, era cierto que toda doble piel color morada viviente cerca a los pómulos había desaparecido. Pero ni veía necesaria su propuesta. —No es necesario Sally....— cuando di media vuelta ya no estaba. Sin chistar soporte las risas de Zach cuando salió del baño en el momento de mi sesión reparadora. Había sido el último por levantarse tarde. —Te veras muy linda Tae — gritó saliendo del apartamento con una manzana a medio camino para ser mordida. —Se darán cuenta que llevó base — me queje. —Es absurdo, se aplicarla... Además es para que no asustes a nadie con esa cara—. Replicó dando los últimos toques con una espuma color rosada sobre la nariz. En efecto nadie se dio cuenta y las manzanilla me ayudó para no quedarme dormido en medio exámen. Sonreí de medio lado desenrredando los auriculares para disponerme a escuchar música el resto del camino. Alce un poco mis ojos notando una breve escultura de frente, deje de seguir el ritmo igual que el sujeto desconocido, reposaba más alto un poste y dentro una lámpara. Ayudaba a los tranusentes para guiarse. ¿Seria un ladrón? Tenía una apariencia siniestra. Retrocí unos cuantos pasos inspeccionando los callejones, si la suerte me acompañaba entonces escaparía exitosamente, siempre que llegan las 12 es cuando el miedo por la noche me abruma. Estaba acercándose cuando justo me encontraba a escasos centímetros de salir corriendo, mis piernas tiritaron no por el frio; sino más bien por su cara ocultar tras una máscara negra, note levementeme y como obra del cielo su porterior piel al rostro cubierto.  Los ángulos de la luz reflactada crearon un círculo sobre éste abismo desmantelado su mirada vacía, cientos de correderos sin salida atravesaban sin consideración todos y cada uno de mis inmóviles extremidades. —Soy yo — provino un rugido desde el Fondo de su garganta. ¿Yo? ¿Quién es yo? No dije nada, debió entender mi referencia, se puso bajo la luz totalmente dejando caer hacia atrás lo que cubria su identidad haciendo brillar un color verde intenso desde la coronilla de su cabeza hasta la pálida frente; destacaron tambien unas peculiares gafas color negro que usaba siempre, tras leer de forma exagerada un médico optó por recetarlas. Identifique el tipo de atuendo. —Ah tú— comente sin ánimos; temía verlo si visitaba a la señora Kim-Min, por toda la ciudad estaba escrito su nombre con tinta permanente, caminaba en dirección lineal para evitar ser visto por alguien conocido y hubiera oportunidad alguna de advertirle de mi visita. Llegué a querer devolverme junto al conductor. —Oye chico,  ¿No piensas bajar?—demandó cuando tras verificar por el espejo retrovisor aún me vio sentado a pesar de que todo los demás pasajeros ya habían desalojado el vehículo. La mujer de la historia también aguardaba mi presencia en compañia del exterior. —¿Muchacho sucede algo? — también se atrevió a preguntarme. Negué moviendo la cabeza a ambos lado pero sabía que dentro de mi si pasaba algo. Pase de él ignorando como me sentía en ese momento tras volverlo a ver. —¿Que haces aquí? — insistió hacia mi dirección acercándose, ignore su irritante voz confortandome mentalmente con lo emocionada que se mostró mi madre por teléfono al saber que estaba en camino. Después de todo ella no tenía nada de voto con nuestros problemas. —¿Acaso no piensas responder? — empujó mi hombro derecho haciendo que perdiera el equilibrio, actúe ligeramente colocando soporte evitando caer en tentaciones, con fuerza puse un pie delante regresando como un resorte todo el peso en lo que fue un principio. Aprete con fuerza la boca del estómago formando inexpresividad en el rostro, ¿Acaso pensaba demostrar aún control alguno? Pues asi no terminarian las cosas. —No vuelvas a tocarme — advertí amenzadoramente dejándolo solo bajo una luz que segundos después fue desconectada por el toque de queda. Alcance a desaparecer. Resultaba frutastante saber que nisiquiera la distancia saco del Fondo esa ancla, incluso si eso meritaba sangra sin parar; con todas mis fuerzas anhelada dejar de ser arrastrado como un perfume por el viento sin rumbo llegando solo a parar cuando me encontaba solo por quien lo esparció en primer lugar dando click, llegando a rosiarlo todo horizonte. Su mirada mostro asombro, de reojo pude verlo más no me importó. Era mi hermano si, pero desde ese día le había dejado en claro lo sucedido entre nosotros,  no quería esforzarme en pesar una solución. Ahora lo único que quería era irme junto a nuestra madre. Por consiguiente el reproductor no dejó de sonar rompiendo mis tímpanos para olvidar el acercado, baje un poco la velocidad con la que volaban las notas encontrando un ritmo perfecto. Llame dos veces cuando estube frente a mi antigua casa siendo interrumpido por una mano; la cual avanzó hacia la cerradura intersectando una llave. Solía tener un mismo juego pero no hubo cupo dentro de los recordatorios de mi mente olvidandola en la nueva residencia. Sin emitir un consiso "gracias" Entré agradeciendo que la calefacción estubiera encendida. —¿Mamá?— le hable a lo tranquila que estaba la Sala, efectivamente habían sido encendidos los diverso tamaños de leña dentro del fogón llegando a expansir ese clima dentro y también conservalo. Un par de tacones se oyeron correr emitiendo un profundo eco. Sentí una inmensa adrenalina cuando persiví ese toqueteo acercándose. —¿Tae? ¡Llegaste! —. Como un rayo me envolvió en sus cálidos brazos, me erguí para quedar a la misma altura. Si. Había crecido. —Mamá te extrañe mucho —, decía sin parar durante nuestro largo encuentro, emotivas lágrimas caían de mis ojos sin poder controlarlo, una sonrisa se formó en mis labios; tenía puesto el mismo perfume que le regale antes de irme como obsequio de cumpleaños. —Mi niño, ¡pero que alto estas! ¡Mirate! Eres todo un hombre —; con gran afecto puse ambas manos sobre mi cara congelada, pudieron mis pumulos percibir un detonante detalle, sus manos estaban arrugadas. Al igual que su rostro, tenía señales de expresión bajo los ojos y pecualisres líneas sobre la frente. Ya no era tan joven. Y pensar que estuve lejos de esa bella sonrisa. Aun conserba el decorado francés bastante singular de ella, siempre notaban sus uñas impecables. —Siempre serás mi niño, no importa a donde vayas — fueron sus últimas palabras. Nos dirigimos al comedor para una gran cena, mi padre tanbien llegó de trabajar, a excepción de Yoongi; el no sabía. —Llegué Familia — aviso ajustando la entrada para dejar su portafolios sobre el sillón. Comenzó a desabrocharse lo apretaba que estaba alrededor del cuello la corbata color Vinotinto cuando me vió. Listo para salir disparado, se abrieron en expresión asombrada las dos cuencas color verde que me heredo al nacer llevándose las manos a la cara, note su mirada acuosa; retenía esa cascada para hacerse el hombre más tras pararme del comedor y abrazarlo no pudo soportarlo más. —Estas aquí—. —Estoy aquí—. En una esquina del gran salón Yoongi suspiraba, también deseaba abrazarlo pero se contuvo tomando la mano de su madre. —¿Te volvió a hablar? — se apresuró a decir en voz baja dando a entender que era era su intensión tras mandarlo en su búsqueda. —No— confesó desepcionado de ello. —Lo lamento —, concluyó dándole un beso en la frente— pero algún día lo hará. —Sí—. Todos cenaron hablando de aquella desicion repentina por verlos. —Aunque me alegra verte, — comenzó el señor Kim— ¿A que se debe? — se refirió al viaje. Tae lanzo un resoplido contenido desde fechas incontable sabiendo de lo astutos que resultaron ser. —Vine por mi madre —. —¿Por mí? —Sí. —¿Por? — Les explicó cuando terminemos, ahora no quiero hablar de éso— pedí amablemente y de forma respetuosa llevando hacía mi boca un gran bocado de espaguetis. —Esta bién— corcodaron preguntando ahora por la Universidad, hablamos sobre mis nuevos amigos y la residencia; el tema de Jungkook era aparte, no quería decirles aún los planes que pensaba ejecutar, mi madre se iria de espaldas si mi principal de salir del nido fue un chico suicida; ella no juzga mi modo de amar pero si las burlas que podía recibir por ella, ya soy consiente de eso, más no obligaria a mi músico, si el dice No. Entonces alzaría bandera blanca. La señora se levantó llegando rumbo hacia su santuario, tras verla regresar traía otro plato que puso delante mío cuando ya estaba terminando el anterior. —¿Por que hiciste tanta comida? —Ustedes los universitarios no comen bien, se bien por Yoongi que en eso sitios solo hay máquinas expendedoras—. Explicó con mucha prepotencia, se sentía muy segura de su comunicado y no la contradije, junto a Sally tratabamos de cocinar pero cuando intentábamos hacer algo nuevo no había tiempo; debíamos conformarnos con huevos resueltos, también la cafetería solía estar llena las 24 horas. Pero justo el frío había apretado de forma Violante la boca de mi estomago midiendo las porciones que ingresaban. —No me cabe nada más —manifesté usando ambas manos para sostenerme el vientre a la vez que havia símbolos de su próxima explosión debió a tanta comida. —No señor, come. Pues sin muchas elecciones terminé adicionalmente ese plato dispuesto a lavarlos, uno de los motivos era que mi madre siempre los lavaba. Podría ser una oportunidad para hablarle de lo sucedido. Justo en el momento cuando deje mis el resto de la vajilla ella se giro en mi dirección cerrando el grifo. —Ahora si podemos hablar —. Acertó por lo cual baje unos centímetros la mirada;—¿Que pasa? ¿Es muy grave? —No, pero, talvez no sea de tu agrado — le reste importancia más aún así no deja de ser algo de gran importancia si miramos la balanza donde descansaban sus huesos. —Puedes decirme, no te juzgaremos—. —Lo sé, — tome aire — y la verdad lo agaradezco. Al ver lo difícil que era decírselo sin usar muletillas se dispuso a pasar unos cuantos platos hacia el segundo recipiente donde ahora entraba mi labor de secarlos. —Si te resulta intimidante mirarme ya que con solo ese toque tu alma caera en mis manos entonces habla mientras dejamos éste desorden listo— me ayudó. Sonreí contándole más confiado de no tener que someterme a un interrogatorio visual sin palabras de por medio todo lo necesario para el nacimiento de la flor comprensiva. —Y ahora necesito tus consejos para decorar el lugar — finalice ubicado todo lo lavado con cuidado en los lugares que les correspondían para evitar un desastre de porcelana por todo el suelo. Hace años sucedió algo parecido. Tengo una cicatriz pequeña en la Palma debido a lo profundo que se clavó ese pedazo de cristal, perforaron los tejidos. —Encantada volveré contigo a Seúl— aceptó mi madre limpiandose las manos en el delantal que traía pusto. Salte de felicidad. —Y también quiero conocer a ese músico— complemento proponiendo condiciones. —¿Es necesario? — me mostré algo irritante con la idea. —Claro que si jovencito, ¿Como que si es necesario? Pues necesito saber con quien andará mi hijo—; riño quitandome el dulce abrigo para pegarme en broma sobre los bolsillos trasero del pantalón constantemente. —Sal de aquí— pidio entre risas, deje que mis ojos se ocultaran como causa de la expresión hecha por lo grande de las carcajadas. Mi estadia fue corta. También mis padres estuvieron de acuerdo en irnos pronto, el señor Kim tenía un viaje de negocios imposible de posponer y Yoongi estaba terminando la Universidad, solo era unos años mayor. Debido a lo rápido en su ingreso se adelantó logrando obtener honores; bastante inteligente para su corta edad. —Espero verte pronto Tae—. Se despidió mi padre en la noche ya que su viaje era tan pronto como el sol se asombra por las colinas. —Igual —, seguí sus pasos hasta la habitación que compartía con mi madre, seguro le ayudaría para empacar todo lo necesario. Yoongi no estaba. Tras saber que volvería acompañado, salió de la casa y hasta la hora en que nos vimos esperando el bus cerca a la estación no dio ninguna señal, no llegó de forma caballerosa junto a un ramo de flores en el último minuto deseandonos buen viaje. Abordamos cuando parqueo el vehículo. —Realmente tu hermano no vendrá—; confesó melancólicamente viendo por la ventana aún segura muy poco de verlo. Pero salimos del terminal. Suspiro sonriendo. —Bueno, pues entonces lo vere cuando regrese. —Perdoname mamá—, me atreví a decirle. —¿Por que? —No debió haber venido por mí, sabes de nuestra situación; pero aún no he podido pasar por alto lo que hizo—. —Lo sé muy bién, te cuesta sostenerle la mirada. Aún eres un niño hijo mío, y él también está herido, ambos deben hablar para solucionar este conflicto. —Pero. ¿como? No estoy listo ahora. —Nadie dijo que fuera ahora, pero si deben hablar, ahora estamos lejos y él depronto está teniendo una lucha interior por no venir. —Pero si no fuera por mí entonces habria venido. —Es probable, más no aceptaría ese hecho, ¿entonces cada vez que vaya con uno de mis hijo él otro no me hablará?... Estuvo muy mal haber mandado lejos a Hoseok, pero ¿le has preguntado el por qué? No supe responder. Ajustó la bufanda tejida de hace años sobre mí cuello para evitar toda rendija donde pudiera entrar el frío. Era algo corta. La usaba todo el tiempo cuando salí del Hospital. Al entrar en esa casa note algo muy extraño, una singular opresión profano todo pasado como si volviera a nacer, me veía correr por esos mismos pasillos solo que era más pequeño; toda mi familia estaba reunida pero pareció haber sido hace años. Estaba fuera de lugar. Entonces súper que haberme ido a Seúl, absorbió todo lo que conocía haciéndolo viejo, una gran barrera llamada "Distancia" Fue situada entre mi supeyó y el Yó volviendo al Ello una pesadilla. Simplemente no me reconocía, habia ropa en los armarios del antiguo cuarto donde dormía, reconocía las prendas pero eran muy lejanas las veces que algún día pude usarlas. Fue muy nostálgico, mis viejas lociones estaban intactas. Recuerdo haberlas hecho trizas cuando supe la verdad acerca de Yoongi y J-Hope, pero estaban frente a mí. Alejando esas emociones me concentre en las palabras que decía la señora Kim-Min de regreso a Seúl. Busán era una reliquia. Mí familia era un sueño. Pero pronto despertaría. —Quiero conocer primero al hombre—, dijo por primera vez cuando desenbarcamos con un monton de maletas que había traído, pareciamos viajeros. —¿Por que trajiste tantas maletas? La verdad es que pudimos haberlas comprado— hable entre jadeos ya que era yo quien me encargaria de llevar todo hasta la casa. —Nunca sabremos que podríamos necesitar, además empaque cosas importantes— comentó caminando en dirección contraria. —Mamá, es hacia el Sur —. Indique haciendo señas por lado opuesto. —Ah muy bien —, miro con cuidado la dirección anotada. — No conozco Seúl. —Solo sigueme — propuse. Elogio lo bonita que era cuando llegamos al lunbral, sin muchas energía debido a los kilómetros evite cualquier tipo de comentarios abriendo la entrada principal. ¿Por qué no pedimos un Taxi? Quería conocer el paisaje. Siendo época de nieve se veía exactamente igual a las calles donde estaba ubicada Busán. Mismas tiendas con techos blancos y farolas húmedas por el calor extendido igual que los quitaniebla usados por los carros. Prepare limonada para refrescar la garganta. —Es hermosa. —Gracias — le entregue un vaso sin dejar de beber el de mi mano derecha. —Pondremos un cuadro aquí...— comenzó a planear la decoración caminando por el Salón principal, — Unos cuantos sillones de este lado... ¡La chimenea es perfecta! Entonces ira un caldeladro... Al ser Ejecutiva y vender casa saben bien como deben ir una de revista, de hecho pedí su ayuda consiente por esa habilidad que tiene. Cuando enferme ella dejó su trabajo preferencial, pasando a ser vendedora de Internet, más siempre le ha encantado decorar casas que se pondrán en venta, ninguno de sus clientes ha expuesto alguna queja con respecto a su hogar. Estoy en buenas manos. Me senté al lado de donde estaba trazando un plano y lo necesario para cubrir cada superficie. —Si tú chico vivirá aquí, entonces adecuaremos una habitación también para eso. Me sonroje un poco con esa expresión. —Aún no es mí chico mamá. —Pero te gusta, ¿No? —Um sí. —Entonces es lo mismo. No me entusiasmada mucho el como quedaría todo, sabía que mí madre se encargaría de hacer ver todo muy bien; estaba nervioso por que conocería a Jungkook. Y estaba más angustiado aún por saber cómo reaccionaría. Ya había pasado un año entero desde mí última visita, ¿Habría superado sus deseos de morir? Sin moverme de la silla donde estaba sentado seguí mirándola en tanto ella se guiaba usando todo el kilometraje para imaginar dentro de su mente como quedaría todo una vez estubiera instalado. En Busán teníamos la casa llena de fotografías, siempre aprovechaba las oportunidades para sacarnos fotos a Yoongi, papa y Yo por separado o juntos. De hecho tenía guardada mí antigua Cámara en una de las maletas que tenía en el segundo piso; una vez dejó ella de tomarnos fotos seguí con la labor, fue por la enfermedad. Ahora que lo deduzco detenidamente. Absolutamente nuestras actividades familiares en absoluto se acabaron destiñeron como una pintura luego de salpicarle alcohol cuando me diagnosticaron "Leucemia" —Ahora vuelvo— le avise más supe que no había escuchado. Mejor aún, tal y como fue predicho estaba la camara en lo que sería mí habitación envuelta por papel Periódico. Destape el lente apuntando desde la reja alta al extremo inferior que era donde una siluta femenina se movía ágilmente haciendo gestos con las manos calculando el tamaño de los sillones, cuadros. ETC. Dispare el flash captando su atención. —¿Que estas haciendo? — dejó de moverme mirando hacia arriba. Le enseñe la camara. —Quiero tener recuerdos para enmarcarlos— explique volviendo a tomar otra foto. —Inmortalizare el momento en que una nueva vida inicia. Otro flash.  


 
 
 

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