Quitled Hills #54
- Mellower Fanatic

- 20 dic 2018
- 13 Min. de lectura
Dedicado a @ValeriaNorambu1

Tras salir al pasillo note el movimientos de ciertas luces por todos los corredores, alce la vista unos ángulos más arriba notando cámaras de Seguridad en específicas esquinas, solo escasos puntos ciegos era los que nos ayudaron a movernos con agilidad por todo el establecimiento del psiquiátrico, me puse nervioso. No quería ser visto por nadie, Charlie seguía aferrado a mi mano guiándome hasta donde se encontraba el piano.
Un rayo cayó en medio del jardín haciendo un pequeño ajugero de tierra, me sobresalto la fuerza con el cual impacto en lo árido del suelo asustando a Sheen.
—¿Que pasa? — se refirió en mi dirección ya que me había aferrado a su espalda como una garrapata.
—Un rayo. — señale el exterior con una media sonrisa culpable, colocando los pies devuelta en el suelo cuando se detuvo para verlo.
Él puso los ojos en blanco.
—Miedoso—, comentó en voz baja, más aún así pude oírlo, junte los dedos de la mano izquierda pellizcandolo.
Soltó un grito pero rápidamente se tapó la boca evitando que lograrán oirnos.
—Esta bien, perdón—; pidió suplicando que soltara el agarre, al dar un paso la suela de su zapato choco con una envoltura de papas fritas, un Guardia que pasaba dirigió su linterna hasta nosotros.
—¡¿Quién anda ahí!?
Igualando al rayo nos escabullimos por una apertura a nuestro lado, dos columnas tenía distancia en medio y aunque se veía algo angosto empujamos nuestros cuerpos dentro, el espectro color blanco dio en una
guarda escobas cerca a donde estábamos parados iluminando una baldosa perfectamente lustrada.
Las pantuflas que tenía puestas casi llegan a ser vistas, tuve la necesidad de acercarme más; Charlie parecia mover los labios repetidas veces, se sentía un aura incómoda debido a la proximidad de nuestros labios, otro movimiento más y no me gustaría protagonizar ese acto.
En un instante corto lo ví esconderlos.
Sonreí y solté una carcajada en mi interior por su acción tan promiscua, tenía novia, era obvio su amor por ella aunque no era lo suficientemente grande como para salir de este luga.
—Es la ley de la vida Chico —. Agregó melancólico.
—¿Hablas de...? — adquirí esmero eligiendo mis palabras para no herirlo, pero ya se notaba lo bastante sombrío.
—Llevo aquí 2 años.
—¿Tanto?
—Despierto cada día con ánimos de salir, pero pongo un pie afuera y todo se derrumba.
—Necesitas sacarte esa idea de la cabeza Charls —acordé recogiendo las piernas sobre mi pecho igual a una balla protectora, llamarlo así parecía animarlo; era un apodo que sus amigos le decían y yo me consideraba uno. Tanto tiempo soportandome cuando me pongo histéricos a causa de las pesadillas debí haber compatizado con él.
—Tal vez, más no es tan sencillo pequeño —. Se esforzaba en llamarme así aunque éramos casi de la misma edad, su altura se debía ya que tenía 1 años más. Pero 19 no es tan gigantesco.
Sin embargo lo soportaba, me daba un atmósfera acogedora, estaba protegido. O eso creía.
—¿Pero piensas alguna vez salir de aquí?
Me miro y note en su Iris una sensación de miedo rotundo hacia la pregunta.
—No tengo a nadie fuera.
—¿Que dices? pero; tus padres, Tú novia.
Charlie sonrió mostrado los dientes.
—Jungkook, mis padres no tienen idea de mi enfermedad, yo sólo investigue durante esos años en lo que estuve encerrado, encontrando la razón de esa reacción cuando alguién se me acercaba... Les dije que estaba enfermo yendome de la casa sin decirles a donde iba.
—¿Tu novia?
—¿Mi novia? — suspiro—, terminé con ella, no lo quiso aceptar, me dijo que me esperaría pero yo no le creí, si salgo ahora la voy a encontrar en los brazos de otro.
Sería muy pesimista decirle que estaba en lo cierto, quisiera tener fe en el amor pero si Charlie lo decía era por algo.
—lo siento — quise levantarlo de esa caída emocional, le obsequie un abrazo.
—Gracias.
Se oyeron lo pasos del Guardia acercándose cuando tras parpadear varias veces regrese a la realidad,estábamos orando internamente no ser encontrados luego de la grandiosa idea que seguí al loco del cuarto donde dormía.
—Vaya forma de guardar silencio — lo regañe, haciendo énfasis en la envoltura.
—Callate—. Cizaño cerrando los ojos—¡Ay! Ahí viene, es el fin—. Giro la cabeza hasta el Fondo de la pequeña caja donde nos metimos repitiendo varias veces "Fue una mala idea salir".
Incluso respirar se volvió tedioso en esos escasos minutos que pasamos esperando no ser encontrados.
—Vaya Vaya, miren que tenemos aquí—, dijo con ironía el guarda luego de haberse detenido los pasos.
"Nos encontraron"
"Estamos castigados"
"Nunca podré tocar el instrumento"
"No saldré nunca"
Miles de frases similares me abrumaron, también cerré los ojos esperando recibir la luz del apartó pronto en toda la cara cegandonos por completo, mi corazón golpeo con fuerza queriendo salirseme del pecho.
Pero siendo todo lo contrario no sentí el cálido abrazo que provocaría la luz en mi rostro.
—Alguién ha estado comiendo comida chatarra y saltándose los almuerzos —, volvió a resonar su potente voz inclinandose para recoger la Bolsa.
Abrí los ojos de repente al tiempo que Charlie también lo hacía, miramos en directo al hombre con uniforme sin poder creer que la suerte nos sonriera.
—¿Que esta haciendo?— emitió Sheen volviendo a mirar hacia el exterior.
—Shh— lo calle atento a todos sus movimientos como una gacela corriendo por lo que sería su presa.
Ambos vimos como apagaba su arma luminosa y depositaba la basura en un bote del otro lado para seguir con la Guardia.
—Estos jóvenes—. Sacudía su cabeza de un lado a otro acomodandose el gorro antes de verlo caer debido al Cinzineo.
—Estuvo cerca — comentó mi amigo.
—Sí— respondí pesadamente.
No estaba de humor para hacer bromas o usar el sarcasmo, puedo jurar haber visto la luz al final del túnel, los dos prófugos soltamos un largo suspiro, nuestro cuerpo se relajo cerrando los espacios creado por haber apretado el estómago.
—Estas gordo— me queje.
—El fideo —, comentó mas alegre.
El problema siguiente era "¿Como íbamos a salir ahora de esa pequeña grieta? "
—¿Ahora que? — pregunte cuando tras unos movimientos simplemente no logramos siquiera huir unos centímetros al corredor de las garras opresoras del cemento.
Charlie gruño mirando en todas las direcciones posibles buscando algún objeto que nos sacará.
—No veo nada, todo está oscuro.
—Estamos atrapados—; Confese —. ¡Vamos a tener que quedarnos aquí hasta el amanecer!, no hubiera sido tan malo ser encontrados por el Guardia, nos hubiera sacado.
—Deja de lloriquear, no me dejas pensar —, interrumpió.
Una enorme ventisca se movió como un remolino congelando todos mis huesos.
—Agradezco tener sudadera —, comenté aliviado.
Todos vestimos igual de patéticos, teníamos puesto una camiseta color azul oscuro y una prenda gris claro; aparte también nos hacían poner pantuflas negras.
No era muy alentador pero en estas épocas de invierno nos mantenían calientes.
—Creó tener una idea,— me miro esperanzado.
—¿Cual?— alce el rostro pero volví a bajarlo rápidamente, estábamos tan juntos que si volvia a moverme de ese modo terminaría besandolo.
Me regañe internamente por pensar eso en una situación como esta, los tornillos de mi engranaje estaban faltos de aceite, no funcionaban bien y por eso me fallaron las rodillas.
"Concentrate en salir Jeon Jungkook"
Asentí internamente.
—Deberás saltar y poner tus manos a ambos lado de mi cara, también tus pies, de esa forma podré deslizarse hacia abajo saliendo de éste enredo.
Sin chistar seguí todos los pasos.
Me impulse como un resorte, cerré también los ojos para no verlo, tras haber puesto como un iman la causa de no caerme en esa situacion sentí su respiración golpear mi cara provocandome cosquillas.
Esos eternos segundos en los cuales Charlie se tomó la delicadeza de salir rapido parecían nunca terminar.
—¿Estas bién? — se acercó preocupado a donde me encontraba encorbado inhalando todo ese aire gélido aunque se sintiera como respirar cuchillos, una vez deje de sentir claustrofobia pude articular las palabras de forma decente.
—Sí Sí—, le reste importancia tranquilizandolo, claramente se veía muy interesado en mí persona.
Pude incluso notar una pequeña pizca de calor por las mejillas.
—¿Acaso tienes fiebre? —volvió a preguntar luego de haberme enderezado.
—¿Porque? — me hice el inocente.
—Estas como un tomate y además... — puso una mano sobre mi frente para luego pasarla a la suya midiendo la temperatura como si fuera un termómetro, —... No, no estas Caliente.
—Que bueno, odiaria enfermarme— articule nervioso para luego una gota de sudor moverse descaradamente por un costado del nacimiento donde antes había barba.
Charlie se encogió de hombro comenzando a caminar.
Deje caer mis hombros siguiéndolo.
Vaya, esto parecía una bola de estambre, los sentimientos deberían compararlos con el enigma más grande del mundo, solo tenemos claro una cosa: Somos capaces de amar, odiar, razonar y tomar acciones en pos de esos sentidos",, pero exactamente y de forma consiza ¿de donde vienen? ¿Podemos dejarlos de lado, parece que estamos obligados a tener en el corazón a personas aunque no lo queramos así.
Pude ver un letrero cerca donde un descenso comenzaba a ser notable, caí en cuenta por como Sheen se dirigía decidido poniendo una mano en la barra para bajar.
En que una vez terminadas las escaleras encontraría una clara colección de teclas con un armamento frágil y una base inquebrantable.
No quiero llorar pero será imposible.
Deje de ver todo lo que me rodeaba, tenía un vínculo muy poderoso con ese pedazo de madera.
Los momentos pasados ahora envueltos en telaraña eran como cordeles de oro.
Desde que mi memoria a largo plazo nació, he permanecido sentado dejándome besar por sus notas.
Antes de jugar, antes de hacer amigos, antes de ir a la universidad; antes de vivir. Tenía un alma amarrada, y no quería despegarme nunca.
Las chicas no fueron un problema ni siquiera la edad me cautivo.
Para mi el todo estaba en ese pequeño conjunto de plaquetas color blanco con negro.
No era MÍ piano, pero estaría cerca de uno.
Pase al lado de Charlie atrayendo su atención asombrado por mi reacción.
Un letrero visto de reojo me detuvo, decía: "Quitled Hills"
Un escalofrío lo acompaño junto a un inmenso vacío.
—Vamos, estamos cerca — sentí un leve empujón, bajamos pero no dejaba de pensar en esas palabras.
—Quitled Hills— repetí roboticamente, cayó un peso muerto sobre mis hombros e inmediatamente fuertes flashback me abrumaron lanzándome hacia las paredes blancas, había entrado en un trance, un mar de fotografías cayeron simbólicamente asfixiando por completo todos mis deseos anteriores.
Volví a verme intentando escapar pero sin recibir ayuda, un opresor sentir caotico nació también cuando el lo alto del cielo la Luna brillo, eclipso todos los mares galácticos, dos ojos oculares me veían y yo solo me hundía precursor de un miedo irreconocible.
Traspase las barreras de la razón cayendo al suelo, hice pedazos todo avance que en estos meses había experimentado, inhalaba con fuerza sintiendo pesados mis pulmones, no recibian el aire y comandaba a entra en pánico.
Estaba gritando.
—¿Jungkook? — era la voz de Charlie, pero sus ecos lejanos parecian el murmullo de un alateo a kilómetros de distancia.
Ya no podía ver nada ni a nadie, me veía con terro sintiendo palpitaciones en mi cabeza por cada recuerdo.
Estaba siendo golpeado por uno de los guardias tras intentar escapar, acaba de recibir un baldado de agua fría, recibí una descarga eléctrica, estaba ahogandome con los propios fluidos de mi cuerpo.
Lloraba sin parar en un cuarto donde era filtrado aire seco junto a kilos de hielo nitrogenado dejándome inconsiente, tenía el aspecto de niebla, hizó trizas el vidrio que caía por mis ojos cortandome el rostro.
La primera vez que Charlie llegó nombrándose mi compañero de cuarto para mantenerme a salvo señalo cortadas en el rostro; Las incontables veces que me mordía la lengua fue por estos tratos.
—Intentamos ayudarte—, dijo una enfermera sonriente segundos antes de recibir una descarga eléctrica.
Mordía con fuerza un trapo que amortiguado mis gritos haciendo que mis ojos sangraran.
Literalmente después llegaba a la habitación y unas gotas Rojas caían al suelo luego de parpadear.
—Queremos provocarte un estado catatónico para indagar en esas memorias que te atormentan—; explicó otra enfermera antes de caer inconsiente ahogado por la niebla.
Ver ese título trajo de nuevo todo.
Volví a sentir el dolor inmovilizadome.
Reconocí un rostro frente a mí pero era demasiado agudo esa corriente para soportarla razonablemente.
Seguí escuchando voces sin deterneme a detectarlas.
Caí escaleras abajo.
—¿Doctor esta seguro? — El grupo médico se había reunido en pos de un cuerpo, estaba sin camisa sobre una camilla, sus pupilas dilatadas completamente Rojas; parecía drogado.
—Completamente — contestó con su boca tapada gracias a un pedazo de tela color blanco.
—Pero, ¿Eso no podría matarlo? — intervino una enfermera mirando al sujeto completamente inconsiente.
—Este hombre sufre depresión post- Traumática; una clase de decadencia más fuerte que la ansiedad misma en su mayor nivel, le dí mi palabra cuando llegó a este centro de rehabilitación mental que se recuperaría. Esta muy maltratado psicológicamente, ya lleva tres intentos de suicidio, se suponía esta depresión solo era aceptada dentro de las 2 semanas correspondientes pero se han convertido en meses... Por favor enfermera Lee paseme esa jeringa.
—Si Doctor.
Procedieron con la insicion.
Mi mente era un escudo, debieron torturarme para estimular la mutación y de esa forma igual que las ventosas de un pulpo mis neuronas se pondrían alertas e incluso el dolor mismo podían detenerlo como un grupo de soldados luchando, se esmeran mucho ya que estando indefensas, mi ejercito mental podría ser alterado; para ello se necesitaba dejarme psiquiatricamente vulnerable. A menos que el tratamiento diera resultado seguirían dejandome al borde de la muerte.
Es un síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por anormalidades motoras y trastornos del afecto. La persona que sufre catatonia tiene periodos de pasividad y negativismo que se alternan con una actividad motriz excesiva y repentina, como imprimir botones al azar.
Las corrientes en mi cuerpo eran sus espadas desprendiendo esas intenciones, no me dejarían jamás, las voces detro de mi cabeza comenzaban a eloquecerme.
Parecía que querían quitarme esos momentos donde solo podía llorar, y así dejar de estar triste. ¿Era posible?
El hombre puede vivir con dolor, tal parece yo no puedo.
Pero era muy débil, no lo resistía más, ya no sólo las ojeras aparecían, todo mi cuerpo era un costal de huesos vivientes.
Después de escuchar mi nombre ser gritado, desperté desorientado con una pieza de legó tallandome la espalda.
—Ay que bueno despertaste.
—¿Que? ¿Donde estoy? ¿Que pasó?
No me moleste por recibir preguntas aún, estaba muy distorcionada la señal por los tímpanos.
—Te desplomaste justo cuando bajamos, recibiste el golpe de por los menos 100 escaleras hasta levantar el polvo de la bóveda, quedaste sepultado.
—¿Que hace una ficha de construcción aquí? — señale donde encajaba perfectamente con una de mis costilla sonmoliento, acaba de despertar con un horrible dolor de cabeza.
—Lo siento, estaba jugando mientras yacias inconciente —. Explicó quintandomela.
—¡¿Toque el piano siquiera?! — manifesté con desespero sentandome.
Charlie bajo la mirada con tristeza.
—No. Y ahora que saben a donde íbamos cerraron el lugar, pusieron guardias en esa zona.
—Es mi culpa — me deje caer queriendo desaparecer, una oportunidad desperdiciada.
Odiaba tener esos episodios de trance traumáticos, no parecía ser una depresión normal.
Estaba lleno de algo que no tenía nombre.
¿Miedo? ¿Panico? ¿Terror? ¿Horror?
Sin importar que, terminaba igual.
—Te traje un vaso de agua y una pasta, supuse te levantarías desorientado— me ofreció un pedazo de servilleta con dos esferas dentro junta al cristal cilíndrico.
Agradecí para luego sentir como se deslizaban por mi garganta, minutos después ya podía ver con claridad; tenía sumamente borrosa la cornea.
Parecía una catarata.
—Es temporal— dijo un doctor pagando su pequeña linterna luego de analizarme la vista, estaba tan asustado que le pedí el favor a Charlie de llevarme rápido con una enfermera—. El golpe que recibiste en la parte trasera del crane afecto de forma leve tu ocular izquierdo, pero no será permanente.
—Esta bien, gracias.
—Fue un placer.
Sonrió muy exageradamente asustandome.
—Tengo hambre—, le dije a mi amigo una vez salimos de la Sala.
—Yo también, vamos a comer algo —. Nos dirigimos a una cafetería, no era hora del almuerzo pero por algún razón no calmaba los rugidos de mi estómago.
—¿Podemos aunque no sea hora? — lo detuve.
—¿Hum? ¡Claro!— me dio un leve empujón —, conozco a una chica que trabaja en la cafetería y nos ayudará.
—¿Enserio? — dudé mirándolo acosadoramente, parecía ser mentira, atravesamos las distintas mesas, las cuales estaban siendo organizadas para cuando fuera el momento.
—¡Bom bom! — exclamó abriendo los brazos cuando estuvimos cerca a la barra.
—¿Bom bom? — dije saboreando las palabras como si fueran vinagre.
Lo ví dirigirse a una señora de edad con un gorro de malla que cubría su cabello como reglamento del servicio en cocina, se volvió de donde venía el alboroto.
—Hola Charlie Brown— saludo burlonammete.
—No me dijas así,— exigió en voz baja— mi apellido es Sheen.
—Se cual él, ¿puedo ayudarlos?
Esta vez me miro.
—Tengo hambre —.
—Oh, pero aún no es al hora del almuerzo ¿Verdad? —se fijó en el reloj confirmando si no se había atrasado.
—N-no pero... — tartamudeé.
—¿Puedes darnos un poco de panqueques que diste al desayuno? — habló por mi Charlie rodeando los ojos de forma insistente por mi timidez palpable.
Mis mejillas ardieron por la vergüenza.
—Haré una excepción— nos guiño el ojo dirigiendose a la cocina.
—Gracias Bom Bom—.
—Y dices que tienes fobia social— objete celosamente a la vez que soplaba un mechón de pelo lejos de mi campo visionario.
Nos dirigimos a una mesa apartada donde dos Torres de Rica mezcla con arina nos esperaban.
—Charls, ¿Tu desayunaste?
—¿Por que lo preguntas? — contestó con una chucharada llena en dirección a su boca.
—Pues... — manosee el tenedor cerca al plato desganado, aun estaba débil, tal vez por como dijo Charlie, haber recibido cien filos del borde en las costillas y después haber sido suturado no me ayudó mucho para la recuperación por la que Taehyung pagó— Te ves con bastante apetito — puntualice por sus mejillas llenas iguales a las de una ardilla guardando bellotas para el invierno.
Uso una servilleta pasando delicadamente su superficie limpiando los restos, se paro del asiento lanzándome una mirada feroz.
—Oye niño, ¿Tienes idea de lo criticó que estaba tu cuerpo? — comenzó a hablar tan rápido que su lengua se tropezó enredando las palabras, era cuestión de tiempo para que notará lo ridículo que se veía haciendo una escena cuando los demás comenzaron a entrar.
Los mire pero una Palma abierta cayó cerca golpeando la mesa.
—Mirame cuando te habló, — giro mi mentón — No me despegue de tí ni aunque los demás me lo pidieran, cambiaba tus vendas y limpiaba tu rostro cada que era necesario, incluso la preocupación hizo que dejara de comer, Le dije a Bom Bom de los panqueques por que exactamente a la hora de ir al baño lo ví, pero te puedo asegurar no haber probado bocado...
—Todos no están viendo.
—No me interesan ellos, sino tu bienestar—sostuvo comiendo una gran bocado para luego irse de la planta.
—Es explosivo— afirmó una voz a mi lado, reaccione viéndola reaciamente.
Una malla color beige junto a un gorro blanco recogió el plato, — perdonalo Jungkook.
—¿Como sabe mi nombre?
—Esta escrito en su ropa, una costurera se encarga para ser reconocidos y reportados por los médicos o guardias de turno a cargo de cuidarlo. — mencionó señalando la etiqueta detrás del torso—; Ha sufrido mucho— miro hacia donde había desaparecido Charlie —, perdió a su hermano en un accidente de tránsito junto a sus padres.
—¡¿Que?! Pero el me dijo que escapó de casa sin decirles nada.
La señora ocupó el lugar vacío dejando el desorden solo unos centímetros apartados.
—Eso dice cuando alguien le pregunta y aún no está preparado para decirlo con exactitud, lo cierto es que después de un concierto donde todos venían cantando...
...Un semáforo dañado puso fin a su alegría.
Escuchaba atentamente sintiendo como el hambre huía, ví la comida ya no tan apetitosa.
—El huyó, y desarrollo la fobia social, su padre era jefe de una reconocida empresa, la noticia salió en todos los canales; "Gran tragedia, famoso CEO es hayado muerte junto a su familia, el único sobreviviente fue el jóven Charlie Sheen, ¿Acaso tendrá algo que ver? ".
—¿Lo señalaron?
—Así és, los ojos estuvieron detrás de El como depredadores, Águilas carnívoras junto a micrófonos y preguntas Irientes lo perseguían en todo momento.
—¿Como es que terminó aquí?
—Bueno, un día lo encontré; yo era una mujer sola, nunca había podido tener hijos, mi más grande deseo era adoptar, pero necesitaba a una pareja y nadie me amaba lo suficiente como para quedarse aún después de saber la verdad sobre mi condición infértil; verlo indefenso durmiendo bajo el periódico activo los instintos de madre que toda mujer tiene. Cuide de el hasta que un día le dije "Charlie Sheen, ¿Quieres vivir conmigo? " No podía aguantar la felicidad que sentí al escuchar su respuesta afirmativa. En ese entonces yo estaba terminando mi carrera como cocinera profesional, debido a los comportamientos del adolescente supe que debía llevarlo con un especialista.
—Entonces se enteraron de su fobia. — expuse.
—Exacto, vendí la casa y conseguí un trabajo de cocinera en este lugar para estar cerca de él. Una vez mejore pienso abrir mi propio restaurante para ayudarlo a terminar sus estudios.
Le sonreí aunque más pareció una mueca.
—Yo también perdí a mis padres —, confieso dejando caer una lágrima.
—Para nadie es fácil despertar y darte cuenta de lo mucho que las cosas han cambiado.
—Es muy noble de tu parte ayudarlo— cambien el rumbo de sus lamentos.
—Lo sé— me regreso el gesto — pero lo hago tanto por mí como por el cariño que desarrolle, teniendo al final la bendición que simpre quise... Por eso te dijo gran músico, espera a ganarte su confianza, le cuesta creer en las personas debido a su enfermedad, ¿Puedo? — hizo señas para llevarse mi plato.
—Gracias.
Ella asintió guiñandome por segunda vez el ojo.
No me quedé a esperar.
Seguí el camino hasta nuestra habitación pero no estaba ahí.
Comprimi los labios juntando las cejas.
—Yo también me quedé solo Charls, e igual a tí alguien me resguardo en su sombra, no somos tan diferentes, ¿Por que no confíar?.










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