Dos niñas #58
- Mellower Fanatic

- 19 ene 2019
- 11 Min. de lectura

—¡Mamá, Boom ya llegó!
—De acuerdo, pero no llegues muy tarde— se asomo una cabeza desde la cocina verificando lo que decía su hija.
—Buena suerte — la despidió desde la computadora Ray quien también se aseguró de que su hermana llevará todo lo necesario.
—Gracias.
Salieron.
Las pequeñas ya con 8 años luego de llegar del Colegio seguían yendo al hospital, hoy era domingo así que desde temprano se iban.
En sus maletines tenían la magia que hacia a los niños felices de verlas, no tenían amigos más que solo ellas dos; los niños a esa edad son odiosos y egoístas, pero para ellas lo importa eran las sonrisas de los enfermos.
—¿Crees que hoy veremos a Tae o naranja? — habló Boom.
Cristy suspiro.
—Ya han pasado 3 años desde la última vez, ni siquiera volvió al hospital.
—Es verdad, tampoco naranja, desde ese día del plan para llevarlo a la playa nunca regreso.
Caminaban con prisa de no llegar tarde, el día de hoy ingresarían a un paciente nuevo tipo querían estar ahí para recibirlo; la enfermera les daba cada día informes sobre ese tipo para mantenerlas al tanto, les había admirado su trabajo y el progreso del Hospital se debía a su Alegría.
Muchas enfermedades son mentales, y esos colores avivaran su espíritu.
Como siempre llegaron al castillo que sus amigos les compraron hace años, luchando por que sus cuerpo lograran ubicarse lo suficiente y entra del todo.
Debieron extender el lugar.
Los niños las rodearon.
—¡Ahí vienen! — señalaron la entrada cuando unos pequeños zapatos se movían con agilidad por las baldosas hasta el césped.
—Traemos muchos colores —extendió la caga Boom sobre una mesa de madera luego de dejar sus objetos dentro del Castillo de princesas.
—Vengo en un momento — salió Cristy con su maleta al hombro un tanto apagada.
Camino en dirección a la habitación donde antes compartía sus días con Tae y verificó si de casualidad un fantasma no estaba en Y lugar.
La cama estaba desordenada, la puerta del baño ocupada, un paciente adulto estaba dentro, pero no era Tae.
Contó con los dedos de la manos calculando cuantos años tendría ahora.
—17— aseguró doblando las sabanas.
Descolgó sus dibujos recordando las veces que se le acaba el oxígeno por tanto reírse. También Yoongi, extrañaba enseñarle a pintar; naranja era su amor platónico.
Desde la ve que lo vieron deprimido en una de las bandas se enamoró de el.
Ahora no había nadie más, se había negado a otro niño que la molestaban o le decían he era linda por que esperaba su media naranja.
Escuchar su nombre coloreada sus mejillas de carmesí.
Vio el exterior por la misma ventana sin nada más que nubes grises decorando el cielo.
Un niño entró tomándola por sorpresa.
—¿Quien eres?
—Me llamo Cristy — se presentó mirando a todos lados menos sus ojos.
—Yo soy Oliver, bueno en realidad me llamó Choi Tee Lee, pero me gusta más Oliver.
—Mucho gusto — rozaron sus manos, Ginsberg sintió una descarga que aceleró su corazón.
—Debo volver, adiós Oliver — desapareció sin detenerse a escuchar una respuesta.
Un poco agitada salió del Hospital en lugar de dirigirse al parque donde estaba su amiga.
Sin mirar hacia donde iba comenzó a correr pero algo la detuvo, unos brazos rodearon su cuerpo.
—Calma amiga, — sin saber de quien de trataba miro hacia arriba, Una cabellera particular le saco una sonrisa.
—¡Naranja! — salto.
—Hola Cristy — le apretó un cachete el querido Hoseok. —Has crecido mucho — la midió llegando hasta su cadera.
—Tu también estas alto, mucho más alto.
—¿Tu crees? —Asintió —¿Donde está Boom?
—Ella está...
—¡Cristy! — la interrumpió el mismo niño que ahora corría en su dirección con un maletín en su manos.—Dejaste esto — tomó aire entregándola, el pequeño vio al joven que estaba con ella sorprendiéndose bastante por su altura y músculos.
—Bueno, ya me voy — ; corrió devuelta.
Cristy se quedó viéndolo incluso después de que su espalda ya no se mostró más.
—¿Y ese quien es? — le susurro Jung con voz acusadora a la vez ayer movía sus cejas arriba y abajo.
—Lo acabo de conocer.
—Ah que interesante.
—Boom está dentro.
—Pues vamos—. Caminaron hasta el interior del manantial.
Boom estaba pintando y regañando cuando Hoseok grito su nombre.
—¡Naranja! — corrió hasta quedar cerca.
Se inclinó para abrazarlas hasta que las pequeñas se quejaron por la fuerza.
—Las extrañe mucho niñas.
— Y nosotros a ti, ¿Por que ya no volviste? — Boom hizo un puchero.
—Lo siento mucho, antes venia mucho por que Tae también estaba, pero tuve que irme lejos por un tiempo, nunca las olvide, ahora que he vuelto en venido directo para acá.
—El tiempo paso muy rápido— confeso Boom mirando el césped.
—La enfermera no contó lo que paso —añadido Cristy, una termina la frase de la otra; es algo único — Quiero trabajar en este lugar, el doctor Stevenson nos ayuda.
—Yo quiero ser enfermera — alzó la mano.
—Me alegra mucho niñas.
—Si, Después de que estuvieron fui a preguntarle, me explicó que tu llegada fue imprevista, y que después de que se fuera no pensaban volverlo a ver hasta la situación del coma; que solo había venido a entender que ya no quedaba pizca de esperanza, con Boom nos preocupamos, quisimos ayudarlo.
—Y no saben cuando se lo agradezco.
—Nos sentimos felices esos pocos momentos, siempre pensábamos con Boom en volverlo a ver.
Hoseok sonrió con tristeza.
—Fue difícil para muchos, pero la esperanza es más fuerte que la muerte.
—Es cierto.
—Pensamos que nunca vendrás — lo volvió a abrazar Cristy.
—¿a donde fuiste? — pregunto Boom
—A California.
—Está muy lejos, nuestra maestra de Historia nos ha dicho todo los número que tiene de distancia.
—Si, es bastante lejos.
—¿Donde está Tae? — pidió picándole la nariz.
—Tae está ocupado — respondió con voz rara, las niñas rieron y Boom lo soltó.
—El ahora está en su casa, podemos ir a visitarlo si quieren.
—¡Si! — aplaudieron.
Trajeron sus útiles listas para irse, los niños replicaron.
—No pueden irse, además el es un extraño.
—No es un extraño — acomodo Cristy sus cuaderno con ayuda de Hoseok, —El es...— miro su perfil — Mi novio.
El niño soltó el dibujo que traía en las manos.
Boom abrió los ojos en par, Naranja se río terminando por ayudarle.
—Vamos niñas.
Se despidieron de la recepcionista con quien Boom habló un momento pidiendo nueva información.
—Dice que Kim Hi Lee vendrá mañana a las 9 de la mañana.
—Perfecto, estaremos a tiempo.
—Pero tenemos escuela.
—Entonces faltaremos.
Hoseok se agachó
—Wow chicas, lo siento pero eso no es posible.
Se quedaron mirándolo como si fuera un extraño.
—¿No es la primera vez que lo hacen?
Siguieron en silencio.
—Ante todo están los pacientes — recalcaron como algo obvio pasando a su lado.
—¿Acaso sin médicos? — pensó.
Hoseok vio su caminar absorto, intento contradecir pero lo le fue posible; se mordió la lengua siguiéndolas, seguían igual de mandonas que como recordaba, incluso hasta más.
Negó a media risa trotando el resto de escalones para ganarles.
—Bien chicas, vamos entonces.
—cogió sus manos notando nerviosa a Cristy.
—¿Te pasa algo?
—No.
Respondió al instante.
—Lo que pasa es que le gustas —; la delató su amiga.
—No es cierto, ya vamos.
—¿Por eso le dijiste a ese niño que era tu novio?
—No.
—Si es cierto, tu me dijiste que naranja te gustaba —. Intervino Boom.
Hoseok le dio un beso en la cabeza.
—Me temo que la diferencia de edad no nos permite eso ahora, pero con tus dibujos yo se que alguien quedará fascinado, además ese niño anterior parecía interesado — corrió uno de sus mechones detrás de la oreja.
—¿Cual niño?
—No seas Chismosa — riño Ginsberg.
Tae no vivía lejos del Hospital, debido a su salud la directora le dio una casa cerca, unas cuantas cuadras caminaron los tres mosqueteros; había sol pero las nubes lo cubrían.
Las niñas se quejaron del calor.
—Ya casi llegamos —animaba el hombre del Grupo.
Cuando estuvieron a unos metros Hoseok vio a un chico parado en la entrada con unas bolsas en sus manos, después vio a Tae abrir la puerta, traía puesta una gorra por lo que se le dificultaba saber con precisión más su barbilla no lo defraudaba.
Entró a la casa mostrando sus bolsas.
Antes de cerrar dentro al músico.
Dejó de sentir la palma de Cristy.
—¡Jimin! ¡Jimin! — salió disparada llegando antes que nada.
Abrazo las pierdas del joven sorprendiéndolo, vio que le acariciaba la cabeza.
Siguieron avanzando hasta quedar en la misa sintonía.
Boom no lo dejaba en ningún instante, cuando reconoció a Tae, naranja paso a segundo plano.
—¡Tae! — grito abrazándolo.
—¡Boom! No puedo creerlo, hola — la cargo dando vueltas por el aire.
Cuando me localice entre los saludos se dirigió a mi presencia.
—Hola amigo.
—Hola, ¿Como has estado?— nos palmeamos la espalda, note a Jungkook quien inclinó su cabeza de forma respetuosa.
Cristy solo miraba al chico, cuando se volteo lo reconocí, era su hermano, iba al hospital a visitarlas.
También tenía pendiente ver de nuevo a Ray.
—No te esperaba, me hubieras avisado — habló Kim.
—Si, este, vine a traerte a las niñas, querían verte.
—Tae, ¿Quien es el? — señalo Boom al músico.
—Los presentó, El es Jungkook, Jungkook ella es Boom, mi mejor amiga cuando estuve en el hospital.
Ese fatídico año fue conveniente para Tae quedarse en Seúl, Ellas Vivian ahí, lo pesado de las presentaciones de Jeon era que eran en Busán, y el viaje era agotador para su cuerpo como desgastante, puede haber acelerado el proceso.
Iba su hermano cuando podía ya que sus padres trabajaban de más, habían dos horas y medio de distancia.
Hoseok lo visitaba, su relación era muy estrecha, cuando lo mandaron a casa las buscó creyendo que serviría viajar en el auto de su padre para hallar una salida.
Ella le dio la mano, aunque tratándose de Cristy fue diferente; Jimin la bajo haciendo que también lo abrazara, su expresión nos dejó ver que fue sorpresa.
—Y ella es Cristy.
—Mucho gusto —sacudió su mano.
—Igual — fue todo lo que digo.
—Íbamos a hacer el desayuno, ¿Quieren? — les pregunto Kim, asistieron las dos dejando sus maletines en uno de los sillones.
—Jungkook, ¿Tomaste ayer tus medicinas? — le pasó más pastillas.
—¿Medicinas por que? — otra voz apareció en la puerta que quedó abierta.
Era Yoongi.
Las niñas saltaron felices, estaban reunidos de nuevo.
—Jimin piensa que ese día del centro comercial que le contó TAE —. Recalcó su nombre — quien había tenido un ataque de asma había sido yo cuando fue al revés.
—¿Tuviste un ataque de asma? — inquirió de nuevo el de cabello verde.
—Si, pero no fue grave.
—¿Así que Mentiste?— se cruzó de brazos Jimin.
—Puede decirse.
—¿Me hiciste comprar este montón de pastas para nada? — cogió una de las bolsas de la mesa donde estaba las demás.
—No creí que traerías más.
—Te dige que lo haría.
Yoongi cerro la puerta caminando con las pequeñas agarradas a sus piernas, una a cada lado.
—Mejor haz el desayuno, tengo hambre, Jin fue a comprar huevos, llegará en 20 minutos.
—Entonces empezaré con el café.
La casa se lleno de rostros, El desayuno una vez listo se sirvió, Jin trajo además que el desayuno, comida para el almuerzo, se presentó más alegre con las niñas y en un instante se volvieron amigos.
—¿Como supieron que estaría aquí? — habló con la boca llena Hoseok.
—Por favor mastica —; le entregó Suga un vaso lleno de jugó, a pedido de las niñas que no querían café fue mejor hacer otra garra solo con fruta tropical.
—ahora si, — siguió, esta vez ya libre —¿Como supieron que...?
—No lo sabíamos—, bebió Jin — le dije a Yoongi y digo que si.
—Ah, supongo no se acordaron de mi, ¿Cierto?
—Tienes razón.
—Mamá dice que es de mala educación tener el teléfono en la mesa —. Regaño Cristy sin despegar su vista del plato que tenía lleno de huevos revueltos con salchicha.
Los chicos se miraron para saber quién era el responsable.
Era Jungkook.
Todo le reclamaron.
—Si lo dice Cristy es por que así es — comenzó Tae.
—Debes obedecer — siguió Boom.
—Deja ese aparato — riño Yoongi.
Con cautela lo aparto, la pequeña tenía poder entre los hombres.
—Disculpen —; comió su tortilla.
—No han cambiado — río Suga.
—Para nada—, completo Kim.
—¿Trajeron dibujos?
Oh no.
Fue volver a entrar en el juego, terminaron de comer, y sin responder llevaron los platos al mesón.
Fueron por los maletines y sacaron miles de copias.
—Espero no hayan olvidado las reglas fundamentales de lo que implica saber pintar. Cada uno coja un color.
—Yoongi, Suga —; pronunciaron su nombre a excepción de Jeon y Seok que no tenían idea de lo que pasaría después.
—Hace una tarde muy bonita, deberíamos ir a algún lado, ¿No creen? — manifestó el chico con gorra luego de las lecciones y haber pintado cada uno 5 paisajes.
Estiraron sus muñequeras notándolas acalambradas.
—¿Pero a donde? — paso una mano por su hombro Hoseok mientras se cepillaba los dientes, su mentón se lleno de crema.
—Ese es mi cepillo— señalo la cola color azul oscuro.
—No me resistí, odio tener los dientes sucios — se excusó yendo al baño.
Boom lo acompaño a ver el paisaje.
—Podemos ir al parque de diversiones.
—Buena idea, ¡Vamos al parque!
—La casa de agilizó dejándola impecable para poder irse, las niñas llamaron a sus madres, ya conocían a Tae y Naranja; por lo que le dieron permiso.
—Mamá, Jimin está aquí, también Yoongi, dile a Ray que vamos al parque de diversiones.
—¿Mi bebé? ¿Y por que no ha venido a verme?
—Dijo que cuando me llevará a la casa te saludaría, por favor no olvides decirle a Ray.
—¡Que hermoso mi muchacho!
—Mamá.
—Si yo le digo, adiós amor, saludos; ¡Diviértanse!
Cristy sabía de las vistas a su hermana por parte de él, una vez fue hasta Seúl supuestamente por que era una emergencia, regreso feliz.
No parecía emergencia.
A sus 8 años sabía cómo era la convivencia entre un hombre y una mujer, también guarda con esmero una serie de regalos donde no permite que nadie se le acerque a ellos, deben tener conexión con ese sujeto.
Sentada con la piensas cruzadas igual a un indio luego de colgaste vio como una el gran oso polar barría con esmero por toda la Sala, sintió curiosidad por preguntarle; puede ser mentira como verdad.
Recogió unas pastas del suelo que cayeron de una bolsa en la mesa y con cautela se le acercó dispuesta a lograr su objetivo.
Con mirada persuasiva se pudo enfrente.
—Quiero preguntarte algo — detuvo la escoba con una mano.
Suga miro hacia abajo, no escucho bien ya que tenía puestos auriculares, vio los labios de la niña moverse así que optó por quitárselos para pedirle que repitiera lo dicho.
—Quiero hacerte una pregunta y no puedes mentir —; lo señalo.
—De acuerdo — puso el manto a un lado aguardando.
—¿Te gusta Ray?
El joven se arrodillando quedando más pequeño.
—Si, pero no se lo he dicho.
—A ella también tu le gustas, ¿Por que no le das un anillo?
Suga titubeo.
—Aun no quiero casarme.
—Pero puedes decirle que te gusta.
—Es complicado, soy muy tímido.
—Ella vendrá al parque de diversiones.
Yoongi dejó caer sus hombros.
—¿Que?
—Le dije a mi madre que le avisará que tu estabas en Seúl, así que vendrá.
—¿Pero por que le dijiste?
—Si se gustan será tu oportunidad guapetón. — regreso al sillón.
El color de su cara desapareció.
Los chicos bajaron listos para irse y el único que quedó en medio fue Yoongi.
Cristy salió de la mano con Hoseok.
Irían en los autos de Suga y Jin.
—¿Le sucede algo a tu hermano? — pregunto a Tae.
—Es que mi hermana vendrá — intervino Cristy —; me dijo que le gustaba.
—Eso es nuevo.
—¡Puedes subir al auto! — accionaron los pitidos ya que no se movió de su lugar, — hay que ir rápido para evitar tráfico.
En Cámara lenta cerro la puerta ocupando un asiento cerca a Jimin y Boom.
Será todo una aventura.
Cantaron hasta que sus odios se cansaron, Boom jugaba a las Palmas con quien estuviera dispuesto, Jin iba con Tae, por lo que estaba al lado del músico.
Quien parecía incómodo, tal vez no aceptaba la nueva etapa de su vida; todos continuaban y parecían felices menos él.
Habían segundos donde estaba cómodo pero eran tan escasos como la lluvia en esa época del año.
Las niñas corrieron a hacer fila, Entre todos pagaron las entradas junto a refrescos, quisieron subirse en todas las atracciones.
—Primero vamos al pulpo —; pidió Cristy. No estaba a pedido, todo se sentaron en los incómodos asientos y sonrieron para la foto, hubo mucho algodón de azúcar.
—Tae, ¿Puedes cargarme? ¿Me duelen los pies? — lo jalo del pantalón.
Con gusto fueron a caballo el resto de las atracciones, Boom se lo pidió a Yoongi.
Hicieron competencias en los carros chocones.
Subieron en la Barca del pirata, Montaña rusa y los aviones.
—Vamos, quiero subirme en el Splash.
Todos montaron en la ruleta hasta que se les revolvió el estómago.
Los más grandes pudieron estar en los mecánicos de mayor escala.
Pasaron a comer algo rápido para después regresar.
Tae noto como Jungkook reía sin parar.
Se alegraba de haber salido al fin.
En tanto las niñas iban al inflable ellos se relajaron un poco de la acción, fueron a un bar cerca de donde las podían vigilar.
—Ha sido el mejor día — manifestaron cada uno llenos de adrenalina.
—Si, fue una gran idea ir Tae —; chocaron la 5 con Hoseok.
—La verdad me lo estoy pasando muy bien,— copió el músico.
—Me alegra mucho verte sonreír.
—Gracias chicos.
—De que, todo fue por las niñas — señalo Jin a las pequeñas que saltaban sin parar.
La meseta llegó con los pedidos de aguas y gaseosas que solicitaron, ellos sonreían.
—Aquí está sus jugos, de verdad son unos padres increíbles, los felicito —; señalo a las coletas que volaban en el aire de color oscuro mezclado a cobrizo.
Parecían serlo.
—Bueno, parece que ya tenemos hijos —. Soltó Suga riendo.
—Cualquiera lo creería — destapó su gaseosa Tae.
—Salud por eso padres responsables — Jungkook alzó su botella de agua.
—¡Salud!










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